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Amigo, no iré, estoy castigado. Miré a mi amigo y suspiré.

Vale, ya buscaré algo qué hacer el fin de semana. Me peiné el pelo con la mano y la vi pasar.

Me alejé de mi amigo y fui tras ella.

¿Me estás siguiendo? Parecía sorprendida.

¿Estabas observándome? Se rió junto a mí.

Si me persiguen, suelo ver quién es. Siguió andando y me coloqué a su lado.

¿Tienes algo este fin de semana? Miró a mi amigo y después a mí.

¿Es parte del juego? No estaba enfadada, más bien sonaba serena.

No, dejé atrás eso. Me creyó y asintió con la cabeza.

Puedo quedar el domingo. ¿Bien? Un sólo día era lo mejor de mí vida.

Sí. Sonrió y fue a la puerta de la clase.

Steve. Se giró y fui a decirle que me gustaba que estuviera libre, pero no pude.

¿Si? Parecía impaciente y pensé que tendría que hacer algo.

Hasta el domingo. Le sonreí y me marché.

Mi pecho reprochó que estuviera tan cerca de su muro pero no llegara a escalarlo.

Corazones sin Habla [I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora