Capítulo 15 -La sala de las almas perdidas-

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A veces simplemente volvemos a caer.

Recaemos en un sinfín de sentimientos sin sentido a los que tratamos de dar una explicación, como si nos aliviase el hecho de darle un motivo a todo lo que hacemos. Sobre todo, si es algo malo, algo que en lo profundo de nuestro ser, lo vemos como incorrecto.

Eso es arrepentirse, pero aun así, recaemos. Dando un motivo y autoconvenciéndonos de que está bien, de que no pasa nada. Pero si pasa, solo que nos vemos los efectos a largo plazo. Creemos que las cosas son malas cuando nos afectan en un periodo corto de tiempo.

Es como el amor.

Hay dos tipos de amor. Uno de ellos es el amor a primera vista. Hay quién dice que es un mero mito y que no es verdad. Este tipo de amor es a corto plazo, pues nos enamoramos rápido y sin pensar. Sentimos mucho, pero pensamos poco.

El otro tipo de amor es aquel que se crea poco a poco. Es un amor a largo plazo. Pues suele comenzar con una amistad y llegar a una relación de plenitud. Es aquel amor en el que te arriesgas siempre. Porque tal vez al principio no te fijes en esa persona, pero después de un tiempo, comienzas a sentir algo. Pensamos mucho, y tal vez incluso nos dé pánico reconocer que sentimos algo por esa persona.

¡Cuántas personas perdemos por miedo a que nos quieran como un día nosotros quisimos a otras!

Y es que no hay cura cuando recaes en el amor. ¿Qué haces? ¿Qué haces cuando te enamoras de una persona hasta las trancas? ¿Qué haces cuando te vas de fiesta y deseas que esa persona estuviese allí? ¿Qué haces cuando siempre la buscas con la mirada pero nunca la encuentras? ¿Pero... y si la encuentras? ¿Y si te llena tanto de alegría que no puedes dejar de sonreír? Tal vez, y solo tal vez, eso significa que estés enamorado. Pues da igual si es amor a primera vista, si te ha llevado un año o cinco. Lo que importa es lo que sientes.

Y si se vuelve a caer, significa que de verdad quieres a esa persona.

Así que cuando Charlie se volvió a mirar al espejo, sus ojos no pudieron esconder lo que de verdad sentía. Se había estado negando y engañando a sí mismo durante semanas. Le gustaba alguien. Y no podía dejar que aquello le consumiese de aquella forma. Cogió aire, y decidió hacer algo el baile. Dar el primer paso, ser valiente, y enfrentarse a uno de sus mayores miedos: el rechazo.

****

Claire nerviosa se mordió las uñas con la mirada fija en la pared. Juliette Mason se acercó a ella y le dio un manotazo.

–¡Ay! –se quejó Claire.

–Venga, nos vamos.

Claire no sabía a dónde se dirigían, lo único que sabía era que aquel iba a ser su primer entrenamiento para controlar sus dones. Ya que Nick seguía evitándola, por lo que todavía no habían empezado a entrenar para el torneo. Claire también estaba evitándole a él, pues su comentario del otro día le había hecho mucho daño, y ella no se iba a arrastrar. Ella quería que Nick le pidiese perdón, pero parecía ser que aquel chico no daría su brazo a torcer.

Juliette Mason avanzaba rápidamente por los pasillos de la Academia Plateada, y Claire le seguía todo lo rápido que podía.

–¿Cómo es posible que sepas guiarte por todos estos pasillos? –le preguntó Claire atónita. Juliette sonrió tristemente.

–Ay, ay, ay... Claire, todavía te queda mucho por aprender...

–Lo digo totalmente en serio, esto es como un palacio... ¡Es enorme!

–Cuando termine mi trabajo contigo, te sabrás estos pasillos como la palma de tu mano. Ya lo verás. –le tranquilizó Juliette. Y Claire resignada, arrugó la nariz.

Nubes de TintaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora