El verano había llegado.
Los rayos de sol atravesaban las pequeñas rendijas de aquella vieja y diminuta cabaña. La sangre goteaba desde el techo, gota a gota, formando un enorme charco de sangre.
Charlotte Hunter admiraba su obra maestra sonriendo.
Acababa de torturar y apuñalar al pequeño Maven Harrington.
Anne Hunter no podía de parar de sollozar desde su sitio, donde sentada, estaba atada de pies y manos, con la boca tapada por una cinta americana.
—Y ahí va otro Harrington menos. —sonrió maliciosamente Charlotte—. Ahora sí que no podrán destruir la máscara plateada. Sin sangre dorada Harrington, no hay destrucción de la máscara. Y como obviamente, este chico era una amenaza para mí... Me refiero a... ya sabes, no sabemos si saldría plateado o dorado, pero tampoco lo sabremos nunca... En fin, por donde iba... ¡Ah, sí! Debido a que no te puedo matar, Anne Hunter, ya que eres la única que sabe o sabía el paradero de la máscara plateada... Y teniendo en cuenta que te puedes curar momentáneamente al sufrir una herida... Jugaremos a un juego.
Charlotte dejó de hablar y se agachó a la altura de los ojos de Anne. De un tirón brusco, le quitó la cinta de la boca. Y Anne la miró con desprecio segundos antes de escupirle en la cara a Charlotte.
—Zorra estúpida.—bramó Charlotte—. Veo que será un juego peor de lo que pensaba. Te explico: tú me dices dónde esta la máscara plateada y yo no te hago ningún daño.
—Ya te lo he dicho. No sé qué cojones es esa puta máscara plateada. No sé quién eres, pero te denunciaré, me encontrará alguien y llamará a la policía.—se defendió Anne siendo totalmente sincera.
—¿La policía? ¿En serio? ¿Tantos recuerdos te han borrado para que ni te acuerdes de tu propia naturaleza de...?—Charlotte hubiese seguido hablando de no ser porque de repente sintió dentro de ella que algo le impedía respirar, comenzó a toser más y más, hasta borbotones de sangre le comenzaron a salir por la boca. Anne Hunter observó toda la escena asqueada.
La puerta de la cabaña se abrió y dos figuras entraron. Juliette Mason apuntaba con su mano a Charlotte Hunter, infligiéndole dolor psicológico e inmovilizándola. Leisy entró rápidamente y agachándose a un lado de Anne Hunter comenzó a desatarla. Esta última se lo agradeció levemente con la cabeza.
Charlotte cayó inconsciente contra el suelo al no poder respirar.
Varios guardias plateados entraron rápidamente y esposando a Charlotte, llevándosela.
Anne miró el cuerpo colgante de su hijo muerto y volvió a llorar, Leisy la abrazó.
Juliette se giró a observar como se llevaban a Charlotte a la Academia Plateada en una camioneta blindada, y al fin sintió que se había quitado un peso de encima después de todo aquel tiempo luchando una guerra contra aquella adolescente asesina.
Un chico apoyado en una muleta caminó dando traspiés hacia ella.
—¿Lo hemos conseguido? —preguntó Edmund Rhodes lleno de curiosidad. Todavía recordaba como días antes había estado a punto de morir al recibir un brutal impacto del rayo de Charlotte, si no hubiese sido porque le quedaba algo de fuerzas para teletransportarse a la Academia Dorada, hubiese muerto.
—Sí, todo gracias a ti, Edmund. Gracias a que te enfrentaste a ella, y a que conseguiste sobrevivir, logramos saber su guarida secreta. Hemos encontrado los restos mortales de Alice Brown. Por fin, podrá descansar en paz y su familia también. Ha sido un año muy duro, pero sin duda, hemos conseguido parar los pies a Charlotte Hunter gracias a ti. Hiciste bien en investigar si Anne Hunter seguía viva, ha sido como si tú siempre fueses por delante de todos...—le agradeció Juliette Mason— . ¿Cómo lo hiciste?
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Nubes de Tinta
Science FictionLos nargges plateados y los nargges dorados se han odiado desde hacía siglos atrás. Cuando la abuela de Claire Harrington muere, esta descubre un secreto que no sólo ocultaba su familia, si no todo un pueblo entero. Para proteger ese secreto, Claire...