G. //15//

18 5 0
                                        

Steve. Ella siguió andando, directa hacia su casa.

¿A qué vienes? Se paró y se giró seria.

Quiero pedirte perdón por lo del otro día. Suspiró y se apoyó en una farola.

Has hecho muy bien la obra, pero no la has besado. Levantó una ceja y sonrió.

No quería besarla a ella. Ambos nos sonrojamos y nos reímos sin motivo.

Durante esta semana no se ha parado de hablar sobre tu rechazo. Era cierto, la obra se hizo ya hace unos días y la noticia iba de boca en boca.

Y eso que no la dejé plantada en el escenario. Ella me miró dulcemente y me tendió la mano.

Gracias por no arruinar la obra final. Le cogí de la mano y la acerqué a mí.

Lo hice por ti. Por nadie más. Le miré a los ojos y quise besarla, pero no me atrevía.

¿Quieres ir a dar un paseo? Señaló el parque que había más adelante.

Ojalá pudiera, pero tengo que hacer unos recados. Ella asintió y me soltó la mano.

Mañana nos vemos. Su voz empezó a temblar.

Mañana no será la última vez que nos veamos. Lo juro. Levanté mi mano y se lo prometí.

Eso espero. Sabía que debía estar a punto de llorar pero no podía quedarme con ella.

Cuando nos separamos, me arrepentí de no haberme ido con ella, pero si le acompañaba, le habría besado y me arriesgaba a que la perdiese para siempre.

Corazones sin Habla [I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora