G. //10//

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George. Me giré a esa vocecilla y vi a Steve.

Déjame. Seguía dolido. ¿No se daba cuenta de que la quería?

Es sobre la carta. Cerré de golpe la taquilla.

Llevamos días sin hablar, ¿y vienes con eso? Mi ira iba creciendo. Llevaba días preguntando a los chicos quién le había escrito.

Quería decirte que te mereces saber quién es. Me miró apenada y me dió la carta.

Miré el interior y vi una letra mal hecha escrita en una pintura roja. Textualmente ponía: Ha la mejor ermana, te qiero. Tom.

¿Quién es Tom? No me sonaba ningún Tom en el curso.

Es mi hermano pequeño, apenas tiene seis años. Sonreí. Por eso ella no quiso decirme quién, porque era de su hermanito.

¿Cómo la metió en la taquilla? Era muy alta para él y no venía al instituto.

Gracias a un amigo que tenemos. Me puse alerta.

¿Qué amigo? Ella negó en silencio.

Es uno que siempre ronda a tu alrededor. Él que siempre quiere ver historias de amor, pensé.

Le voy a matar. Me reí y ella se ruborizó.

Cuando empezó a reír, yo la escuché atentamente. Su preciosa risa llegaba a mis oídos como una rítmica pero suave melodía. Al dejar de reír, abrí los ojos y ella me miró interesada y sonrió. Estaba peligrosamente cerca de mi rostro y me dieron ganas de besarla, pero ella seguramente no querría mi beso.

Corazones sin Habla [I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora