-Y yo que pensaba que no te ibas a acordar ya de mí... -dice Ryan contra mi pelo sin parar de reírse.
Todavía sigo encima suya abrazándole y es que en estos momentos siento todo lo que le he echado de menos desde que dejamos de hablar. He pensado en él todos los días, pero después de la discusión que tuvimos cuando llegué a Las Vegas pensé que seguiría enfadado conmigo y no querría saber nada de mí. Pero aquí está, sorprendiéndome una vez más.
-¡No me puedo creer que estés aquí! -grito.
Me aparto un poco para verle la cara y vuelvo a gritar de emoción a la vez que le abrazo de nuevo con fuerza. Parezco una niña pequeña, pero me da igual. Su carcajada se escucha por todo el pasillo y me hace feliz saber que nuestra relación no ha cambiado desde que nos vimos por última vez en Aspen.
Me bajo por fin al suelo y abro la puerta de la habitación invitándole a entrar. Primero pasa él y después de recoger las bolsas del suelo entro yo y cierro la puerta. Ryan se queda parado observando la habitación perfectamente recogida por las señoras de la limpieza y yo me adelanto a dejar las bolsas sobre mi cama. Después me siento sobre ella con las piernas cruzadas y doy unos toques a mi lado con la mano para que se siente conmigo.
-Quiero saber cómo me has encontrado y por qué estás aquí.
-Que cotilla -suelta riéndose y haciendo que yo también me ría. -¿Duermes con alguien en la habitación? -pregunta todavía de pie mirando la cama de Scott.
Sin hacerme caso comienza a pasearse por la habitación, rechazando mi invitación a sentarse conmigo.
-Sí, ahí duerme Scott. Ahora está llevando a su novia al hotel donde se hospeda, pero no tardará en llegar.
-¿Se ha echado novia? -pregunta intrigado desde la ventana.
-Sí, pero ahora no quiero hablar de él. ¡Cuéntame qué haces aquí!
-No sé si recuerdas que mi padre me consiguió un trabajo en un hotel como recepcionista -comienza a decir sin apartar la mirada de las vistas que tiene nuestra ventana-. También te dije que me habían concedido una semana en agosto para ir a verte a Portland. Pues bien, aquí estoy.
-¿Ya... ya estamos en agosto? -pregunto confundida.
-¿No sabes a qué día estamos? Guau, es verdad que la ciudad de Las Vegas absorbe a la gente -dice riéndose. -Todavía estamos a veinte de julio, pero tuve problemas y dejé el trabajo, así que pensé que sería buena idea venir a darte una sorpresa.
-¿Qué clase de problemas?
-¿Quieres que te hable de los problemas o de qué hago aquí? -pregunta intentando desviar el tema, pero el gesto de su cara no me da muy buena espina y no consigo fiarme de su versión. Algo me dice que me está escondiendo información.
-Si ha pasado algo puedes contármelo.
Me levanto de la cama y camino hacia él, quedando de pie a su lado. Cuando estoy con él frente a la ventana gira la cara y por fin me mira, aunque de una forma extraña.
-Llegué ayer por la mañana y no fui capaz de llamarte -contesta sin hacer caso a mi preocupación. -Dudé durante todo el día en si estaba haciendo bien en venir o no y pensé en regresar a casa, pero tampoco fui capaz.
-Oh -susurro avergonzada e intimidada por su mirada.
-Siento mucho la forma en la que te hablé aquel día cuando me contaste que habías venido a Las Vegas con tus amigos. He estado lamentando aquella llamada cada día.
-Yo también siento haberte hablado mal, pero también me alegro de que ahora estés aquí.
De pronto tengo sus brazos a mi alrededor y me estrecha contra él en un abrazo de reconciliación.
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Anhelo Incontrolable
Romance.Secuela de Deseo Incontrolable. Las clases en Aspen han llegado a su fin y todos deben volver a sus antiguas vidas, de las cuales intentaron escapar en su día. Beth intentó pasar página después de lo ocurrido con Will, pero su corazón no termina de...