Hace una semana que James llegó, por fin, a la Base. Estuvimos tres días en el hospital, y todo parecía tan fácil. Pero al llegar a nuestra casa y enfrentar la realidad de ser padres 24/7, sin enfermeras y ayuda de ninguna clase, empezamos a enloquecer.
Digo, antes de salir del hospital, me enseñaron a cambiar pañales, a darle pecho y a preparar un biberón si es necesario. Pero no más.
No tenía idea de cómo vestirlo, bañarlo y porqué llora todo el tiempo. Y creo que Steve sabe menos que yo, si eso es posible. Así que no han sido días fáciles. James llora todo el tiempo. Me lo pego para que coma, y se llena y duerme un par de horas, y vuelve a llorar como si no hubiera un mañana.
Steve: "Nat, ¿no estará enfermo? Digo, es que llora demasiado y me preocupa que le duela algo, o que algo esté mal con él. Voy a traer a Banner, es demasiado su llanto..."
Y sin dejarme contestar, salió en busca de Bruce. Espero que él pueda ayudarnos con este pequeño que nos trae locos. Es muy tierno, es hermoso, y me muero de amor por él, pero no sé porqué no deja de llorar.
Llega Bruce, lo toma en sus brazos y lo revisa. En realidad, se toma un largo tiempo para contemplarlo, y dice al terminar: "Amigos, su hijo está perfecto. Es el bebé más perfecto que yo haya visto jamás. Aunque bueno, tampoco he visto tantos la verdad. Pero este nene, lo que tiene es hambre. Quiere más leche, eso es todo."
Vaya, el hijo del súper soldado heredó su metabolismo. Bruce nos aconseja llamar al pediatra y pedirle opinión.
Al poco rato, después de hablar con el doctor, Steve sale y una hora después vuelve con varias latas de fórmula, biberones y un aparato extraño. Es un esterilizador de biberones.
Me dice que llegó a la tienda sin saber ni qué comprar, y una amable vendedora, después de reconocerlo, pedirle la selfie y el autógrafo, le dijo que necesitaba biberones, dosificadores de leche, y por supuesto, el esterilizador. Que es para desinfectar los biberones después de lavarlos.
Total, Steve compró la leche, los biberones y el dichoso esterilizador. Y trajo todo a casa.
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Entonces, James despertó. Le di de comer, después le di tres onzas de fórmula y se comió todo. Se acabó el llanto.
Steve es un gran papá. No tiene idea, y tomando en cuenta que tuvo su primer hijo después de los 95 años, hay que tenerle paciencia. Pero ama a James con un amor tan increíble, que cuando lo veo con él, lloro de emoción.
Bañar un bebé recién nacido es toda una experiencia. Wanda, que está fascinada con él y me ayuda muchísimo en todo lo que puede, siempre me acompaña a bañarlo. Y eso me tranquiliza, porque ella si ha bañado bebés en el pasado. Yo jamás había tenido un bebé cerca tanto tiempo, sólo los hijos de Barton y unos cuantos días. Ser la mamá es algo muy distinto.
Laura, que se había ofrecido a acompañarme, finalmente no pudo, porque Francis, su hijo mayor, tiene un fuerte resfriado y no puede dejarlo, además del contagio que podría traer.
Así que Wanda y yo nos las tuvimos que arreglar solas para atender al señorcito.
Sam, que es un gran amigo de Steve y por consiguiente mío, está tan feliz como si fuera el hermano verdadero de Steve. Ama a James como si fuera su propia sangre. Es un verdadero deleite verlo mimar a mi hijo y saber que si algún día Steve o yo llegamos a faltar, a James no le faltará amor y apoyo pues tiene a nuestros amigos para darle todo.
Hill, que es una gran amiga y que siempre se mantiene al margen, viene casi diario y se queda un buen rato, y si puede y coincide, le da el biberón a James.
Steve se levanta conmigo en la noche, y me ayuda, y ya es un experto en cambiar pañales, y siempre le habla a su hijo, le dice cuánto lo ama, lo feliz que está de ser su padre, de ser padre al fin, de haber conseguido el sueño de formar una familia con nosotros.
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Poco a poco, vamos saliendo adelante, aprendiendo juntos a ser papás. James ya no llora, sólo cuando tiene hambre, o el pañal sucio, fuera de eso, es un bebé tranquilo y dulce que cada día nos derrite con su amor.
Fury vino a conocerlo, lo cargó, decidió que era igual a mí, y se fue. Pero ha venido dos veces más, y, tomando en cuenta lo ocupado que está y que jamás visita a nadie, es un honor que venga a estar un momento con nosotros. Sé que James será como su nieto, ya lo trata así, le trae regalos y lo contempla con adoración cada vez que lo ve.
Stark, para no variar, dice que él es el tío favorito de James y que será su padrino. Le digo que ni Steve ni yo pertenecemos a la mafia italiana. Y aunque no le parece, se ríe. Le digo que el padrino es Barton, sólo para hacerlo enojar. Y se va con aires de diva. Pepper lo tranquiliza y al rato vienen los dos a vernos y Pepper se ríe de ver a Tony con el bebé.
Esa noche, mientras Wanda me ayuda a bañarlo, me confiesa que está enamorada de Visión. Ya lo sabía, y también sabía que Visión siente lo mismo por ella. Pero, ella tiene miedo de la reacción de Pietro. Le digo que ella es dueña de su vida y su destino, y que si está segura que Visión es toda su felicidad, Pietro tendrá que aceptarlo y ser feliz por ella.
Ella me agradece el consejo y me abraza. De pronto, dice que James no será hijo único por mucho tiempo. Me río y le digo que por el momento, con él tengo las manos llenas. Se ríe y me dice que ella sabe lo que está diciendo.
Cuando finalmente ponemos a James a dormir, después de bañarlo, alimentarlo y cambiar su pañal, me estoy dando una ducha y Steve me sorprende al entrar conmigo.
James cumple un mes hoy, precisamente. Steve me ayuda a bañarme, se baña él, y luego me toma y me hace el amor después de un mes. Lo hacemos en silencio, y con un poco de prisa, y nos damos cuenta de que nuestra vida de pareja nunca será lo mismo ahora que somos padres.
Pero, hay que tenerle miedo a las palabras de Wanda.
Nuestra vida pronto volverá a cambiar.
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