Capítulo 13

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Derek permaneció unos cuantos minutos dentro del Camaro, observando la puerta de la residencia Argent.

No quería hacer aquello.

Bastante había sido ir a pedir ayuda a Deaton. Alguien que seguía sin caerle bien pese a que se suponía que había ayudado a su familia durante años.

Pero tener que hacerlo ahora con Chris Argent era demasiado.

Y sí. Sabía que de todos los Argent, incluida Allison en ocasiones, él era el único que no se comportaba como una máquina de matar cuando oía la palabra hombre lobo. Que a diferencia de ellos, Chris realmente sólo quería ayudar, cazando a los de su especie que eran peligroso... Sólo a los que eran peligrosos, y siempre sin recrearse en causar daño por el simple placer de verles sufrir.

No. Chris no era como su padre, quien dio una paliza a Stiles sólo para que sirviera de mensaje a Scott. Ni era como su mujer, quien estuvo horas contemplando como el novio de su hija moría lenta y agónicamente, para luego decidir suicidarse y dejar a su familia sola, simplemente porque no soportaba ser uno de ellos.

Y por supuesto, Chris no era como Kate. Quien sonrió, flirteó y le dijo que le quería. Que era especial y que querría estar siempre con él... Para luego quemar a sus padres, a sus hermanos pequeños, bebés incluso, y al final darle las gracias por haberle ayudado, dejándole claro que sin él jamás habría podido hacerlo.

No. Definitivamente Chris no era como ella.

Pero no dejaba de ser su hermano mayor. Tenía el mismo color de ojos y a veces sonreían exactamente del mismo modo. Derek sabía que era absurdo culparle por algo así, cierto... Pero ello no hacía que resultara más fácil hablar con él sabiendo lo que su hermana hizo.

Y menos si iba a tener que hablar con él en la residencia Argent. Donde se respiraba ese aroma único de la familia, el mismo que llegó a adorar de Kate, y que ahora sólo conseguía que se le revolviera el estómago.

Derek apretó la rueda del volante con fuerza, logrando que los nudillos se tornaran blancos. No quería estar allí. No quería hablar con él.

Pero tenía que hacerlo.

Porque si estaba allí no era por él sino por Stiles.

A quien había prometido proteger, querer y hacer lo que fuera por él.

Así que no tenía más remedio que sacar un buen par y cumplir su palabra.

Derek inspiró profundamente y salió del coche sin dudar. Nada más llegar a la puerta, llamó al timbre antes de que le diera tiempo a arrepentirse.

A diferencia de Deaton, Chris no le estaba esperando. Estaba en el salón, viendo el partido de béisbol si el oído de Derek no le fallaba, y soltando un gruñido cuando el timbre sonó, justo en el momento en que los Dodges bateaban.

Mientras oía los pasos de Chris acercándose a la puerta, el Alfa sonrió melancólicamente. Podía imaginarse perfectamente a si mismo en aquella situación, disfrutando de una tarde tranquila frente al televisor y animando a su equipo.

Sabía que, si las cosas no hubieran sido como acabaron siendo, podría ser él quien estuviera allí, viviendo una vida tranquila y sin tener las manos llenas de sangre... Que incluso podría hacerlo con otro fan de los Dodges (no es que hubiera muchos, para qué mentir) porque no había duda de que Chris era un buen tipo.

Derek negó con la cabeza, obligándose a centrarse en el ahora. Era absurdo pensar en cómo podría haber sido. Pensar incluso que Chris y él podrían haber sido buenos amigos. Una especie de hermano mayor que a veces tanto echaba en falta, cuando no tenía ni idea de cómo solucionar las cosas y tenía la sensación de que sólo lograba estropearlo todo un poco más.

Of Alphas and MatesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora