Capítulo 2 -Los Brown y los Rhodes-

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Habían pasado varios meses desde la muerte de la abuela de Claire. Ella todavía recodaba como en el funeral, el sol no había dejado de brillar. Y el calor de principios de verano la había agobiado hasta dejarla exhausta. Cuando terminó el funeral, su abuelo, Joan y ella se habían apresurado a llegar a su casa. Pues su abuela era muy conocida y muy querida en Stayville, y muchas personas se acercaban a ellos a darles el pésame. Claire y Joan estaban muy tristes por la muerte de su abuela. Había sido inesperada. En cambio, su abuelo, lo estaba afrontando bastante bien.

Pero meses después, Joan había dejado de lado el dolor y la tristeza, y había comenzado a salir de casa. En cambio, Claire, seguía sin salir de su casa. Se limitaba a ver el mundo desde la ventana de su habitación. Sus amigos del instituto, Lisa y Oliver, habían ido a visitarla durante todos los días de verano.

Claire estaba con la mirada perdida en las flores del jardín que veía a través de la ventana, cuando llamaron a la puerta de su habitación.

—Adelante. —se limitó a decir, sin apartar la vista de las flores.

Su abuelo abrió la puerta y entró, se sentó al lado de Claire, y se limitó a observar las flores del jardín, decaídas y algunas incluso marchitas.

—Yo no soy tan bueno en la jardinería como tu abuela. Alguien tendrá que ocuparse... —el abuelo de Claire hizo una pausa, y observó a su nieta, seguía con el rostro inexpresivo, el mismo que había llevado durante todo el verano, el mismo que apareció en su cara desde el mismo momento en el que a su abuela la habían ingresado en el hospital. Su abuelo prosiguió—. Tal vez, Joan podría...

—Joan es un inútil. —le cortó Claire secamente. Su abuelo, la miró con preocupación.

—Claire... Es tu hermano... No digas esas cosas sobre él... —suspiró su abuelo.

—Me da igual lo que digas. Es mi hermano, y precisamente por eso sé cómo es. Se hace el fuerte y el duro, pero en realidad está destrozado por dentro, es débil y un pringado. —esta vez, Claire apartó la mirada de las flores y miró a su abuelo a los ojos—. ¿Por qué estás aquí? ¿Qué quieres de mí?

El abuelo de Claire apartó la mirada hacia el suelo, triste. La muerte de su mujer le había afectado muchísimo a su nieta, ella no había sido siempre así. Antes solía ser una chica risueña y simpática, siempre estaba riendo y ayudando a los demás. Pero, desde la muerte de la abuela de Claire, todo había cambiado.

—Claire... ¿Qué te ha ocurrido? Casi ni te reconozco... ¿Qué ha sido de esa chica que reía y salía de su casa con sus amigos, o con su familia?

—Que ha madurado. —respondió secamente Claire.

—Menuda estupidez. Claire, ya no eres tu misma. Todo esto te ha cambiado... A la abuela no le gustaría para nada verte así...

—Pero no está. Ya no está. Y no volverá nunca más. —le cortó Claire fríamente.

Su abuelo se levantó, y se dirigió hacia la puerta de la habitación, y antes de salir, se volvió.

—Cuando vuelva tu hermano, tengo que hablaros de algo... En fin, espero que cuando Joan vuelva, te comportes bien conmigo y con él, sino, habrá consecuencias. Es hora de que despiertes. Dentro de una semana comienzas el curso, ya podrías empezar a comportarte y a centrarte. —dijo su abuelo, y finalmente cerró la puerta tras él.

Claire se quedó mirando la puerta cerrada.

—Claro que sí, abuelo, claro que sí...


* * * *


En ese mismo instante, en un pueblo que había al lado de Stayville, llamado Blueville, un chico de pelo castaño oscuro, ojos marrones claros y piel pálida, bajaba por una cuesta a toda velocidad en bicicleta. Nick, así se llamaba el chico, le había gustado la velocidad desde que era muy pequeño. Siempre había ganado todas las carreras de atletismo de su instituto. Era muy veloz.

Nubes de TintaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora