Capítulo 13: Descubriendo amores

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Darelis

Estaba sentada sobre la cama mirando películas en mi laptop, cuando llamaron a la puerta.

–Adelante.

Donovan abrió la puerta y dando un único paso, me miró. No entendía lo que decía su expresión ya que intentaba ocultarla; era un experto en eso, aunque en ese momento le costaba un poco no mostrar sus pensamientos, lo que me pareció extraño.

–Su madre y su padre están aquí Darelis.

–Donovan, ya te dije que podés tratarme informalmente. Es un gran paso que me llames sólo por mi nombre, pero no te refieras a mí como "usted", podés tutearme. No me molestaría si me trataras como una niñita malcriada a la que no soportás –dije suspirando, algo frustrada de repetírselo.

–Pero mi trabajo... –comenzó.

–... me impide ser informal con las personas que viven es esta mansión –completé imitando su tono, algo exagerado, y haciéndolo reír. Me alegraba que se empezara a soltar conmigo.

–¿De qué se está riendo? No puedo creer que sea tan irrespetuoso. ¿Por qué tarda tanto? Quiero ver a mi hija –escuché la voz de mi progenitora por detrás de Donovan.

El mayordomo se puso pálido como la nieve que veía caer todos los días por mi ventana. Me miró fijo unos segundos y luego se hizo a un lado de la puerta con una expresión de arrepentimiento, dejando pasar a mis padres.

Mi madre lo fulminó con la mirada y le hizo un gesto de advertencia. Mi padre lo miró con indiferencia. Estos dos me hacían hervir la sangre cuando se trataba de personas que no tenían un nivel económico más alto que el nuestro. Ellos solían trabajar muy duro para darnos a mi hermana y a mí todo lo que necesitábamos, siempre fuimos de clase media alta (más alta que media) pero trataban bien a todas las personas sin importar sus ingresos; hasta que papá consiguió adueñarse de la empresa cuando el anterior dueño se la dejó al jubilarse. Ahora, si se trataba de personas con niveles económicos más bajos que los nuestros, mis padres, muy irrespetuosamente, los hacían sentir vergüenza. Todos sus amigos eran ricos y despreciables, y en eso se convirtieron. Pero yo era diferente. Yo era más simple con respecto a lo que usaba y el trato hacia las personas. No me importaba la situación económica.

–Hola Darelis –saludó mi papá con formalidad.

–Hola papá –dije seca, detuve la película que estaba viendo y me acomodé en mi lugar.

–Darelis, hijita –dijo con una sonrisa mi madre.

–Dejá las sonrisas falsas, me ponen de mal humor.

–¿Cómo te atrevés a hablarme así? ¿Y qué hay de tu papá? ¿A él no le contestas mal? –actuó un berrinche.

–Papá por lo menos no muestra emociones falsas –me encogí de hombros y ella bufó.

–En eso tiene razón –mi padre la miró de reojo haciendo esa acotación.

–Como sea –expresó con desinterés.

–Con su permiso, me retiro –anunció Donovan y recordé cómo lo había tratado mi madre.

–Donovan, sin formalidades.

–Pero...

–No, sin peros. Yo soy la que está viviendo acá por el momento y quiero que dejes las formalidades de lado conmigo y con ellos. Pueden ser invitados, pero yo exijo informalidad en toda conversación –observé detenidamente la expresión de mis padres por un momento; estaban disgustados.

–Darelis, es un mayordomo...

–¿Y? Es una persona amable que me cae bien y es unos de mis pocos amigos en este lugar. Él me cuidó más en estos días que ustedes en toda mi vida –interrumpí a mi madre.

Prometo Encontrarte y Enamorarte {Parte 1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora