NIGHTFALL (EN PAUSA)

¿Relación Superficial?

Han pasado ya un par de semanas más. Es la noche de un martes lluvioso, reconfortante y me indica todas las oportunidades de razonar y pensar mientras observo desde mi balcón a la lluvia caer con todas las fuerzas acompañada por la bellísima Luna llena.

Hasta el día de hoy, no me había dado cuenta de lo muy enamorada que estoy de estas gotas de agua y la manchita redonda y blanca que reposa en el cielo. Al sentirme tan conmovida por esta imagen frente a mis ojos, una sola palabra se me viene a la cabeza en un instante: Lobos.

He estado tan ocupada con mi relación, el chico que la intenta destruir, mis estudios y la presión por enorgullecer a los padres que casi nunca veo, que se me han olvidado por completo los verdaderos problemas, las verdaderas complicaciones y las verdaderas cosas por las que debería sentir cierta preocupación.

¿Cuántas veces me he preguntado cómo me siento al respecto? Vaya, es que mi vida ha dejado de ser normal hace menos de un mes y yo me lo tomo como si fuera algo que pasa todos los días, a cualquier persona.

Mientras más lo pienso, más estúpido me parece. ¿Ridículo, no? Dios, ¿Cómo explicas que tu novio es un hombre lobo o que existen los hombres lobo si quiera? ¿Cómo explicas que aunque lo sepas, no podría importarte menos? Supongo que yo lo hago porque aún no lo he aceptado. ¿Hombres lobo? No, ni hablar. Yo creo que me estoy volviendo tan loca que mi cabeza tan sólo lo ha inventado, sin embargo, aparece el chico que invade mi mente la mayor parte del tiempo y me demuestra lo equivocada que estoy, el miedo y las ganas de arriesgarme que siento cada vez que escucho un rugido o un aullido por su parte, con suerte en un par de ocasiones me ha permitido presenciar la transformación, y ¿saben que es lo peor? Que ni siquiera es mi novio el que lo hace, es un maldito mujeriego que en mi opinión, no se merece tal don de ser una criatura tan magnifica e interesante.

No entiendo como a Nathan no le cuesta nada controlar sus instintos de licántropo y a Scott le cuesta una barbaridad. Bueno, sus personalidades son totalmente diferentes así que mejor no juzgo, aunque ya he empezado a hacerlo...

Volviendo a lo de antes, tendré que empezarme a acostumbrar a esta nueva vida en la que Nathan me avisa que debe asistir a sus reuniones ocasionales con la manada a las ocho de la noche y yo tengo que obligarme a no hacer preguntas sobre aquello, él dice que ese tipo de cosas deben ser confidenciales y que por mucho que me quiera no me lo puede contar. Tendré que acostumbrarme a esa extraña sensación que siento al estar cerca de Scott, Liam o mi propio novio. Tendré que acostumbrarme, probablemente, después de saber acerca de la existencia de esos seres extravagantes, a que mi vida no volverá a ser tan normal y aburrida como antes, y sobretodo, tengo que prepararme para el tipo de problemas, confesiones, revelaciones y secretos que se me pueden presentar en un futuro.

Un largo rato después, horas tal vez, la lluvia cesa y lucho contra mí misma para devolverme al interior de mi habitación.

-Parece que te gusta observar mucho la lluvia, ¿no es así?- Una voz me sobresalta en cuánto deslizo la puerta corrediza del balcón.

No sé por qué, pero una parte de mí deseaba que esa voz no fuera de él si no del chico que me mira fríamente y con un susurro hace que se me erice la piel del peor sentido posible.

-Eso lo has sabido desde siempre.- Le sonrío a mi perfecto novio y le doy un beso en la mejilla.

-¿Qué ha pasado? ¿Te sientes bien?- Me pregunta cuando esquivo sus labios para besar su mejilla.

-No, nada.- Miento pero él no se percata. -¿Qué tal tu reunión con los demás... lobos?

La curiosidad por saber las identidades de cada uno del miembro de su manada me vuelve loca, Nathan dice que eso también es confidencial así que no me lo dice tampoco. Sólo se de un tal Alex; aparte de los otros tres que conozco, obviamente, al cual odié de inmediato al enterarme que él había sido el que hirió al mejor amigo de Scott.