Beth
Pasan dos días interminables en los que se me hace casi imposible mantener una conversación normal con Will pese al esfuerzo que hago por mantener la calma y no mandarle a paseo. Y todo desde que le conté que Charles y yo habíamos hablado y arreglado las cosas entre nosotros. Sé que no lo acepta por todo lo que nos hizo pasar, pero no voy a dejar que sus pensamientos sean los míos.
Por otro lado está Ryan, al que llevo diez minutos esperando en la puerta de una pizzería llamada Pin Up Pizza, cerca del Bellagio. Miro de nuevo la pantalla del móvil, sigue sin noticias, así que supongo que eso significa que le quedará poco para llegar. Tengo un hambre de muerte, el sol me está quemando la piel y se me está empezando a olvidar la razón por la que estoy aquí. Sin duda, tengo una conversación pendiente con Ryan desde la noche que decidió besarme y me da muchísima vergüenza hablar de ello.
De repente el móvil comienza a vibrar en mi mano y temo que sea Ryan para decirme que no puede venir, pero el nombre que aparece en la pantalla no es el de él.
-Hola -saludo cuando descuelgo la llamada.
-Hola. ¿Te pillo ocupada? -dice Will desde el otro lado, con un tono de voz que parece irritado.
-No, todavía estoy esperándole. ¿Por qué? ¿Ha pasado algo?
-¿Sigues esperando a ese capullo? -suelta, y escucho que maldice en voz baja-. Iba a salir ahora con Jason y Gina a comer algo, si quieres paso a por ti. Tardo dos minutos, estoy casi llegando a la moto.
-No, Will, quedé con Ryan para comer y voy a esperarle -contesto, aunque no muy convincente.
-Está bien, pero si se atreve a tocarte llámame y estaré ahí en un minuto.
Su dura voz hace que se me encoja el estómago al recordar que no le he contado que Ryan me besó. Las mentiras han existido tantas veces entre nosotros que me hacen sentir enferma cada vez que pienso en que yo le estoy mintiendo, por muy tonta que sea la mentira.
-Tranquilo, no pasará nada.
-¿Paso después a por ti?
En ese momento un taxi aparca en la acera que tengo justo delante y veo salir a Ryan dos segundos después.
-No sé, luego lo hablamos, ¿vale? Tengo que colgar, Ryan ya ha llegado.
Escucho de fondo el motor recién encendido de la moto de Will.
-¿Intentas darme de lado, pequeña? -ahora su voz suena más juguetona que irritada y me sorprendo a la vez que me sonrojo ligeramente.
-Sabes que nunca podría hacer eso.
Oigo su respiración entrecortada a través del móvil, con el rugido de la moto de fondo, y siento unas ganas enormes de correr hacia donde quiera que vaya y besarle. Después de dos días, lo primero que anhelo son sus besos y sus caricias.
-Dios, no sabes las ganas que tengo de verte y hacerte el amor de una vez...
-¡Will! -grito avergonzada, viendo como Ryan sigue avanzando hacia mí, ahora con una ceja levantada sin entender por qué estoy actuando así. Por suerte no puede escucharme desde donde está.
Will, sin embargo, se ríe y, por mucho que echase de menos su risa, tengo que acabar con esta conversación.
-Luego hablamos -digo tajante, aunque con una pequeña sonrisa en los labios.
Cuelgo justo cuando Ryan está a dos pasos de mí y me guardo el móvil en el bolso. Hoy decidí ponerme otro vestido corto para no morir de una insolación, aunque no me siento del todo cómoda con la forma que ahora me mira Ryan, de arriba abajo. Él lleva unos pantalones cortos por las rodillas de color blanco y una camiseta roja. Está guapo, como siempre.
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Anhelo Incontrolable
Romance.Secuela de Deseo Incontrolable. Las clases en Aspen han llegado a su fin y todos deben volver a sus antiguas vidas, de las cuales intentaron escapar en su día. Beth intentó pasar página después de lo ocurrido con Will, pero su corazón no termina de...