Capítulo 24 -Traición-

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Nick abrió los ojos como platos, su corazón latía rápidamente lleno de pánico, su rostro estaba descompuesto ante lo que Charlie Brown le había dicho segundos antes. Sin dudarlo, se levantó de un salto, y corrió detrás de su amigo.

—¡Charlie! —gritó el nombre de su amigo, pero él no se giró, siguió caminando a grandes zancadas. Lleno de ira y de tristeza, Charlie, se limpió las lágrimas con el dorso de su mano. Nick no se dio por vencido y siguió llamándole—. ¡Charlie! ¡Por favor, Charlie...! ¡Te juro que no sabía nada!

Charlie, cabreado se giró y se plantó delante de Nick, acercando su rostro al suyo, le miró a los ojos.

—¡Por supuesto que no! ¡Deja de intentar aparentar que todo te da igual, que nada te da miedo! ¡Lo he visto! He visto el miedo en tus ojos en cuánto he dicho que soy gay. —Charlie miró con dureza a su amigo, Nick se cruzó de brazos, revoleó con los ojos y suspiró.

—Mira, quiero arreglar esto. ¿Vale? Lo siento, hala, ya me he disculpado. Tendría que haberte creído sin dudarlo un segundo...

—¡Pero no lo has hecho! ¡Creías que estaba teniendo una aventura con Leisy! ¡No basta con disculparse, tienes que sentirlo! ¡Me has acusado de algo muy fuerte, Nick! —volvió a atacar Charlie, Nick parpadeó varias veces ante la iniciativa de su amigo. Nunca creería que Charlie podría llegar a tener tanto carácter, Nick le había infravalorado.

Charlie observó cómo su amigo abría la boca pero la volvió a cerrar sin saber qué decir. Charlie molesto y decepcionado, se giró para irse pero Nick le agarró del brazo.

—Espera. —le detuvo. Algo en el interior de Nick le hizo sentir como si alguien los estuviese observando.

Nick agudizó el oído pero no logró escuchar nada, Charlie en cambio, miró con preocupación el rostro de su amigo.

—¿Qué ocurre? —susurró Charlie con un hilo de voz. Nick no respondió al instante, algo no iba bien. Podía sentirlo, notaba que había algo que se le escapaba. Como si se le hubiese olvidado algo. Cerró fuertemente los ojos, centrándose en uno de sus dones. Nick era capaz de poder sentir y saber quiénes estaban a su alrededor en un radio de doscientos metros.

—Hay un dorado. —murmuró Nick todavía con los ojos cerrados—. Charlotte Hunter.

****

Charlotte Hunter caminaba por los pasillos de la Academia Plateada sonriendo y arremetiendo con todo aquel que se le ponía en su camino. Leisy Hunter defendía a Charlotte, caminando delante de ella, totalmente bajo el control de la chica pelirroja. Cuando ella llegó a su destino, ordenó a Leisy cumplir el resto de la misión. Leisy sonrió maliciosamente, y girando el pomo de la puerta de enfermería, entró creando la mejor actuación de su vida.

—¡Claire! —gritó llena de pánico—. ¡Menos mal que te encuentro!

—¿Leisy? ¿Dónde estabas? ¡Todo el mundo te está buscando...! —Claire se puso en pie nada más ver a su prima llorando, y corrió a sus brazos para abrazarla. Leisy abrazó fuertemente a Claire, devolviéndole el abrazo. Cuando se separaron, Leisy ya no lloraba, si no sonreía maliciosamente. Claire retrocedió asustada ante la repentina reacción de su prima, había algo que no iba bien. Buscó con la mirada rápidamente algo con lo que defenderse, pero Leisy fue más rápida y se lanzó contra ella, derribándola contra el suelo. Claire intentó zafarse de ella, pero Leisy la agarraba de las muñecas fuertemente. Claire alzó la rodilla, clavándola en la espalda de Leisy. Esta última soltó un alarido de dolor y una mueca apareció en su rostro. Claire aprovechó esos segundos para levantarse y agarrar unas tijeras de metal que había en una mesa cerca de ella. Las tijeras eran de punta afilada, pero eso no hizo que Leisy retrocediera al incorporarse. Se lanzó contra Claire, y esta la esquivó rápidamente. Joan dormía en su cama, ajeno a todo lo que ocurría en aquella habitación.

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