18- No tan simulacro

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Cuando el timbre sostenido sonó, todos de dirigieron al patio con rapidez. Cuatro hombres se alzaban el medio de él, tenían las puertas atoradas y las armas como premio en sus manos.
-Los tres primeros años, siganme.-dijo uno y Ryan vio como los más chicos, alentados por los maestro, obedecieron.
-Los otros tres conmigo.-dijo otro y el joven avanzó.
-No, no, no.-dijo otro.-Los maestros y nosotros tenemos una charla pendiente.
Ryan avanzaba tranquilo. Con la cantidad que eran, era casi imposible que les hicieran algo y, ya a su edad, no se iba a preocupar por cualquier cosa.
Una mano lo tomó y no tardó en reconocer el temblor y miedo de Chloe. Se volteó hacia ella y la juntó más a su lado, encaminándose al fondo de la biblioteca.
Un disparo resonó por todo el lugar y, aquellos que estaban colgados de la ventana, comenzaron a gritar cosas como "¡Lo mataron!","Van a matarnos a todos","Tenemos que salir".
El joven sentó a la chica en sus piernas y tres personas se le sumaron con rapidez.
-¿Vienen?-preguntó Nelly.
-Vamos al techo.-dijo Margarett, aferrada al brazo de su hermano.-Nelly sabe llegar a sala de maestros.
-Ryan...-susurró Chloe luego de que el chico asintiera en dirección a los demás.-No sé si sea buena idea.
El chico volteó y la besó, acariciando su rostro con suavidad y dejando en claro que no dejaría que nada le pasara.
La puerta se abrió y todos se agacharon, menos Chloe, que no logró reaccionar a . El hombre la tomó con rapidez y Ryan intentó aferrarla, pero no fue suficientemente rápido y ella se perdió tras la puerta al instante. Un arma le apretó la sien y Nelly lo hizo retroceder. Ya no había quien salvara a Chloe. Estaba en malas manos.
-¿Va a matarme?-preguntó en un susurro. Él hombre la miró de reojo.-¿Puedo despedirme de mi papá?
-No.
-¿Puede despedirse usted de él?-preguntó bajito.-Él no merece que vuelvan a abandonarlo.
-Puedo despedirme de él por vos.-dijo él, sabiendo que jamás lo haría.
-Pídale perdón por no poder ser lo normal que él necesitaba, por pensar cosas feas, por escapar de casa, por no ser la hija que él merecía.
El hombre se detuvo y la metió en uno de los salones, donde la luz estaba apagada. La miró unos largos instantes y suspiró.
-¿Cómo te llamas?
- Chloe.-dijo ella, retorciendo sus manos y respirando forzadamente.
-Chloe, no voy a matarte. Voy a llevarte al techo ahora, ¿está bien? No vas a necesitar despedirte de tu papá. No vamos a matar a nadie.-ella no respondió y ambos empezaron a avanzar. Al llegar frente de la puerta que daba al techo, él volteó y la miró. La chica lloraba en silencio.-¿Qué pasa, Chloe?
-Estoy pensando cosas feas.-musitó ella. Él hombre interpretó su mirada hacia el borde como una explicación más que suficiente.
-Voy a quedarme con vos. Nada malo va a pasar.-dijo él y abrió la puerta. Se topó con cuatro jóvenes y casi pone el grito en el cielo, pero no lo hizo. Uno de ellos corrió hacia la chica y la alzó, hundiendo los dedos en su pelo, llorando mientras le decía que la quería.-Chloe, quédense acá. No vas a despedirte de tu papá, lo prometo.-ella asintió, sin despegarse del joven.-No hagan ruido y nadie va a subir.
-¿Estás bien? Chloe, ¿estás bien?-preguntó el de los cabellos castaños y sueltos.
Ella asintió y lo abrazó con más fuerza, intentando que sus manos dejaran de temblar de tal manera.
-Vengan acá.-dijo Freddie.-Ya nos vieron desde abajo. Dijeron que nos acerquemos para que nos bajen.
-No puedo.-susurró Chloe con pánico.-Estoy pensando cosas feas. Estoy pensando cosas muy feas
- No voy a dejar que nada te pase.-dijo él y secó las lágrimas de ambos.- ¿Confías en mí?-ella asintió.-Entonces mantené los ojos cerrados. No voy a dejar que nada te pase.- la besó y volvió a presionarla contra su pecho. Pensó que la había perdido.
El primer alumno en seguir las instucciones y saltar para caer en el lugar indicado, fue Nelly Horan. A ella la siguió Margarett y, automáticamente, Freddie.
-Chloe, ¿todavía confías en mí?-preguntó y ella asintió, ocultandose aún más en su pecho. Entonces Ryan saltó, ajustando sus brazos en torno a ella.
Chloe no gritó, no emitió ni un sólo sonido, no abrió sus ojos, no se apartó de él. Ryan besó su cabeza una y otra vez mientras lo tomaban a ambos para ayudarlos a incorporarse. El chico la apartó suavemente y acarició su rostro. Las facciones tensas, los ojos cerrados con fuerza, la respiración acelerada.
-Chloe, mirame. Ya estamos afuera, bebé. Ya salimos. Ya estamos bien.- pero ella no respondió ni se movió.-Por favor.
-¿Dónde está mi hija?-resonó la voz de Harry, quien la había visto caer desde el auto.
El pulso le latía tras la orejas, el corazón galopaba en su pecho, los ojos le lloraban como anticipación del suceso. Había visto a su hija caer de ese cuarto piso.

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