Capítulo Once

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-¿Qué hora es? -Le pregunto a Scott a gritos cuando volvemos a la barra del Bar Coyote a por nuestras copas.

Charles ni siquiera me ha mirado a la cara, ignorándonos a Scott y a mí como hace David normalmente conmigo, algo que me duele profundamente. Pero no pienso ser yo quien vaya a pedirle disculpas por querer ir a ver a su mejor amigo a la enfermería. Si fuese tan buen amigo como dice confiaría en mí y no se enfadaría por una tontería así.

-Casi las tres de la mañana. -Grita también cerca de mi oído.

Scott levanta la copa de alcohol que tiene por la mitad y se bebe casi todo de un trago. Cuando apoya la bebida sobre la mesa veo que mira disimuladamente al otro lado de la barra y hago lo mismo, esperando encontrarme con Will, pero vuelvo a equivocarme. Una chica de caderas voluminosas y bajita nos mira desde el otro lado. Tiene el pelo liso por los hombros y una cara bonita, pero no es a mí a quien mira con timidez.

-Vaya, parece que la noche acaba de empezar para alguien. -Suelto con voz cantarina cuando me giro hacia Scott.

-Mi noche empezó hace ya rato. -Contesta con una sonrisa ladeada. Le queda bastante sexy y me pregunto si la chica del otro lado pensará que estamos juntos. Espero que no. -Además, me recuerda a ti.

Su comentario me hiere tanto que no consigo reprimirme.

-Oh vaya, siento que estés bailando con una chica recién salida de Mordor. -Le digo antes de coger mi copa y sorber de la pajita amarilla.

La risa de Scott me envuelve por encima de la música y me incomoda.

-¿Quién ha dicho que no me gusten las chicas salidas de Mordor? -Dice y yo le miro con la pajita aún en la boca sin entender. -Solo digo que os parecéis físicamente. En el otro sentido no, ya sabes que a ti te veo como una hermanita.

-Ahora no me hagas la pelota. -Refunfuño.

Desvío la mirada disimuladamente hacia la chica del otro lado y no consigo ver el parecido del que habla Scott. Tiene el pelo oscuro y liso y unas curvas como las mías, pero nada más.

-Oye, deberías saber que tú estás muy bien. -Dice de pronto, devolviéndome a la conversación y haciendo que me gire de nuevo hacia él. -Y sino que se lo pregunten a Will, que no te quita el ojo de encima.

El solo hecho de escuchar su nombre ya me pone en tensión. Mi cuerpo se queda inmóvil y reacciono con lentitud al girar la cabeza con la pajita en la boca, como si no me hubiese dicho Scott que está ahí.

Nos separa una distancia enorme desde la barra hasta la puerta donde se encuentra, pero aun así nuestra mirada se une y es suficiente para hacerme temblar. Su mirada es profunda y puedo sentir cierta preocupación en ella, algo que me confunde y me asusta.

-Tengo que darte la razón en algo que dijiste... La noche acaba de empezar para alguien. -Dice con voz cantarina mientras se ríe, imitando mis palabras.

La verdad es que pensé que la medicación era la que hablaba por Will y que a estas horas estaría en el hotel descansando.

-Creo que pediré otra copa. -Digo, ignorando la sonrisa burlona de Scott.

Me giro hacia la barra y espero a que alguna camarera me vea, pero están todas ocupadas.

-Yo me voy a... al baño. -Suelta Scott de repente.

Antes de que pueda decir nada le veo marcharse rápidamente hacia la zona de los lavabos y evito dirigir la mirada a la puerta de entrada.

-¡Camareraaa! -Grito sin éxito.

A la izquierda tengo a los chicos hablando entre ellos mientras observan a las bailarinas que se subirán a bailar a la barra en cualquier momento.

Anhelo IncontrolableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora