S. //14//

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Fue una trampa. George volvió a dar una vuelta más en el aula.

George, no. Era porque yo no sé actuar. Me miró y supe que él sabía que mentía.

No te crees eso. Sabes que ella sólo quería jugarnos esto. Al golpear la pared, jadeó, en busca de aire que coger.

Por favor, tranquilízate. Bajé del pupitre en el que estaba subida y me acerqué a él. Miré la mano que estaba herida y la envolví en mis manos.

¿No crees que lo hizo sólo para después tener oportunidad de besarme? Sabía que tenía razón, pero no podía admitirlo.

La gente no es tan malévola. Soltó todo el aire de golpe. Sabía que ahora mismo se estaba desesperando por mi comentario.

No eres tonta. Sabes que ella quería esto desde el primer minuto. No le hice caso y acerque la mano a mis labios, lentamente la besé.

Quisiera o no. Lo harás. Me miró con cara de no entender. Yo tampoco sabía porque decía eso, porque realmente no quería que hiciese su papel.

¿Por qué? Con una mano le acaricié el rostro, sabiendo que tal vez no lo fuera a ver en mucho tiempo, pero se apartó.

Es la obra de final de instituto. La última fiesta. Cuando intenté de nuevo acariciarle, me agarró de la muñeca y me hizo daño, pero no me quejé.

No me vengas cariñosa cuando me estás enviando al enemigo. Me soltó la mano de un empujón y me fui para atrás. Mis lágrimas estaban apunto de salir.

¡Es la última obra! No podemos cancelarla. ¡No puedes negarte a lo que aceptaste hacer! Mis gritos de desesperación se entremezclaron con mis lágrimas.

¡Acepté porque lo iba a hacer contigo! Negué mientras las gotas caían por mis mejillas y me fui hacia la puerta.

Adiós, George. Se quedó quieto y vi que de sus ojos también salían lágrimas, pero no quise ver cómo los dos nos derrumbábamos, así que me fui.

Corazones sin Habla [I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora