No pudimos evitar las excentricidades de Stark. Se comporta como una organizadora de bodas alterada de los nervios. Acordamos casarnos la siguiente semana, en el Ayuntamiento de Nueva York y con el perfil más bajo posible. Pero, con Anthony Stark de por medio, no existen los perfiles bajos. Quería opinar en todo, pero logré escoger mi vestido y mi arreglo sola, sin embargo, me regaló una tiara para usar ese día. Por más que le dije que no podía usar una tiara con el tipo de vestido que pensaba usar, se aferró a que tenía que usar la tiara y que si el vestido no iba con ella, cambiara el vestido. Al final, se salió con la suya y terminé usando un vestido mucho más lujoso del que yo había escogido originalmente.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Steve tampoco se salvó. El tenía planeado usar un traje mucho más sencillo, y al final tuvo que usar un Tom Ford que Tony le regaló. Ese hombre es un azote verdadero. Pero gracias a él, nuestra boda fue un cuento de hadas. La verdad, Stark se lució con la fiesta y la decoración. Sobra decir que, al final, la boda no fue en el Ayuntamiento.
La Base de Los Vengadores se convirtió en la cede de nuestra preciosa boda. Todo muy fino y elegante, cortesía de La Diva Stark.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Las argollas las escogimos Steve y yo, pues queríamos algo que pudiéramos usar aún en las batallas. Y buscamos un modelo sencillo y que no se maltrate mucho con el uso rudo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
