Capítulo veinticuatro.

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Una semana más tarde.

Valeria.

-Raúl me ha caido muy bien - dice mi madre con una sonrisa - creo que vamos a ir a comer al chiringuito todos los días.

-Mama - le digo seria - no.

-Hija era broma - se rie - dile que cuando quiera venga al barco.

-Sí, como somos pocos y hay tanta intimidad - le digo y se quita las gafas rapidamente.

-¿Intimidad para qué? - dice y Eva empieza a reirse.

-Por favor, se supone que me teneis que apoyar y no hacerme un cuestionario - les digo y Eva me da la razón.

-Es guapísimo - me dice - ¿cuanto tiempo lleváis?

-No estamos saliendo, solo somos amigos - le digo por enesima vez.

-Llevan siendo amigos dos semanitas - dice mi madre con una sonrisa, la miro exigiendo respuestas a lo que se coloca las gafas y se estira en la tumbona - hija, soy tu madre, ya lo entenderas cuando tengas hijos.

-Me siento vigilada - digo y se empiezan a reir como locas, de verdad la menopausia les esta afectando.

-Cariño es cuestión de edad - me dice Eva.

Decido no hablar más sobre el tema y centrar toda mi atencion en el libro que estoy leyendo. Mi móvil empieza a sonar y cuando veo quien me llama me voy a mi habitación ya que con estas dos cotillas...

-¿Sí? - respondo.

-En diez minutos en el chiringuito - me contesta y sonrio sin pensarlo.

-Hola a ti también - le digo y oigo una carcajada al otro lado del telefono.

-Hola cosa guapa - me dice.

-Ahora te veo - contesto y cuelgo.

-Quita esa sonrisa tonta - me dice Olivia desde la puerta.

-Cotilla - le digo.

-Ponte el vestido blanco - dice giñandome un ojo.

Asiento y le saco del mini armario que tengo, me cambio y me suelto el pelo, me pongo un poco de rímel pero muy poco, me coloco las sandalias y me voy de la habitacion.

-Me voy - digo cuando estoy arriba.

-¿Dónde? - pregunta mi padre.

-Con Raúl - dice mi madre.

Me muerdo la lengua para no preguntarle como lo sabe y salgo del barco.

-Estoy aquí -me sonrie desde una moto.

Sonrio y me acerco hasta él, me da un beso en la mejilla y me ofrece un casco.

-¿Dónde vamos? - le pregunto.

-Sube y lo verás - dice.

-Miedo me das - le digo y me mira mal.

-¿Por qué siempre me dices eso? - dice con tono de broma.

-Arranca anda - le digo dandole con la mano en el hombro.

Tras ir un rato en moto al fin la para frente a una casa gigantesca.

-Pedazo mansión - digo admirandola.

-Una casa de campo normal y corriente - me dice y asiento ironica - ven - me coge de la mano y recuerdo la primera cita que tuvimos - esta casa era de mis abuelos, y cuando murieron me la dejaron a mi, siempore solia venirme aqui en verano, odiaba estar todo el rato en el chiringuito.

Creo en ti ||gemeliers||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora