Maratón 2/3 ¿Dónde estás?

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Narra Natasha.

No puedo soportar más la angustia. Así que me levanto de la cama donde no dormí en toda la noche, y hago una maleta.

Si Steve me dejó, necesito estar fuera de aquí unos días. No puedo verlo. Me iré y volveré cuando esté lista para enfrentarme a la realidad de vivir sin él.

Busco a Clint, y le pregunto si puedo pasar unos días en su casa con Laura y los niños. Se pone feliz, me dice que por supuesto, que Laura y los niños estarán felices de verme, y me echo a llorar como una estúpida enfrente de mi mejor amigo sobreprotector. Mr abraza fuerte, y me pregunta qué me sucede.

Ni siquiera él sabe todo lo de Invierno. Sabe de mi instructor, que me enamoré, y todo eso, y que yo lo llamaba Invierno, pero nadamás. Y ahora por fin le aclaro que es Bucky, el mejor amigo de la juventud, de Steve.

Que se lo acabo de confesar a Steve, y me dejó. Y que necesito aclarar mi mente, alejarme de todo, y mucha terapia de cariño con Laura y sus hijos.

Me da el acceso al Quinjet, las coordenadas, aunque ya las sé de memoria, y se despide de mí con un beso. Me dice que no me preocupe mucho, que Steve no puede vivir sin mí. Que está seguro que no me ha dejado, sólo está buscando la manera de procesar sus sentimientos.

Le doy una sonrisa triste, y me voy, no sin antes rogarle que no le diga a nadie dónde estoy. Mucho menos a Steve.

Llego, y Laura me recibe como siempre. Es tan buena anfitriona y sobre todo, amiga. Estoy tan agradecida de contar con ella. Y entonces, sucede por fin. Le abro mi corazón a Laura y le cuento todo, desde Siberia hasta Steve. Le digo cuanto me duele, pues yo jamás pensé llegar a amar a alguien como amo a Steve. Le confieso que no sé cómo voy a seguir viviendo.

Ella es linda, amable, me conforta, me deja llorar en su regazo mientras le vuelco mi corazón.

Y así es como logro dormir un poco. Al día siguiente, me despierto con muchísima hambre, y bajo temprano a desayunar. Me siento extraña, pero se lo atribuyo al estado emocional que estoy pasando.

Bajan mis hermosos niños, y Nataniel me da los brazos, y lo cargo y se ríe, juego con él, como siempre, hasta que de pronto, ya no quiere estar entre mis brazos. Se empuja con sus bracitos y empieza a llorar, buscando a Laura.

No lo entiendo. Ese niño y yo siempre jugamos y él siempre me ha querido mucho. Termino el desayuno y en cuanto doy el primer trago al café, tengo que correr al baño a devolver todo el desayuno.

Laura y los niños me miran estupefactos. Ellos saben bien que no puedo enfermar. Mi cuerpo tiene una modificación que no me permite contraer enfermedades. ¿Qué rayos me sucede?

Laura me dice: "Nat, vamos al hospital. Tú no te enfermas nunca. Tenemos que ver que es lo que pasa contigo. Sólo déjame llevar a los niños a la escuela, y vamos al doctor, ¿ok?"

"Está bien Laura, tienes razón. Yo no me enfermo, tú lo sabes. Algo muy extraño está pasando conmigo. Tal vez la tristeza logró hacer que me enfermara."

Y nos vamos. Dejamos a los niños en la escuela, a Nataniel en la guardería, y nos vamos al hospital. Ahí me hacen todo tipo de exámenes, para descartar cualquier cantidad de enfermedades.

Me tienen en observación. Quieren asegurarse que no tengo algún virus, bacteria o bicho raro que no haya sido descubierto aún por la ciencia, sobre todo cuando uno de los enfermeros me reconoce y le dice al doctor quién soy. Que fastidio.

Mientras tanto, en la base de los Vengadores, Steve me está buscando desesperado. Ya se dio cuenta que no estoy, pero no ha encontrado a Clint todavía para preguntarle por mí.

Está histérico. Me busca como loco, y la gente empieza a murmurar. Pietro sabe dónde estoy, pero Wanda le prohíbe hablar. Todavía no es tiempo.
"Pero Wanda, el Capitán se está volviendo loco; y yo sé dónde está Natasha. Está en la casa de Barton. Yo la oí cuando se despedía de él y le daba las gracias por dejarla quedarse con Laura y los niños. Yo la escuché."

"Pietro, se te olvida que leo mentes. Ya lo había leído en tí. Incluso desde antes de hablar con el Capitán, ya lo sabía. Sólo que es necesario que él la extrañe un poco, que se dé cuenta de lo que sería vivir sin ella, al menos por unos días. Así que, no. Todavía no se lo diremos. Y yo sé algo más, hermano. Algo que nadie más sabe... Ni siquiera Nat.

"¿Qué es hermana? ¿Puedo saberlo? ¿Me lo dirás? Por favor dime, Wanda, sabes cómo odio no saber lo que tú sabes..."

"Está bien. Te lo diré, pero también tienes que prometer que no le dirás nada a Rogers, hasta que ella se lo diga, ¿ok? Bueno... La cosa es que... Ellos ya no son dos, ahora son tres. Son una familia. Pero Nat se fue sin saber nada. Y ella tiene que descubrirlo por sí misma, y decírselo a él. Así debe ser. Yo no sé cuál fue el motivo de su distanciamiento, pero ahora más que nunca, ellos deben está juntos. Su hijo los necesita."

Y Visión estaba escuchando... Y no sólo Visión, también Sam. Pero estuvo de acuerdo con Wanda en que Steve tenía que sufrir sin Nat un par de días.

Mientras tanto, en el hospital Nat espera los resultados de los análisis que le hicieron.

Viene el doctor y por supuesto, primero le pide un autógrafo. Nat voltea los ojos y se lo firma. Después, le dice que en realidad está muy saludable. Saludable por dos, para ser exactos. Tiene una salud envidiable y ahora sólo tiene que estar tranquila y esperar a que el proceso siga su curso."

"¿Cuál proceso doctor? ¿Qué es lo que me pasa? Por favor dígame, ¿es muy grave?"

Se ríe y me dice: "No, señora Romanoff, si es de gravidez, pero no de gravedad..."

Y Laura entonces se levanta, grita y me abraza: "Natasha Romanoff, ¡Estás embarazada! Vas a tener un hijo de... Ok, no digo de quién pero, ¡Vas a tener un bebé!

Contemplo el resultado de laboratorio sin poder procesar lo que veo. Esto anula por completo mi " Ceremonia de Graduación". Al parecer, Wanda tenía razón.

Ahora si puedo estar segura de que Steve me lo ha dado todo.

Tu Amor Derribó Mis MurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora