Capítulo 5

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Stiles empezaba a preocuparse.

De acuerdo que sabía que no iba a aprender todos los trucos de hombre lobo en un par de horas, ni siquiera en un par de días... Pero ya había pasado una semana desde que le mordieron y, quitando que ahora tenía mejor percepción espacial que antes, y que podía oír el sonido de una moneda cayendo desde 20 metros de distancia si quería, no había nada más.

Lo que al final le dejaba sólo con la habilidad del super oído como nueva mejora dentro del Stiles 2.0 en el que se había convertido... Más que nada porque tener percepción espacial se suponía que era algo que tenía todo el mundo de forma natural. Y el que no fuera su caso antes, simplemente porque estaba mal hecho, no servía de nada cuando lo que quería era hacer todas las cosas que se suponía los humanos normales no hacían.

Cosas como que le salieran las garras o colmillos, o que sus ojos brillaran con el característico tono ámbar de los Betas.

Pero no. No había nada de eso.

Y a grandes rasgos, para el resto del mundo Stiles Stilinski seguía siendo un típico humano. Cierto que, pensándolo bien, realmente era bueno que siguieran creyendo aquello... Por eso de que se suponía que los hombres lobo eran un secreto y nadie más podía saberlo.

Pero Stiles mentiría si no dijera que empezaba a sentirse frustrado.

No. Más que frustrado, Stiles se sentía como un lobo de segunda categoría.

Pero en el fondo era normal que se sintiera así. En serio... Scott no había necesitado ni 48 horas para pasar de descubrir que existían los hombres lobos y que él era uno de ellos, a ponerse a corretear por el bosque sin camiseta y teniendo su primer enfrentamiento con los cazadores... Bueno, eso tampoco lo quería él.

Pero qué decir de Isaac y Erica. Fue morderles Derek, y pasaron de ser un punto invisible en los pasillos del instituto, a convertirse en la fantasía viviente del resto de alumnos y profesores (no eran nada discretos en ese sentido), con ese cambio repentino de vestuario que sólo lograba resaltar más unos cuerpos definitivamente mejores que los de antes, mucho más firmes y llenos en los lugares exactos.

Aunque, en ese sentido, Stiles no podía quejarse tampoco.

Y no es que fuera un hedonista egocéntrico, mirándose delante del espejo y sacando músculo como Jackson, o incluso grabándose por la noche "para grabar la historia" (sí, seguro); pero debía reconocer que su cuerpo sí que había mejorado. No en plan de cero a cien como había imaginado que ocurriría porque, quién lo habría dicho, ¡resultaba que ya tenía músculos antes! Músculos propios, cien por cien humanos, que habían ido creciendo de forma natural sin que él mismo llegara a darse cuenta, al estar tapados por capas y capas de ropa.

Así que, al parecer, los años de Stiles en el anonimato dentro del campo de las chicas o de conseguir una mísera cita para el baile, en parte habían sido culpa de su elección de vestuario, y donde las prendas holgadas y los pantalones calados eran su sello distintivo.

No obstante, ahora que sabía la verdad, y que incluso la percha había mejorado sustancialmente, Stiles decidió no seguir la estrategia de Isaac y Erica. Es decir, no pasó de vestir como un adolescente de 16 años, a hacerlo como unos actores recién salidos de una de esas películas donde no sabes encuadrar muy bien el momento en que tienen lugar... Sí, como esas películas que "en teoría" son medievales, pero donde hay cuero y corpiños y pantalones ajustados por todas partes y en un momento dado parece que estás al principio de en una peli porno... ¡Exactamente como viste Erica!

El caso es que Stiles no quería hacer aquello. Primero porque dudaba mucho que se sintiera cómodo llevando ropa de cuero con el calor que daba. Y segundo porque, si de algo estaba orgulloso, era de tener respeto propio y de no necesitar aparentar ser otra persona para contentar a los demás. Así que si se sentía a gusto y cómodo y realmente le gustaba llevar camisetas amplias sacadas de "The Big Bang Theory" junto a chaquetas y playeras corrientes, pues como que no iba a dejar de hacerlo ahora.

Of Alphas and MatesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora