Capítulo diecisiete.

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Valeria.

Hoy se suponía, que deberíamos estar de vuelta a España, pero como mi madre nos advirtió, no cogais los billetes antes de irnos, y menos mal, porque, el día tres la caravana se estropeó, hasta hace unos días, ahora se supone que es el día nueve, pero como vamos a corriente del mundo.

Ahora mismo nos encontramos entrando a Santa Fe, y necesito urgentemente parar.

-Papa, ¿queda mucho? - le pregunto y niega al ritmo de la canción que tenemos puesta, No Woman, No Cry.

-En quince minutos pararemos a cenar - canturrea.

Asiento en silencio y vuelvo a mi cama, quiero aparentar una postura de persona normal pero no puedo, un taladro traspasa mi cabeza, y no tengo fuerzas para moverme.

Estos días me he unido muchísimo más a los gemelos, casi diría que igual que con Olivia, obviamente no es lo mismo, pero les cobraría todo a los tres, incluyendo a mi hermano, hablando del rey de Roma, me trata súper bien ya que me ve más decaída, cada día le pongo una excusa diferente, pero ya no cuela.

-Morena - me dice Daniel cuando se sienta a mi lado en la cama - ¿en qué piensas?

-En todo un poco, en la locura de viaje que estamos haciendo, y en la relación que estamos teniendo - digo mirándole a los ojos.

-Esta siendo el mejor de mí vida, un secreto - dice susurrando - sólo porque estás tú.

-Eso ya lo sé - río bajo - no es un secreto, esto sin mi no tiene ni música ni color.

-Eso es verdad - sonríe.

-¡Llegamos! - anuncia mi padre aparcando en un parking de un hotel.

Cojo mi bolso y bajo a toda prisa a entrar en el baño del hotel, como Pedro por su casa. Me encierro en una cabina y saco dos, tres pastillas. Una, dos, tres y agua. Salgo y me retocó el pelo en el espejo. Después vuelvo a recepción junto a los demás.

-¿Estas bien? - pregunta Jesús, con un costo extraño.

-Si - asiento con una sonrisa.

-No me engañes - me dice mientras me traspasa con la mirada, sin saber que contestar miro a otro lado, me coge del brazo haciendo que me giré y vuelva a mirarle - tenemos que hablar.

-Estoy bien - repito.

-Soy yo Val, no lo intentes - dice y resoplo.

-Olivia, Valeria, vuestra llave - nos da mi padre nuestra correspondiente llave.

Cogemos nuestras maletas y subimos al piso que nos ha tocado, vamos a la habitación y nada más entrar alabamos todo lo que podemos, dios mio, hay jacuzzi, esta noche se lia.

-Noche de chicas - dice ella tirándose en su cama.

-¡Y nadie más! - repito su gesto.

Nos damos una ducha rápida, ya que al ir en la caravana con tanta gente acaba habiendo una frescura no muy agradable. Nos arreglamos y vamos a la habitación de los chicos.

-Daniel no se te va a mover ningún pelo creeme, dejatelo ya - le digo cuando le veo en el espejo colocándose cada pelo milimétricamente.

-Morena, no me puedo descuidar - sonríe y sigue a lo suyo.

-Os preocupáis mucho por el pelo, mira mi Antonio que melenas me lleva siempre y lo guapo que está - dice Olivia acercándose a mi hermano y devolviéndole el pelo.

Al escuchar decir "Mi Antonio" no puedo aguantar una carcajada, y es que lo veo demasiado ñoño, al no ser, que se trate de Mis bebés, Justin Bieber y Pablo Alborán, lo demás niñerías.

-Bueno, cuando los señores gemelos se dejen el pelo iremos a cenar - digo sentándome en una cama.

-Luego me paso por vuestra habitación - dice mi hermano.

-¡Yo me apunto! - grita Dani asomando la cabeza por la puerta del baño.

-¡Que te vas a apuntar tu! - le dice mi hermano alzando una ceja.

-No sé porque le caigo mal - me dice y suelto una carcajada.

-Lo siento chicos, es noche de chicas - digo mirando a mi hermano - chicas, no chicas y Antonio.

-Ya sabes que tenemos que hablar - dice Jesús serio en la habitación.

Todas las miradas se clavan en mi y me cago en Jesús por hacer que pase eso.

-¿De que tenéis que hablar? - dice mi hermano.

-No te interesa - suelta Jesús.

Oh no, se acaba de liar, la tercera gyerra mundial, pero ya estoy yo para frenarla.

-¡Pero! - dice mi hermano y se levanta de su cama efusivo - ¿¡de que vas tú!? Trozo de mierda - dice y se acerca a él.

-De lo que me de la puta gana, si tengo que hablar con tu hermana hablo lo que yo quiera y no te incumbe - dice y le empuja.

-¡Ya vale! Parecéis críos - digo en medio de los dos.

-A ver si tienes un poquito más de educación y hablas como se debe - le dice mi hermano.

-Hablare como me salga de la... - dice Jesús pero le interrumpo.

-Para de una vez tío - le digo - ¿no puedes hablar bien?

-Ya esta Jesús - dice Daniel - se ha calentado, venga tíos que ha sido una tontería.

-Lo siento - dice Jesús y vuelve al baño con Daniel.

La verdad es que nunca le había visto comportarse así, pero bueno, todos tenemos nuestro lado oscuro.

-Voy bajando, me muero de hambre - digo y salgo de la habitación.

Camino hasta el ascensor en lo que me encuentro con un rubio de ojos azules de toma pan y moja. Me empieza a preguntar qué donde esta la cafetería, y que de donde soy, pero cuando voy a articular palabra me dejan a medias.

-Fuera - dice una voz a mis espaldas y el rubio no tarda en irse.

-Aguafiestas - le digo cabreada y llamo al ascensor.

-¿Querias hacer algo con él? - dice, ruedo los ojos y entro en el ascensor.

-¿Qué bicho te ha picado Jesús? - le digo indignada.

-Que bicho te ha picado a ti - me dice.

-Estoy igual que siempre, tu ahora vas de malote por la vida y no, porque como me hartes....

-Como te harte ¿qué? - dice y se coloca a un micro milímetro de mi cara.

Creo en ti ||gemeliers||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora