S. //2//

22 9 0
                                        

Buenos días a la rosa más bella del planeta de las rosas. Debe ser una mosca muy pesada.

... Pasé de él de forma notoria.

Eres hermosa. Linda. Buena. Cariñosa. Me desconcertaba su actitud hacia mí. Me quité más gafas y le miré sin ningún ápice de gracia.

¿Qué pasa? Se sonrojó y empezó a removerse inquieto.

Quiero pedirte perdón. Negué en silencio. ¿De verdad, alguien como él, pedía perdón?

¿Puedes repetir lo que has dicho en los últimos 5 minutos? Quería mostrarme indiferente y cambiar de tema rápidamente.

Si, bue... No podía creerme que él se creyera que no le había escuchado. Le callé cuando levanté mi mano ante su rostro.

Calla, ya sé porque no te escuchaba, porque pasaba de ti. Quería que me dejase en paz, me sentía mal por el otro día. Empecé a notar como mi sangre se alteraba y me ponía casi sonrojada.

Siento que te tirara un libro a la basura. No le respondí, no sabía qué decir. Menos mal que el profesor llegó para librarme.

... No le dije nada.

... No añadió ningún comentario.

... Me fijé en la pizarra y no en sus intensos ojos.

... Los remordimientos estaban brotando en mí.

... Me alejé de él para pensar con claridad.

No importa. De reojo vi como se me quedaba mirando.

Creo que vi como asomaba una sonrisa y se sonrojaba.
Él era un chico al que no podía no perdonarle, porque él de verdad, se mostraba afectado.

Corazones sin Habla [I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora