Capítulo 6

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Ella

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Ella

       No quería que se fuera, la verdad quería que entrara y conversar. Tenía tanta curiosidad de conocerlo, era tan diferente a todos los millonarios que conocía, se comportó bien, a pesar del poco tiempo que estuvimos compartiendo, era un hombre simpático, y... tierno. Por lo que ví.

Dejé caer el vestido al suelo, resbalando por mi cuerpo frío, quedando en ropa interior. Me puse mi pijama y me tiré en el sofá a ver una película.

Un ruido en la ventana me hizo despertar, me había quedado dormida en pleno sofá, con mi cabeza completamente ladeada,  tal punto de que me causó dolor.

Me levanté y me acerqué a la ventana, no había nadie, ni nada. Debió haber sido el viento tal vez.

Hice como si nada había pasado y me Tumbé esta vez, en mi cómoda cama. Entregándome de inmediato a loa brazos de Morfeo.

Estaba en mi antigua habitación, antes de que ocurriera el accidente.

Mi cuerpo temblaba por el frío, el cual lo intensificaba el miedo que me provocaba estar frente a esa puerta, por los agujeros que tenía, salía una luz tenue, con violencia dejándome encandilada cada vez que la veía directamente, o trataba de mirar lo que había dentro.

La perilla giraba lentamente, sola, miré a ambos lados, asustada, tenía dos opciones, correr hacia la última habitación que quedaba a solo pasos, o baja las escaleras y salir de aquí.

Traté de correr, pero pareciera como si mis piernas no me respondieran, estaban pegadas al suelo, estaba completamente móvil.

La perilla dejó de girar, para abrir lentamente la puerta.

¡Sam No!

Gritó... Matthew.

Desperté sobresaltada, llevé mi mano a mi frente y esta estaba sudada, ¿Por qué Matthew estaba en una de mis pesadillas? esas pesadillas en mí la mayoría de las noches eran comunes, todas con esa puerta y mi antigua casa,  pero nunca estaba él, nunca había alguien quien me detenía en abrir esa puerta. siempre estaba sola yo delante de esta, y nunca podía ver que había detrás.

Me volví a tumbar en la cama, ya no podía dormir más. Quedé pensando toda la maldita noche, preguntándome cosas sin sentido alguno, bueno, para mí sí tenían sentido.

***

La semana fue tranquila, trabajo, sin salidas ni locuras. No supe nada de Matthew, no había llamado, Brogan se mudaría con su novio, por lo cual el departamento quedaría solo para mí. Y eso me aterraba, pero lo entendía.

Guardé todos los papeles en la carpeta azúl, era la última en irme de aquí. Ví la hora en el reloj que estaba encima del escritorio, eran las 11:35 p.m.

Amor Tardío © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora