Capítulo 30

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Stiles dejó la residencia Stilinski con la garganta reseca y dolorida de tanto hablar. Algo que no creía que fuera posible, porque se suponía que a estas alturas de su vida su garganta ya tenía que estar más que acostumbrada a estar trabajando todo el tiempo. Pero, según parecía, tenía unos límites.

Y lo cierto es que la conversación con su padre había sido una de las más largas e intensas de toda su vida. Porque, pese a que se había tomado las novedades de manera sorprendentemente bien (Stiles apostaba a que parte era debido a que hacía 5 horas que su padre creía que no volvería a verle con vida, y al lado de eso cualquier noticia era buena), también se había quedado con ganas de saber más... De saber mucho más.

Saber por ejemplo lo que podía hacer con sus nuevas habilidades (le pidió incluso que hiciera alguna demostración), o todo lo que había tenido que ocultar desde que su mejor amigo fue mordido por Peter... Y ahí fue cuando Stiles no tuvo más remedio que repasar, casi día a día, todo lo que realmente ocurrió cuando le decía que estaba en casa de Scott, simplemente pasando la noche.

Así que sí. Se podría decir que fue una larga e intensa charla, con momentos trágicos al recordar las veces que Stiles deseó decirle la verdad pero no poder hacerlo; pasando por otros más tensos, cada vez que su padre le recordaba lo idiota que había sido, y que iba a pensar seriamente en el castigo que le impondría. Porque iba a recibir un castigo, de eso estaba seguro.

Finalmente, fue el propio cansancio el que dio fin a la conversación. Cuando John Stilinski ya había dado unos cuantos bostezos nada discretos, Stiles le convenció para que se fuera a la cama a descansar un poco, prometiéndole que él también iba a dormir.

Y realmente ese había sido su plan: Encerrarse en su cuarto y dormir durante horas, incluso días, una vez hubiera llamado a Scott para asegurarse de que Derek seguía bien.

Pero cuando la respuesta de Scott no se limitó a un "tranquilo, tío, Derek sigue durmiendo", sino que en vez de ello fue "tranquilo, tío, Derek se despertó hace un rato y se fue a su loft", Stiles no tuvo más remedio que cambiar de planes.

Por supuesto, después de llamar a su amigo de todo, porque en teoría Scott le había prometido que le llamaría en cuanto Derek hubiera despertado.

Y así fue como Stiles se encontró dejando una nota a su padre en el frigorífico, diciéndole que iba a visitar a Derek, y subiendo a su jeep. En un principio estuvo tentado de no decírselo, porque sabía que no le haría gracia saber que su hijo estaba con el "enemigo público número uno". Pero al final optó por hacerlo, recordándose eso de que las mentiras se habían acabado, y escribiendo al final de la nota un "sólo quiero asegurarme de que está bien, luego te llamo", que esperaba enfriara un poco la tensión.

De camino al loft, pese a que el viaje no era excesivamente largo, Stiles empezó a pensar.

No podía evitarlo. Siempre había sido su mayor cualidad y su peor defecto: Siempre estaba pensando. Sobre todo cuando estaba sólo e iba de camino a ver a Derek. El hombre al que torturó durante horas, haciéndole creer que ya no le consideraba su Alfa.

Stiles revivió una vez más lo que había ocurrido la última vez que estuvo con Derek aún consciente. Cuando por fin, viendo que sus amigos habían llegado, y que la manada de Helena había sido apresada, podría rebelarse.

Rebelarse era algo que, realmente, podía haber hecho desde el momento en que se puso la camiseta de Derek. Y lo más gracioso es que nunca pensó que pudiera resultar tan efectivo. Porque, si fue a buscarla a su habitación aquel día, después de haber dejado inconsciente a Derek en su loft tras haberle atacado con el acónito; realmente lo hizo con la intención de tener un recuerdo de él.

Of Alphas and MatesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora