Capítulo 15

2K 223 49
                                    

"Traición"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"Traición"

Él

    —Te estaba esperando —Hablé al mismo tiempo en el cual me volteaba a verla.  Lucía preciosa con ese vestido,  aunque quitaba toda mi emoción el que estuviera con Sheldon y no conmigo.  Algo debió pasar para que cambiara de opinión sobre él, ya que nunca lo hacía.  Y averiguaría al respecto. Algo me decía que mi madre tenía que ver mucho en eso.

—No esperaba verte aquí,  ni menos cuando la fiesta aún no comienza —Habló un poco nerviosa y tensa. 

—Soy un personaje importante,  no sé si lo recuerdas. 

Fue cuando la ví en la fiesta,  y ahí fue mi gran oportunidad de acercarme a ella de nuevo. 

Le dediqué una media sonrisa forzada,  me dolía el que no estuviera sólo para mí.  Se acercó y se puso a mi lado,  sujetándose en la baranda con la mirada perdida. No me podía contener, no podía no tocar su espalda, ni menos con ese escote dejando ver su piel pálida.  La toqué y ella soltó un leve gemido,  la miré y tenía sus ojos cerrados.  Su cuerpo respondía ante mi tacto,  y ella no hacía nada para evitarlo. Le tomé el brazo,  la giré y la apegué a mi pecho con suavidad, queriendo besarla. Pero no debía, sería raro para ella si es que mi madre no le permitió recordar. Le dí un beso en la mejilla y salí de ahí, dejándola sola y confundida. 

Bajé las escaleras y antes de llegar al último escalón, miré directamente a los ojos a Sheldon, en una mirada cargada de odio.  Él me había mentido, y no cabía duda alguna que algo le hizo a Sam para que saliera con él. Tal amenazó a Brogan.  No lo sabía, no me impresionaba nada que viniera de él.

Seguí mi camino hasta salir de la mansión, me fui al patio trasero y me alejé lo más que pude,  hasta llegar a un árbol y golpearlo. Pronto sería la cara de Sheldon la que golpearía.

—Golpeando un árbol no te servirá de nada.

Me incorporé de inmediato,  sorprendiéndome por su presencia.  Me giré con mi ceño fruncido.

— ¿Qué haces aquí Jamie?  —Le pregunté con curiosidad y algo de exasperación,  quería estar solo y ese no era un buen momento para que apareciese de la nada —. ¿Elizabeth sabe que estás aquí? 

—Ella no tiene por qué enterarse de mis cosas —Escupió molesto —. Estoy aquí para decirte que Sheldon, el querido demonio está enamorado de Sam y no de su mejor amiga. 

Lo miré con los ojos bien abiertos, ¿Cómo sabía de Sheldon y Brogan?  De Sam no me sorprendía,  ya que él la conocía.  Pero los demás me dejó sin palabras.

— ¿Q-Qué has Dicho?  —Tartamudeé sorprendido.

—Será mejor que hagas algo y rápido, ella no tardará en corresponderle —Aconsejó —. Justo ahora él está en esa habitación, a solas con ella... 

Me estaba provocando, ya muy enojado me encontraba y sin seguía a quien iba golpear era él. Pero quería comprobar si lo que decía era verdad.  Pasé por su lado golpeando su hombro,  ya arreglarlas cuentas con él y le sacaría de su maldita boca el cómo sabía todo eso. 

— ¡Hay muchas cosas que ignoras Matthew! —Gritó a mis espaldas,  no quería voltear y menos lo hice,  entré en la mansión hecho una furia. 

Subí las escaleras hasta llegar a la habitación, entre y solamente estaba Sheldon, mirando por el balcón tranquilamente.

Se volteó despreocupado al sentir mi presencia, iba a hablar pero mi puño en su cara no lo permitió.  Cayó al suelo con la nariz rota, y lo pateé. 

Otro golpe en su cara destrozada.  Estaba enojado, dolido... 

— ¡Confíe en ti! ¡Pero está más que claro que fue un error!  ¡Me mentiste!  —Lo golpeé de nuevo.  Ignorando mis nudillos dolidos y cubiertos de sangre,  tanto como la de él y la mía.

—Algún día te arrepentirás de esto,  y no por algo malo.  Mientras tanto sigue desquitándote —Habló tirado en el piso, escupiendo sangre. 

Me puse sobre él y lo seguí golpeando,  la puerta se abrió y poco me importó que me viesen golpeándolo, estaba desquitándome tal y como él me había dicho. 

— ¡Matthew! ¡Detente! 

Paré cuando la oí gritar, giré mi cabeza hacia ella,  estaba aterrada y parecía triste. Me dolió verla así, por él, no por mí.  Lo defendía a él. Me Paré bruscamente y salí,  pasando por su lado para dejarlos solos con mis puños apretados,  peor que niño haciendo berrinche.  Me había jodido.  Si ellos iban a jugar,  yo también lo haría.  Antes de perderme en el pasillo miré hacia atrás, pude ver como se arrodilló junto a él, poniendo ambas manos en su cara destrozada por mis puños. 

Bajé nuevamente las escaleras más enojado que cuando las subí, verla ahí, oírla defendiéndole me destrozaba.  Pero claro, ella no sabía  cuando me importaba. 

Salí de esa mansión  chocando con las personas que estaban llegando,  busqué mi auto y me subí, arranqué los más rápido posible.  Me dirigí a un bar bien alejado del pueblo, tenía el suficiente alcohol en mi casa,  pero estar ahí no me resultaba agradable.  Paré el auto y me bajé, entré a lo que resultó ser un club, todos bailaban en la pista y más de una chica me miraba.  Tal parecía que no pasaría la noche solo.  Aunque no me importara ninguna de las chicas que encontraban ahí, y con quien quería estar,  estaba lejos de mi alcance. 

Me senté en la barra y pedí el trago más fuerte que tenía. Una chica de cabello negro se sentó a mi lado,  pude sentir un gran deseo y apetito sexual hacia ella,  era una súcubo.  Mi duda aumentó, eso sólo les pasaba a los hombres...

Llevaba...  No recordaba cuantos tragos llevaba,  había perdido la cuenta hacia algunas horas,  por los tragos y por la hermosa chica que tenía frente a mi,  contándome su vida, Su nombre era Marlyn, una súcubo de 25 años.  Reía con ella,  pero su risa paró, y en un par de segundos la tenía sobre mí.  No le importaba si alguien nos veía. 

Subimos a mi camioneta,  estábamos ebrios pero era consiente de lo que hacía.  Me guió hasta una casa pequeña pero bonita.  Bajamos y al cruzar la puerta,  nuevamente se tiró encima,  besándome con deseo puro, me dejé llevar por sus manos que se encontraban sacándome el saco, para luego juguetear con los botones de mi camisa, la ayudé a quitármela y luego le saqué su vestido, yo iba avanzando y ella retrocediendo,  hasta entrar en otra habitación, no le presté mucha atención y la tiré sobre la cama,  me posicioné entre sus piernas mientras besaba su cuello y ella gemía abajo de mí,  la imagen de Sam haciendo lo que yo,  con Sheldon inundó mi mente y causándome un gran dolor en el pecho.

—Lo siento,  no puedo.

Salí de la habitación dejándola sola, y hecha una furia, la había calentado mucho.  Busqué mi ropa y me la Puse.  Nunca pensé que lo diría, pero odiaba amar a Sam. 










¿Alguna duda?

Amor Tardío © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora