Capítulo 20: Seguros de nuestras Inseguridades

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IMPORTANTE: En serio, si no son mayores de edad o son muy sensibles, no les recomiendo seguir leyendo éste libro. Vienen cosas fuertes que ya se venían nombrando (por eso no es spoiler), pero con discreción. Esa discreción va a desaparecer, ténganlo en cuenta. No me hago responsable de NADA.

Hola, vengo a confesar que mi método de escritura cambió (se van a reír porque no creo que sea lo que están pensando).

Antes, para escribir, tomaba mate y comía Oreos. Ahora, me tomo 3 (sí, tres) copas de vino y como chocolate para que me venga la inspiración.

Traten de no juzgarme, pasé de empezar éste libro teniendo 18, a tener 26 y seguir sin haberlo terminarlo. Ya me siento toda una señora (tuve una crisis en mi cumpleaños).

En el momento que escribo ésto, estoy en la mitad del capítulo y voy a ir a servirme mi cuarta copa. ¡Manden chocolate que se me acabó!

No les va a venir mal a ustedes unos chocolates tampoco. Es un capítulo larguito y lleno de emociones bastante nuevas para lo que vienen leyendo de éste libro.

La canción en multimedia la pueden poner después de la cena + película. No durante, después, apenas termina.

Ahora los dejo leer.

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Las tres semanas siguientes, después de haber enviado la solicitud a Queen Mary, pasaron normalmente. Estuve nerviosa y ansiosa por saber si sería aceptada. Me concentré en buscar métodos para mejorar mi salud mental. Austin me trajo libros de autoayuda la primera semana, pero nunca confié en que sirvieran para algo. Empecé clases de yoga y meditación online con Michelle. Logré volver a la rutina normal, darle clases a Eric, salir al jardín y leer con los pies metidos en el agua mientras Austin nadaba. Me forcé a hablar con Bowie y Alex; dos veces por día, al menos.

Austin comenzó a hacerme salir de la casa por las noches. De domingo a miércoles: dábamos paseos nocturnos. En silencio, mirando las estrellas o escuchando la lluvia golpear el paraguas y el piso. De jueves a sábado: me llevaba a algún lugar. Al cine, a cenar siempre a algún lugar diferente, a algún bar y hasta me llevó a ver un par de obras de teatro al centro de Londres.

–Darelis, are you ready? –gritó Austin desde la puerta de entrada.

–¡Ya voy!

Había ido a cambiarme de calzado para la caminata nocturna. Siendo lunes, Austin estaba más apurado ya que se acostaba temprano. Los martes y los miércoles se levantaba a las cinco de la madrugada para ir a entrenar.

Bajé corriendo las escaleras mientras escuchaba voces hablando bajito. No les presté mucha atención. Cuando llegué a donde estaba Austin, me quedé helada. Austin no estaba solo. Michelle y William estaban con él y rodeaban a una cuarta persona.

–¿Bowie?

–Hola, hermosa. Te extrañé –dijo viniendo a abrazarme.

Tardé un par de segundos en reaccionar pero también lo abracé y me dio un beso en la coronilla de la cabeza. Su perfume invadía mis pulmones y su calor me hacía sentir como en casa.

–No sabía que venías.

–Fue algo de último momento...

–Es una linda sorpresa –las lágrimas me empezaron a salir lentamente.

–Supongo que haré solo la caminata de hoy... –Austin no sonaba molesto. Al menos no del todo. Extrañamente, se notaba lo inseguro que se sentía.

–¿Por dónde van a caminar? –preguntó Bowie soltándome, lo que me hizo emitir un quejido sordo. No me lo preguntó a mí, sino que a quien me iba a acompañar.

Prometo Encontrarte y Enamorarte {Parte 1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora