Prometo Encontrarte y Enamorarte {Parte 1}

Capítulo 9: Despedida Parte II

Para los que leen escuchando música como yo, les recomiendo la canción Great White Coma de The Sunstreak a partir del tercer "***" del capítulo. Se los dejo arriba, pero por las dudas, también les dejo el Link:
https://www.youtube.com/watch?v=E94ITX67UPo

Ahora sí, los dejo leer.

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Coloco la llave en la cerradura. La giro, tratando de disimular mi nerviosismo aunque es difícil cuando las manos te tiemblan.

–¿Segura de que no querés que Alex lo haga? No creo que debas entrar...

Levanto una mano para callarlo mientras sigo de espaldas a él.

Esto de demostrar confianza y tranquilidad cuando sé que puedo llegar a salir corriendo no es lo mío. Últimamente se me complica guardar mis emociones... ¡Basta Darelis! No podés dejar que Bowie te vea así. Debés ser fuerte en este último día. Podés dejar de ser fuerte cuando ya no estés.

–¿Estás bien? –reacciono con sus palabras en mi oído.

Estaba paralizada. No quitaba la vista del picaporte.

–S-sí...

Me apresuré a abrir. Me adentré. Caminé hasta el pie de la escalera y al pensar en que vería lo que había ocurrido en mi cuarto la noche de la despedida se me erizó la piel. No sabía que había pasado, no quería que Bowie me lo dijera, quería verlo con mis propios ojos. Antes de dar un paso para subir, escuche a Bowie que traía a Kiraysha de la correa.

Ella parecía contenta de haber vuelto. Yo no estaba segura de querer volver, pero debía preparar mi equipaje para poder irme.

–¿Dejo que vaya afuera o le suelto la correa acá adentro?

–Dejá que salga –improviso una sonrisa.

Bowie la lleva afuera.

–Esperá para subir, voy con vos –dice desde la puerta que sale a la parte trasera. Era una orden, pero subí las escaleras igualmente.

Al llegar a la puerta de mi habitación volví a paralizarme por unos momentos.

Me decidí a abrir y ser fuerte hasta que terminara de empacar. A punto de abrir la puerta, sentí una mano en mi hombro, pero no me sobresalté, sabía de quién se trataba. Eso hizo que me calmara un poco, me daba fuerzas para abrir.

Al abrir di un paso, y lo primero que noté fue la ventana al lado de mi cama, abierta de par en par; Marina debió entrar y salir por ahí. Luego, algo negro que cubría gran parte de la pared que iniciaba a mi lado llamó mi atención, haciendo que mi corazón latiera fuerte de lo desconocido. Había demasiadas palabras y oraciones en una sola pared. Algunas se superponían y otras podían leerse claramente.

Zorra. Perra. Prostituta. Sólo buscas atención. Monstruo. Ya termina con tu vida. Muérete. No mereces vivir. Desángrate. Inútil. No vales la pena. Eres horrenda. Ballena obesa. Eres la mierda en persona. Basura. Retrasada. Hija de puta. Acaba con tu vida de una buena vez. No sirves ni para suicidarte...

Caí de rodillas al suelo, provocando un estruendo con el golpe. Las lágrimas ya estaban mojando mis mejillas. Mis hombros estaban flojos y mis brazos colgaban a ambos lados de mi cuerpo. Mi cabeza estaba gacha y mi cabello suelto que había partido a la mitad, cayendo hacia adelante, cubrió mi cara. Mi espalda comenzó a relajarse y me encorvé. No podía seguir leyendo, sabía que no había llegado a leer ni la mitad de las cosas escritas.