Capítulo veinticinco.

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Valeria.

-Buenos días - digo bostezando.

Al no obtener respuesta busco con el brazo a Raúl pero vaya que no esta aquí, abro los ojos y estoy sola en la habitación. Ayer vinimos a pasar el día y mi madre y Eva convencieron a mi padre para que me dejase dormir aquí.

Me levanto de la cama y voy en busca de Raúl, aunque hasta que le encuentro pasa un buen rato. ESta en la cocina y por el olor que noto puedo decir que esta haciendo el desayuno.

-Vaya, te queda mejor mi camiseta que a mi - me dice apoyado en la encimera.

Le respondo con una sonrisa y me acerco a él para ver que esta cocinando, le cojo la paleta y termino de hacer las tortitas que él a empezado mientras me abraza por la espalda.

-¿Hay algo que no sepas hacer? - me susurra al odio.

-Eso tendras que comprobarlo por ti mismo - le digo.

-Oh... que oferta más tentadora - dice abrazandome más fuerte.

Termino las tortitas y nos salimos al jardín a desayunar.

-¿Tienes un cargador? Anoche me quedé sin bateria - le digo a Raúl, asiente y se levanta.

Mientras el va a buscarlo recogo los platos y los lavo. Los vuelvo a colocar en su sitio y enchufo el móvil, cuando le enciendo veo que es bastante tarde y tengo varias llamadas de mis padres y otra de Olivia. Marco el numero de mi madre y me salgo al jardín.

-¿Mama? ¿Pasa algo? - le pregunto.

-Hija, ¿qué día es hoy? - me pregunta.

-No sé mama, ¿por? ¿qué pasa hoy? - le digo.

-¡Rebeca, esta comida esta para chuparse los dedos! - oigo una voz por detras.

-Mierda, ¡los gemelos! ¡Voy para allá! - le digo a mi madre y cuelgo el telefono a toda prisa.

-¿Quién era? - me dice Raúl desde la puerta.

-Nos tenemos que ir, hoy venian los gemelos, ¡se me habia olvidado! - le digo.

Asiente y vamos a la habitación a toda prisa a cambiarnos, cuando ya estamos listos y hemos recogido lo que hemos puesto por medio, nos montamos en la moto para llegar cuanto antes. Cuando llegamos al puerto veo a Olivia con mi hermano y Daniel dando un paseo por la calle.

-¡Daniel! - grito mientras me bajo de la moto.

-¡Morena! - chilla corriendo hacia mi.

Salto encima de él, que me coge por la cintura y empieza a dar vueltas sobre sí mismo.

-¡Dios, te echaba de menos! - me dice.

-Yo también - sonrio - ¡hasta creo que has crecido!

-Sí, y tú te has puesto más guapa - dice guiñandome un ojo.

-¿Ya tienes el piso nuevo? -le pregunto y asiente con una sonrisa.

-Es enorme - me dice - te he reservado una habitación eh.

-Bueno, eso ya lo vamos viendo eh - dice mi hermano acercandose a nosotros - y ya la puedes ir soltando, que sabe andar.

-Vaya Antonio, no has cambiado nada - se ríe Daniel bajandome.

-¡Raúl! - le llamo para que se acerque - Raúl este es Daniel, Daniel este es Raúl - les presento.

Se dan la mano y hacen una mueca muy parecida. No se han llevado también como pensaba, pero en unos días seguro que se hacen amigos, los dos son geniales y se tienen que llevar bien sí o sí.

-Bueno, ¿y el gemelo guapo donde esta? - pregunto haciendo que Daniel me mire mal.

-Le tienes delante - dice él.

-He dicho guapo, no feo - sonrio.

-El gemelo feo, Jesús ha ido a comprar chocholate en cantidad abundante, ya que no teniaís raramente - me dice Daniel.

-¿Donde ha ido? - pregunto y los tres se encogen de hombros.

-Bueno, voy a llamarle - digo sacando el movil de mi bolsillo trasero - ¿dónde andas?

-Estoy en un supermercado comprando el chocolate, que alguien me dijo que me traería cuando me recogiese, pero como nadie ha venido ni nadie me ha traido chocolate he tenido que ir yo por mi cuenta - me dice Jesús al otro lado del telefono.

-¡Mierda, es que me he dormido! Lo siento - le digo - ya que estas, comprame tambien a mi ¿vale?

-Me lo pienso - contesta y pongo mala cara - te veo enseguida, te dejo que voy a pagar.

-¡Hasta ahora! - contesto contenta - ya va para el barco, ¿os venis?

-Vamos a dar una vuelta - dice Olivia.

-Vale, nos vemos después - nos despedimos y Raúl y yo esperamos en la entrada del puerto - Jesús te va a caer genial, es más callado que Daniel, pero en público, cuando estamos a solas, no calla.

-¿Has tenido algo con ese Daniel alguna vez? - me pregunta Raúl.

-¡No, claro que no! Los gemelos y yo solo somos amigos, nos conocimos hace nada, pero desde entonces tela - le digo y asiente conforme - ¿por qué lo preguntas?

-No sé, me había parecido... da igual, dejalo, son tonterias - me dice.

-¡Valeria! - grita alguien detrás de mi.

Por su voz, que reconoceria en cualquier lado, sé que es Jesús, me giro y me sorprende ver que esta bastante lejos. Sonrio al igual que él y corremos hata que por fin le abrazo, me ha cogido en el aire al igual que su hermano.

-¡Qué guapo estas! - le digo tocandole el pelo - ¿y estas melenas que te has dejado?

-¿No te gustan? - me pregunta y asiento.

-Te hacen más maduro - le digo - más de lo que ya eres.

-¿Es un halago? - me pregunta y asiento - oh, gracias, señora que olvida a sus amigos.

-Ay, perdón de verdad, pero es que me quedé a dormir con Raúl y me olvide por completo, ¡por cierto! ¡Raúl! - vuelvo a llamarle, me bajo de Jesús y espero a que llegue junto a nosotros - Jesús él es Raúl, Raúl Jesús - les presento.

-Encantado - le dice Jesús a Raúl.

-Igualmente - contesta Raúl.

-¿Por qué no te vienes esta noche a cenar al barco? - le digo a Raúl - asi cogeis mas confianza.

-No quiero molestar - dice y me rio.

-Mi madre te adora, Eva igual, y mi padre bueno, ya se hara a la idea, ¿verdad que no molesta Jesus?

-Eh, no claro, vente - le dice.

-Esta bien, pero ahora tengo que irme al chiringuito, mi padre me espera - nos dice.

-Vale, esta noche te veo - le abrazo y le doy un beso en la mejilla.

-Adiós Jesús, un placer - dice Raúl y se monta en la moto.

-¿Es tu novio? - pregunta Jesús.

-Es un amigo - digo sonriendo - especial...

-Ah... - dice Jesús.

Caminamos hasta el barco y Jesús no dice nada.

-Te ha comido la lengua el gato - le digo y sonrie.

-Que va, estoy cansado.

-Ah bueno, entonces dame a mi todo ese chocolate que mientras tu duermes yo me lo como - le digo.

-Oh no señorita - me dice - no quiero que te des un inflón, ya nos lo comemos los dos.

Entramos en el barco y tras saludar a todos y que mi padre me haga otro bombardeo de preguntas nos vamos a mi habitación que esta llena de maletas.

-No me digas que dormis aqui - le digo.

-¡Sorpresa! - dice con una sonrisa.

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