¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Despedida
Ella
Desperté por el Sol golpeando mi cara, gemí, miré para ambos lados de la habitación, recordando lo que había pasado. Bajé mi vista y Matthew estaba dormido cómodamente en mi vientre, sus brazos estaban a cada lado de mi cintura, llevé mi lado derecha hacia a su pelo, para acariciarlo. Gimió y movió un poco su cabeza. Detuve mis caricias en su cabello para evitar despertarlo, pero fué inútil. Me miró como un niño mira un dulce, sus ojos brillaban, y el cansancio se hacía presente en su cara soñolienta. Se iba a parar de mi vientre, pero se lo impedí. Me gusta verle ahí, tan relajado.
—Quiero ver qué hora es —Habló con voz ronca, apoyando su pera en mi vientre para mirarme a los ojos mientras que con su mano derecha acariciaba mi muslo izquierdo.
—No te preocupes de la hora —Susurré —. Pronto tendrás una vida entera para saberla.
Dije lo último con pesar. Sintiendo mis ojos llorosos. El cuerpo de él se tensó, agarró mi mano y lo miré nuevamente.
—No pienses en eso, piensa que este es nuestro primer día de nuestra segunda oportunidad. Lo que pudimos hacer hace años...
«Y el último» pensé.
—Si esto duele... No me quiero imaginar cómo te dolió a ti pasar tantos años solo recordándome, mientras mi vida seguía; sin hacerlo.
Se paró de mi vientre y se acostó a mi lado, con su mano izquierda me atrajo hacia él, escondiéndome en su pecho.
—Importa el hoy, no el ayer —Besó mi frente. Haciendo que por un momento sólo inundara él en mi mente, y no lo que pasaría después —. Pero ya que estamos aclarando las cosas ahora... Me dolerá aún más el que estés con otro, con una posibilidad de que le ames tanto como me amas a mi.
Callé, no por su repentina confesión, porque después de todo, muy en el fondo sabía que sentir algo por Federico era posible, pero no estaba preparada para aceptarlo, sería hipócrita de mi parte. Más dejar de amar al primero, por el tercero. Porque sí había un segundo. Un error incorregible, que hacía días lo había considerado el primero.
— Le has besado —Se sentó en la cama mirando a la nada. No era una pregunta, más bien una confirmación. Y me dolía el que estuviera seguro de ella.
—Mathew yo... No te diré que no le correspondí el beso y ni menos que no quería hacerlo. Lo más importante ahora es que te amo a ti y no a él, tal vez tienes razón de que hay una oportunidad de que me enamore de él, pero jamás dejaré de amarte a ti —Acaricié su espalda, con un rechazo de parte él mis ojos se humedecieron nuevamente —. Mathew por favor... —Supliqué, pero no sabía exactamente qué —. He sido muy honesta contigo, además...
Se giró muy rápido, deteniendo las palabras que quería dejar salir.
— ¿Nunca dejarás de amarme? —Me miró directamente a los ojos, todo dolía, pero me dolía más sudolor.