Next Generation

27- Silencio absoluto

Cuando ya casi todos se habían ido, Ryan y Chloe subieron al cuarto de la chica. La puerta se cerró y ella encendió la música que tanto le gustaba a ambos.
- Gracias por todo.-dijo él abrazándola por la espalda.-Fue hermoso. Hacía mucho que no tenía una fiesta de cumpleaños.
- Lo sé.- dijo ella poniendo sus manos sobre las de él.- Quería que tuvieras una.-volteó y lo besó suavemente.-Tengo tu regalo.
-Amor, ya con la fiesta estaba bien.-dijo él.-Fue mucho más de lo que jamás había recibido.
-Sé que vas a agradecer mucho más este.-dijo ella cubriendo sus ojos y haciéndolo avanzar.- Lo estuve buscando mucho hasta poder completarlo. Valió la pena.
Destapó sus ojos y él la miró sin saber siquiera qué decir. Miró la colección de vinilos y luego a ella. Otra vez se volvió hacia la colección y rió.
-Es increíble.-dijo y comenzó a verlos.-Están todos. Chloe, por el amor de Dios, esto es increíble.
-Sabía que iba a gustarte.-rió ella y dejó que él la alzara y la besara emocionado.-Estás feliz.
-¿Cómo no voy a estarlo si el amor de mi vida no sólo me preparó una increíble fiesta, sino que también consiguió la colección de vinilos que siempre quise? Y encima me dejas besarte y dejas las cicatrices al descubierto y... Chloe, te amo.
-Yo también te amo.-murmuró ella sobre sus labios.
-Encima me amas.-soltó una carcajada.-Me haces el chico más feliz del mundo.
Se dejó caer en la cama con la chica en brazos y ella lo tomó con más fuerza que nunca. Ryan cerró sus brazos en torno a su cuerpo y se colocó sobre ella con suavidad sin apartarse de sus labios.
-No puedo.-jadeó ella con la respiración agitada y bajó la mirada.-Perdón, yo...
-Tranquila.-dijo él y besó su frente y mejillas.-Tranquila, Chloe. Mi amor, está bien. Calmate, nada va a pasar.
-Perdón.-repitió ella hundiéndose en su pecho.-Quería que pasara, pero...
-Va a pasar cuando estés lista.-dijo él tomándola con fuerza.- No te preocupes. Todo está bien.
Ella permanecía en silencio absoluto mientras intentaba calmarse en su pecho. Ryan la miró aguardando pero ella no decía nada.
-Mirame. Nada malo pasó. Linda, hablame. No te quedes en silencio. No te lastimes así otra vez.
Ella señaló la puerta en silencio con lágrimas en los ojos. El chico se levantó y abrió para luego llamar a Harry. Se volvió hacia ella y la besó.
-Perdón.-musitó con un hilo de voz y él volvió a abrazarla con fuerza.
- Voy a volver mañana.-dijo cuando Harry apareció.- Voy a pasarme la noche entera escuchándolos. Voy a elegir los mejores y vamos a escucharlos juntos. Te amo.
Ella le acarició la mejilla a modo de respuesta y dejó que se fuera. Harry se acostó a su lado, agotado, y la rodeó con ambos brazos. Besó su cabeza y la cubrió con las sábanas.
-No pude hacerlo.-lloró contra su pecho.
-¿Qué cosa, mi amor?-preguntó confundido mientras le apartaba el cabello del rostro.
-Nos amamos y... Quería hacerlo con él pero no pude.
-¿De qué hablas?-preguntó casi furioso.-Chloe.
-Papi, no puedo hacer nada bien.-lloró llevando las rodillas a su pecho.
-Bebita, no digas eso. Mi amor...-su tono se suavizó a la vez que acariciaba su espalda y la alzaba.-Primero vamos a mi cuarto. Sé que te gusta mucho entrar en mi cama con los pies fríos. Sé que amas estar ahí. -entraron y él siguió besando su cabeza.-Mi nena. No tenes que llorar. A veces estamos listos y a veces no. Yo sé que Ryan te dijo algo así. Estoy seguro de eso.-la metió en la cama y ella tiró de su mano. Se apresuró a meterse también.-A ver, decime por qué no pudiste. Decime, bebita mía.- ella negó tomándolo con más fuerza.-¿No queres decirlo?- ella negó nuevamente.-Entonces, ¿queres que te mine hasta que te duermas mientes te canto?- ella asintió.-Pero para eso primero tenemos que sacarte ese vestido. Vos quédate acá que busco tu ropa.
-No te vayas.-pidió en un susurro casi inaudible.
-Tenes que cambiarte.-dijo él.
Ella le quitó la remera y se la puso, dejando que él le saque el vestido. Harry la miraba en silencio, intentando adivinar qué clase de cosas estaba maquinando en su cabecita. La sentó en sus piernas y recogió su cabello en un rodete antes de abrazarla. Ella le acarició las manos y se dispuso a dormir allí mismo.
No había palabras. No había nada más que una pequeña dormida en brazos de su padre, quien estaba aterrado por no poder volver a recuperar a su niñita.
Ella había guardado silencio y los últimos meses se habían retrocedido a pasos agigantados. Era hora de empezar de cero, pero poniendo correctamente cada pieza.