Capitulo 16

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El silencio remontaba la noche, todos los presentes seguían al lado del cuerpo del antiguo Conde.

-no puedo creer que te hayas ido-comenta Integra derramando una lagrima.

Todos los demás solo estaban en silencio, Serás seguía sin creer que había muerto, No! Su maestro era inmortal! Era el rey de los no vivos!

De golpe unos tacones resonaron entre el sepulcral silencio.

-Yokkyū-susurro William quien estaba aún muy mal herido.

-no lloren por el-comentó sería

-como te atreves maldita súcubo-gruñó Integra entre dientes.

-no lo lloren por qué no está muerto-susurro la súcubo acercándose al cuerpo de Alucard

-a que te refieres-susurro William

Yokkyū se arrodilló junto a Alucard y le desgarro la ropa en el pecho.

-la marca del Dragón-susurro William-como..?

-al tener sexo con Akuma tomó de su sangre, se coronó como el rey del infierno ante tal pecadora unión, eso significa que las almas y poderes de Akuma también viven en Alucard-explicó

-osea...puede vivir?-preguntó Integra

-no solo eso, puede derrotar a Akuma, igualarla, solo debemos activar la marca-le respondió

-Akuma ahora es un demonio completo, no servirá de nada-concluyó William

-no, cuando revise a Akuma descubrí algo, Akuma está embarazada, una parte de Alucard vive en ella, debemos hacer que lo sepa, así sabrá que Alucard la ama, que nunca la traicionó-dijo esperanzada la pequeña demonio

-es imposible!-gruñó Francisco

-cierto, un ser sin vida no puede dar vida-concluyó Seras

-no, por qué ni Akuma ni Alucard son ahora muertos, al volverse portadores del dragón se vuelven demonios pero para serlo deben de tener algo humano en ellos, Akuma tiene una parte humana y Alucard igual al beber la sangre de ella-explicó William

-la profecía de los hermanos Daemon-agregó Yokkyū-debemos levantar a Alucard.

La súcubo se montó encima del pecho del vampiro e inició un extraño canto en latín, la marca del dragón en el pecho de Alucard empezó a encenderse.

- vivit daemonium habes!-gritó al final del cántico

Se apartó y el cuerpo de Alucard empezó a convulsionar, de golpe una luz lo rodeó dejando a todos ciegos.

Una sombra salió volando de la cegadora luz, la tierra tembló ante la pisada del nuevo rey del inframundo

Y allí estaba, trajeado de negro con sus oscuras llamas rodeando sus brazos, las brillantes alas de cuervo negro que se imponían en su espalda y la poderosa corona de espinas en su cabeza.

-"el pájaro de Hermes es mi nombre, me comí mis alas para domesticarme"-susurro mientas el polvo se terminaba de disipar.

-MAESTRO!-chillo seras

-sigues igual de ruidosa chica policía-espetó con su envidiosa voz de siempre.

-Alucard..-susurro Integra

-como te sientes?-preguntó la súcubo

-poderoso, muy poderoso-dijo viendo sus manos.

El emperador y la emperatrizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora