La lluvia comenzó a golpear los cristales de la modesta pero gigante casa de los Rhodes. Héctor Harrington miraba por la ventana, en tensión observaba todo aquello que le rodeaba.
—Aquí tienes. —le dijo Simon Rhodes, tendiéndole un álbum de fotos. Héctor lo agarró con ambas manos, y ambos amigos se sentaron en un sofá amplio. Héctor comenzó a pasar página por página, observando cada foto.
—Parece que fue ayer... —susurró Héctor, y Simon Rhodes contuvo la risa.
—Tal vez para ti, para mí han pasado doce años. —le respondió, y Héctor asintió lentamente con la cabeza—. Tus hijos han heredado tus dotes para los chistes malos y la ironía, sin duda alguna.
—Lo sé. Es algo que caracteriza a todos los Harrington, mi madre lo posee... —comenzó a decir Héctor pero Simon le interrumpió bruscamente.
—Tu madre, Hannah Harrington está... muerta. Murió hace unos meses. —dijo lentamente, Héctor asintió y parpadeó varias veces—. ¿De qué momento del pasado vienes, Héctor? ¿Cuánto te quedarás?
—En mi presente tengo veinticinco años, dentro de una semana moriré... por culpa de la máscara plateada... Ha de ser destruida. ¿Me oyes? Destruida. Muchas personas van a morir protegiéndola. Gente de mi propia familia. —se explicó Héctor, y Simon tragó saliva al oír a su viejo amigo decir todo aquello—. He descubierto algo más que puede hacer la máscara plateada. He descubierto... no todos los nargges que se han convertido por la máscara plateada sobreviven. Muchos mueren. Gente que no está destinada a tener dones, gente que su cuerpo no tolera sangre plateada. Sus propios dones les absorben y les corrompen por completo, poco a poco les van matando... hasta que dejan de respirar de un día para otro.
—No puedo prometerte nada. Ya lo sabes.
—No quiero que me prometas nada. Sólo te estoy advirtiendo.
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—Las cinco primeras pruebas consisten en demostrar el control total de los dones por parte de cada nargge. Además, su potencia se ve reflejada al atacar a la pareja enemiga, con lo cual, a veces resulta algo... mortal para algunos nargges. —explicó Juliette Mason a los mellizos Harrington—. En la primera prueba, el don que ha de usarse primordialmente es la velocidad. En la segunda prueba, es la fuerza. En la tercera, los dones psíquicos, todos aquellos requieren inteligencia y habilidad. En la cuarta prueba, predominan los dones físicos, es decir, todos aquellos relacionados con los elementos de la naturaleza. La quinta prueba y última —sin contar la final— se caracteriza por mostrar los dones extraordinarios. Cada prueba que se supera, los contrincantes se van haciendo más fuertes. En la final, se enfrentan dos dorados contra dos plateados, luchando hasta que uno de ellos caiga. Un bando se proclama vencedor, ganando así la máscara de cristal, y en este año, la máscara plateada.
—Me va explotar la cabeza. —reconoció Joan algo confuso al haber recibido tanta información en poco tiempo.
—No sería una gran pérdida. —bromeó Claire, a lo que su hermano se llevó las manos al corazón simulando que aquel comentario le había hecho daño.
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Como aire vacío que llena un corazón solitario y roto, dejando una sensación fría, de miedo, de ganas de olvidar, de ganas de revivir. Solo el tiempo pone todo en su lugar, es el único que ordena las cosas a su antojo, creando momentos, creando experiencias, creando sentimientos. Y es que a lo largo de los años, es así la única forma mediante la que aprende el hombre.
El viento mecía las ramas de los árboles, zarandeándolas de un lado a otro con suavidad. Las hojas secas de los árboles se acumulaban en las frías aceras, señalando la fuerte presencia del otoño en Blueville y en Stayville.
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Nubes de Tinta
Science FictionLos nargges plateados y los nargges dorados se han odiado desde hacía siglos atrás. Cuando la abuela de Claire Harrington muere, esta descubre un secreto que no sólo ocultaba su familia, si no todo un pueblo entero. Para proteger ese secreto, Claire...