Sechs.

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–Oh –, exclamó sorprendido mientras entraba a la habitación -, ya despertaste -

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–Oh –, exclamó sorprendido mientras entraba a la habitación -, ya despertaste -. Hank dejó la puerta entre abierta detrás de él y se acercó al sillón donde Blue estaba, sosteniendo un vaso de vidrio transparente que había llenado de agua. –Te traje agua y... -sacó de uno de sus bolsillos delanteros una barra de chocolate- esto, para que recuperes fuerzas.

–Gracias, profesor –. La chica estaba consciente de que Hank le había dicho varias veces que lo tuteara, pero Blue no lo creía posible. Hank, en lugar de comentar algo acerca de la alumna llamándolo "profesor" se quedó callado viendo como ella tomaba el vaso de agua y terminaba con la mitad de su contenido en unos cuantos segundos.

–Tenías sed –. Añadió la pelirroja de manera burlona; se había sentado en el borde de la cama. Jean miró la puerta como si supiera que algo se avecinaba y no estaba equivocada, la puerta se abrió unos centímetros más dejando ver al chico que usaba lentes de sol que había conocido horas atrás –. Hola, Scott –. Saludó amablemente, a lo que el chico asintió con la cabeza; miró al interior de la habitación y notó que la chica no estaba sola.

–Jean, ¿puedes salir? –La mencionada asintió y se levantó alisando sus pantalones antes de caminar hacia la puerta, giró hacia sus amigos antes de salir.

–Si se van, cierren la puerta –. Tras salir, Blue y Hank se quedaron sumidos en un incómodo silencio que solo era interrumpido por el ruido de la envoltura del chocolate mientras Blue lo comía en silencio.

"Incómodo", pensó Blue, la palabra que describa todo lo que le sucedía últimamente. Ambos jóvenes permanecieron en silencio por lo que pareció ser una eternidad; Hank estaba de pie con las manos cruzadas sobre su pecho balanceándose impaciente de un lado a otro. De un momento a otro, Hank carraspeó aclarándose la garganta, los ojos de la muchacha viajaron hacia el chico mirándolo atenta.

–Te pido me perdones por mi... comentario irrelevante de hace rato –. Dijo finalmente con un deje de nerviosismo en sus palabras y su voz. Sus manos seguían refugiadas en las bolsas de su pantalón y su mirada iba dirigida hacia el suelo.

–Está bien –, respondió mirándolo, sabía que si respondía algo cortante o insensible empeoraría todo el ambiente de que por sí ya estaba tenso– a todos se nos salen cosas de vez en cuando –. Hank asintió formando una pequeña sonrisa en sus labios que hizo que Blue bajara un poco la guardia; lo miró de arriba abajo notando sus zapatos, pantalones beige y camisa a cuadros; la típica vestimenta de un profesor. Era la tercera vez en el día que se encontraba con Hank y hasta entonces no había notado que era lindo, un tipo de belleza extraña que se combinaba perfectamente con el aspecto de rata de laboratorio que Hank despedía con sus lentes de marco negro.

–Y bien, ¿qué tal tu primer día? – Blue no escuchó, se quedó perdida en su análisis hacia el profesor. No se dio cuenta de lo que Hank había preguntado hasta que lo notó observándola esperando una respuesta.

–Lo siento, ¿qué? – Hank se rió.

–¿Cómo va tu primer día?

–Considerando que una bola de fuego casi me mata... bastante normal –. Blue curvó sus labios formando una de sus típicas sonrisas obligadas; Hank, sin notar esto, sonrió divertido, sacando una mano de su bolsillo levantó su mano y miró su reloj rápidamente.

–Aún es temprano, ¿quieres ir a conocer la mansión? – Y como Blue no tenía nada mejor que hacer, aceptó.

Blue Beast || Hank MccoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora