Capítulo 32 -Emerger-

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¡HOLA!

Para comenzar, pediros disculpas por tardar tanto en escribir los próximos capítulos. Como ya os comenté, sufrí un bloqueo de escritora y de lectora. Sí, no sabía que escribir ni qué leer. Pero en estos dos últimos meses después de superar una ruptura tóxica que me consumía y unos exámenes que asfixiaban, he tenido el tiempo suficiente para recuperarme, y para que la inspiración volviese a mí, y la verdad es que la he abrazado como a una amiga, la he añorado.

Pero ya estoy aquí otra vez, y con ello, mis novelas.

Un abrazo,

Olivia Anderson

****

Desde que su madre se apareció ante él y sus amigos, Joan no podía dejar de hallar la forma de volverla a ver, quería hablar con ella. Todos aquellos años había pensado que ella estaba muerta... Todo el mundo lo había pensado, y lo seguían pensando. Todo el mundo excepto él y Nick, quien había convencido a Joan que aquel secreto no podía salir de ellos dos, ni que su madre seguía viva, ni que ella misma protegía y poseía la máscara plateada.

Joan miró desde la acera de enfrente su casa ahora abandonada. Todas las flores luminosas y coloridas que había habido en algún lugar del pasado en el mismo lugar, ya no estaban. En su lugar, las malas hierbas y los abundantes hierbajos ocupaban los grandes maceteros juntos a los cientos de flores marchitas. Joan caminó despacio, temeroso de que en cualquier momento Charlotte Hunter apareciese, pero no fue así. Detrás de Joan, Nick Rhodes le seguía, acompañados por otros dos guardias plateados. Desde que Joan había sido nombrado temporalmente líder de los plateados, no dejaba de estar solo, siempre había alguien a su lado, protegiéndole, y entrenándole para el torneo, ya que para el cual sólo quedaban seis meses.

Cuando Joan introdujo la llave en la puerta principal y la giró, sintió que podía quitarse un gran peso de encima al observar que por lo menos había pequeños detalles que nunca cambiaban, como el simple hecho de abrir la puerta de su antiguo hogar. Entraron a la oscura estancia cerrando la puerta detrás de ellos. Caminaron paso a paso, listos para subir por las escaleras cuando oyeron el crujido del suelo de madera en el piso de arriba. Justo en la habitación de Claire, pudo intuir Joan.

—No estamos solos. —murmuró Nick—. ¿Qué hacemos?

—Subiremos los dos. —contestó Joan casi susurrando.

—Pero... si no vamos con usted, no podremos protegerle. —replicó uno de los guardias en voz baja.

—Ssshh, no pasa nada. Sólo estaremos unos minutos. Nick me protegerá de ser necesario. —ordenó Joan, y tras eso, nadie más replicó.

Nick y Joan subieron escalón a escalón, de la escalera. Temerosos de que el individuo se percatase de la presencia de ellos. Cuando llegaron al rellano del final de la escalera, se pararon para coger aire. Y segundos después, interrumpieron en la habitación de Claire estrepitosamente. Un joven pecoso y pelirrojo de ojos verdes, se sobresaltó y pegó un pequeño grito. Nick y Joan le miraron confusos al tratarse de Oliver.

—¡¿Estás tonto?! Nos has dado un susto de muerte. —se quejó Nick.

—¡¿Qué narices estás haciendo aquí, Oliver?! ¿Ahora te ha dado por el allanamiento de morada? —se quejó Joan poniendo un tono de voz sarcástico.

—Estaba... ¿Por qué llevas una capa de color plateada, Joan? —preguntó un Oliver bastante confuso. Nick se cruzó de brazos aburrido por la situación. Joan, en cambio, le lanzó una mirada de odio.

Nubes de TintaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora