Of Alphas and Mates

Capítulo 8

Los malos humos entre Derek y Stiles duraron unos cuantos días.

Días en los que Derek revisó cada lugar por el que había pasado Helena, para asegurarse de que efectivamente había dejado el pueblo. Lo hizo concienzudamente y con el apoyo de Isaac, Erica, Boyd y Jackson (prefería no involucrar a Scott por eso de los intereses cruzados), porque por una vez decidió usar la cabeza. Y como había una mínima posibilidad de que Stiles tuviera razón y en el fondo estuviera siendo un paranoico (aunque jamás lo reconocería en voz alta), no quiso que su rabia y posibles celos le distrajeran a la hora de rastrear al Alfa.

Porque paranoico o no, no se sentiría tranquilo hasta no haberse asegurado de que Helena Lickson estaba a miles de kilómetros de distancia de Stiles... Y puede que eso precisamente indicara que estaba siendo paranoico, pero le daba igual. Porque tenía todo el derecho del mundo a estar paranoico y cabreado con todo el mundo, y con ganas de arrancarle los ojos a esa Alfa. Porque esa estúpida y odiosa Alfa se había atrevido a tocar y marcar lo único que era importante para él. Lo único que era realmente suyo.

Hasta ahora.

Habían pasado dos días desde que tuvo aquella primera y última conversación con Helena. Desde que le dio el ultimátum que, todo parecía indicar, había seguido a raja tabla.

Porque tras días removiendo piedra sobre piedra, no había rastro de Helena.

Isaac le confirmó que ya tenían un nuevo sustituto para la asignatura de Historia, y que el director del instituto estaba muy molesto con Helena porque, al parecer, se había marchado sin dar ninguna explicación, alegando tan sólo "motivos personales".

Y no había duda de que aquello era bueno. Porque con Helena lejos de Beacon Hill, todo volvería a la normalidad. Podría centrarse de nuevo en su manada, y empezar a llevar a cabo su lista de planes para el futuro.

Aquella era una lista que Derek se planteó por primera vez cuando tuvo claro que su relación con Stiles era algo serio.

Para ser sinceros, tuvo claro que aquello era algo serio desde la primera vez que le besó, porque de lo contrario jamás lo habría hecho... Con su breve pero catastrófico historial de relaciones, y por mucho que la gente no lo creyera dado su aspecto físico; Derek no era de los de pasar el rato con cualquiera y luego olvidarse. Por el contrario, creía fervientemente en las relaciones largas, e incluso en las relaciones para toda la vida. Más que nada porque era lo que había vivido con sus padres, y él también quería esa clase de vida.

Así que cuando besó a Stiles, después de flirtear horriblemente mal durante meses (no es que tuviera mucha experiencia, y no es que Stiles se lo pusiera fácil, la verdad) Derek supo que era él o nadie.

Aun así, desde aquel primer beso, Derek decidió darse un tiempo antes de planificar las cosas. Porque una cosa era que él lo tuviera claro, y otra muy distinta que Stiles pensara lo mismo. Y no es que creyera que Stiles era esa clase de adolescente cachondo y constantemente excitado al que sólo le interesaba enrollarse con cualquiera. Pero, visto su evidente falta de vista en cuanto a la compresión de sus parejas se refería, no estaba de más ser precavido.

Y así fue cómo, un par de semanas después de aceptar los dos que aquello era algo importante; Derek empezó a escribir una lista de tareas que debía hacer para que, ahora que estaba con alguien, su vida fuera un poquito más normal.

Comprarse un nuevo apartamento fue lo primero que hizo, más que nada para que el resto del mundo dejara de decir que un vagón de tren no era precisamente un hogar.

Una vez terminó con la mudanza, añadió a su lista un par de planes más para el futuro, como era terminar la Universidad e, incluso, tener un trabajo. Y sabía que realmente no le hacía falta ninguna de esas dos cosas. Que con la cantidad de dinero que tenía del fondo de los Hale y lo que el Estado le daba por el seguro de vida de toda su familia, podría vivir tranquilamente sin preocuparse por el dinero. Y más cuando no era lo que se dijera un derrochador... Tan sólo con su preciado Camaro, que intentaba mantener en perfecto estado pese a las constantes burlas de Stiles.