S. //10//

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George. Alzó la cabeza y miró a su alrededor hasta dar conmigo.

Déjame. Su voz sonaba triste y no comprendí su rabia, yo le quería, ¿él no se daba cuenta?

Es sobre la carta. Cerró la taquilla de golpe y me sobresalté.

Llevamos días sin hablar, ¿y vienes con eso? Veía como se estaba poniendo cada vez más furioso pero decidí responderle amablemente.

Quería decirte que te mereces saber quién es. Le miré angustiada, no sabía cómo iba a reaccionar.

Mientras iba leyendo, fruncía las cejas y sonreía. Me dió mucha vergüenza en esos momentos confesarle la verdad.

¿Quién es Tom? Miró hacia el techo en un intento de recordar a ese chico.

Es mi hermano pequeño, apenas tiene seis años. Sonreí tímidamente y agaché la cabeza. Creo que se dió cuenta de que me agobiaba un poco el tema.

¿Cómo la metió en la taquilla? Encogí los hombros y pensé.

Gracias a un amigo que tenemos. Se puso de repente más erguido y se acercó a mí.

¿Qué amigo? Su rostro estaba tan pegado a mí, que pensé que iba a besarme. No, pensé. Negué con la cabeza y aparté esos pensamientos.

Es uno que siempre ronda a tu alrededor. El que siempre quiere ligar con Barbies, pensé.

Le voy a matar. Se rió. Me imaginé que lo decía porque estaba celoso de que tuviera otro amigo, pero el no era posesivo. Me ruboricé al pensar en esas cosas.

Empecé a reírme nerviosamente y él me miró. Cerró los ojos y se quedó de pie, callado. Pensaba que era para darle un beso, así que me alcé de puntillas y le miré. Dejé de reírme y en ese momento abrió los ojos. Le sonreí avergonzada y deseé haberle besado antes.

Corazones sin Habla [I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora