Después de la conversación con Scott bajo a la cocina a comer algo. No he comido nada desde que salí de Aspen y me muero por probar lo que mamá había cocinado hace unas horas. La casa está silenciosa, así que me siento a comer en la mesa de la cocina a solas. Mi cabeza solamente puede pensar en la oferta de Scott, pero a cada minuto que pasa sé que es mala idea.
Cuando me termino toda la comida y me siento lo bastante llena salgo de la cocina y entro al salón, donde me encuentro con mamá viendo la tele.
-Bethany, no sabía que te habías despertado. -Dice a la vez que le quita el volumen a su serie.
-Siento haberme ido antes tan rápido sin comer, estaba muy cansada -miento.
-¿Quieres comer algo ahora?
Mamá hace el ademán de levantarse dispuesta a ir a por algo de comer, pero levanto las manos para que no se moleste.
-Ya comí, estaba muy rico el pollo que hiciste.
-Me alegro de que te haya gustado. ¿Te apetece ver Pequeñas Mentirosas conmigo? -me pregunta con una sonrisa cómplice en la cara.
Asiento, devolviéndola la sonrisa, y me acomodo en el sofá rojo de siempre.
Pasamos la tarde viendo la serie, algunos de los capítulos que nos quedaron por ver cuando me fui. Cuando terminamos el cuarto capítulo de la tercera temporada mamá decide salir a la cocina para preparar la cena.
Estoy segura de que me explotará la cabeza de tantas vueltas que le doy a la invitación de Scott, pero es inevitable pensarlo. De nuevo mi imaginación vaga a su antojo, llevándome a una situación en la que Will está en su casa, junto a Scott, y volvemos a vernos antes de irnos a Las Vegas. Entonces él se olvidaría de todo nuestro pasado y me besaría sin darme un respiro. Sería todo perfecto, mejor de lo que podría esperar. Pero todos sabemos que eso nunca ocurrirá, es demasiado bonito para que pase.
Cuando siento que el corazón me late con fuerza escucho la puerta del salón, cortando la fantasía en la que estaba absorta. Giro la cabeza y miro por encima del sofá a papá, parado junto al marco de la puerta. Parece cansado, incluso juraría que se le marcan unas ojeras por debajo de esos ojos verdes que heredé.
-¿Podemos hablar? -susurra.
Asiento levemente con la cabeza y entra al salón, cerrando la puerta a sus espaldas para darnos intimidad. Cuando llega hasta mí se sienta en el sofá de al lado, donde mamá estaba sentada hace unos minutos. Le miro con curiosidad, intentando descifrar algo que esté escondiendo, pero no consigo nada.
-Verás, Bethany. -Empieza a decir, retorciéndose las manos con nerviosismo, consiguiendo que mi estado de ánimo se amolde al de él.
-¿Si?
-Estoy muy contento de que estés aquí de nuevo, ya lo sabes. Este verano lo pasaremos bien, como siempre, pero esta noche tengo algo que hacer y..., en fin, no dormiré en casa. -Le miro extrañada sin saber a dónde quiere llegar con todo esto. -Lo que quiero decirte es que, aunque no duerma aquí, no significa que no quiera estar contigo. Nos queda mucho verano. -Al terminar de hablar me sonríe y dudo de sus intenciones.
-De acuerdo... -contesto, intentando sonar tranquila.
Ambos nos quedamos en silencio, un silencio incómodo, hasta que se levanta de nuevo del sofá.
-Genial, pues... -se agacha hasta posar un beso sobre mi pelo y continúa-, mañana nos vemos, cariño.
Papá sale del salón y me quedo pensando en sus palabras. ¿Adónde va y con quién? Me levanto del sofá y voy directa a la cocina. Antes de entrar escucho el motor del coche que hay aparcado fuera, lo que me da a entender que papá acaba de irse. Cuando abro la puerta de la cocina lo primero con lo que me encuentro es con mamá sentada a la mesa de la cocina, rodeada de kleenex y con los ojos hinchados y rojos. Las lágrimas resbalan por sus mejillas y me dejan paralizada en mi sitio.
ESTÁS LEYENDO
Anhelo Incontrolable
Romance.Secuela de Deseo Incontrolable. Las clases en Aspen han llegado a su fin y todos deben volver a sus antiguas vidas, de las cuales intentaron escapar en su día. Beth intentó pasar página después de lo ocurrido con Will, pero su corazón no termina de...