3| Into You

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Un Magnus furioso atravesó el umbral de la puerta, casi sin dejar pronunciar una palabra comenzó a echarle la bronca a Daphne.
-¿Podrías intentar pasar un poco más desapercibida ya que ahora sabes lo que eres? -Desconocía el enfado de Magnus, pero este lucía indudablemente inquieto. Apenas daba crédito a sus palabras, no entendía nada de lo que él decía y eso la hacía preocuparse más de lo que ya lo estaba.
-Si en algún momento te tranquilizas y me explicas que está pasando quizás eso haga que te entienda -dijo alzando el tono. Magnus rompió su enfado y volvió a su habitual calma irónica.
-Han venido preguntándome por ti -susurró mientras posaba fijamente su mirada en los nerviosos ojos de Daphne, hizo un gesto de negación hacía ella.- Me juego el cuello si tengo que proteger tu secreto, ya le caigo mal al noventa por ciento de la Clave y de los shadowhunters, como para que conozcan que protejo a una que a parte de romper todas las normas, tengo la sospecha de que es la misma hija de un demonio superior, tan superior como Lilith -sonrió mientras se sentaba en el sofá descolorido y roto que Daphne conservaba de su padre.- Mmm , yo solo te pido que mantengas tu identidad escondida.- plantó sus codos sobre sus rodillas y con sus dedos chocaba con los de la mano contraría.- No es que para mi seas un problema, solo lo fuiste cuando de pequeña no dejabas de hacer estupideces. Pero en estos momentos nuestro mundo tal y como lo conocemos está corriendo un especial peligro -la mirada inerte de la rubia hizo que este volviera a reanudar su conversación.- Alguien ha venido preguntando por ti. Era una chica morena que decía que le habías salvado -soltó unas cuantas risas irónicas, él la conocía a la perfección y sabía que no era capaz de ayudar a alguien que no fuera ella misma, pero esta vez se equivocaba. Magnus analizó minuciosamente la casa en la que Daphne vivía. Al contrario que él no vivía en una casa lujosa ni tenía los lujos que la magia le permitía.
-No he ayudado a nadie -mintió.- Necesito saber más acerca de lo de que el mundo tal y como lo conocemos corre peligro -sus ojos rodaron.
Eso pequeña es algo que deberías descubrir por ti misma, si llevas esa pose de solitaria y dramática shadowhunter tienes que saber apañártelas tú sola -concluyó con una malévola e irónica sonrisa.
El sol ya se escondía por la zona del Upper East Side cuando Magnus abandonó la solitaria casa de Daphne dejando a esta con un profundo mar de dudas. Estos últimos días habían sido quizás los más impredecibles de toda su vida y que más le estaban trastocando todos sus planes, y ya había encontrado un desencadenante, aquella shadowhunter morena.
Aquella noche era una de esas en las que necesitaba hablar con alguien, callaba cada una de las palabras que necesitaba gritar y eso, eso ya le comenzaba a crear un enorme peso en su pecho. Perdió su vista en las luces de la ciudad, de nuevo los pensamientos acerca de quién era su auténtica madre afloraban. Si realmente era la hija de Lilith eso podía corromperla, más de lo que ya creía que estaba. En incontables ocasiones se miraba al espejo con la mirada perdida, culpándose por todo el mal que su padre había causado, ahora más con el que su supuesta madre seguía causando.
Por eso les sientes, porque una parte de ti es como ellos.
Recordó a la perfección las palabras de Magnus. Sus ojos ya le comenzaban a pesar, sus pensamientos comenzaban a ser lastres, un hormigueo de frío recorría su cuerpo. Avanzó unos cuantos pasos hasta su mullida cama y se zambulló en aquel edredón nórdico que tanto adoraba. Mañana iba a ir al único lugar donde podía encontrar las respuestas que todas sus preguntas necesitaban. Estaba dispuesta a enfrentarse a uno de los demonios más fuertes a cambio de unas respuestas.
Volvía su cabeza desconsolada una y otra vez, chocaba siempre con aquellos ojos penetrantes que fijos la miraban, oía como susurraban su nombre.
Daphne, Daphne -repetía una voz melodiosa y serena.- Ven aquí pequeña, mamá te va a encontrar y mamá acabará contigo -continuaba diciendo con aquel tono melodioso que acababa con una risa maliciosa muy leve. Intentaba escapar, pero aquella risa maníaca e irónica la acompañaba a cada uno de sus pasos.- Mamá te va a encontrar pequeña -decía una y otra vez. Aterrorizada gritó, pero sus cuerdas vocales no emitían ningún sonido. Miró su reflejo al espejo, su boca estaba cosida por unos hilos fuertes y rojos, donde anteriormente se encontraban sus preciadas runas ahora solo había profundas heridas cosidas con el mismo hilo rojo y grotesco como el de su boca.- Protégete mamá viene a por ti.
Despertó bañada en sudor, cegandose por la luz del sol mañanero. Su cuerpo se envolvía en un escalofrío completo. - Todo esta bien, solo ha sido un sueño.- intentó convencerse a sí misma. Hizo algo tan mundano como correr a por su mañanera taza de café, aún asustada por sus incesantes recuerdos sobre aquel sueño.
Después de una intensa ducha, no se tomó mucho tiempo en arreglar su cabello y una a una eligió cuidadosamente las armas que se iba a llevar consigo para ir a ver al demonio. Agramón era conocido como uno de los demonios mayores más poderosos o también como el demonio del miedo, era sumamente poderoso, capaz de transformarse en lo que más teme su objetivo, matando del susto, literalmente a su víctima. Si no tiene una forma definida, es una nube negra con unos ojos brillantes del tamaño de platos. Por el submundo se escuchaban rumores de donde se encontraba, pero ninguno tenía a ciencia cierta el paradero de este.
Puso un largo rumbo a uno de los cementerios abandonados que se encontraba a las afueras de Brooklyn, el lugar era uno de los más tétricos y fríos de los que había estado. Al cruzar la puerta hecha de viejos hierros y alambres, estas chirriaron dando así un aspecto mucho más tétrico a la escena. Encontraba inquietante aquel silencio sepulcral que solo se rompía con el silbido de los viejos pinos que se encontraban en el cementerio. Encontró un panteón cuya escritura le llamó la atención más que cualquier cosa: Eram Quod Es, Eris Quod Sum.
Yo era lo que tú eres, tú serás lo que soy -susurró Daphne traduciendo aquella escritura del panteón.

Al cruzar sus puertas las pequeñas antorchas se encendieron consecutivamente una a una, llegando hasta el final del panteón que acababan en una tumba. Tras la tumba se encontraba una mujer rezando, tenía el pelo negro, negro y largo. Avanzó cuidadosamente metiendo sus manos bajo la parte trasera de su camisa cogiendo las pequeñas hachas que allí guardaba.
-Pequeña -susurró aquella mujer anciana.- Has venido a las manos de mamá -Daphne rápidamente dio un respingo hacia atrás.
-No tengas miedo a acercarte pequeña -dijo una vez más la anciana. Esta no confió y no se acercó donde la anciana estaba.- Te he dicho que te acerques maldita shadowhunters -gritó la anciana levantándose y mostrando sus enormes ojos de demonio. Rápidamente los ojos de la anciana tornaron en aquellos ojos que tantas pesadillas le habían causado la noche anterior.
Daphne se quedó atemorizada y paralizada, la anciana comenzó a convertirse en una mujer morena joven y hermosa, recordó a la perfección la cara de la mujer que había visto en la visión que Magnus le había provocado. Esta se dirigió directamente a una aterrorizada Daphne, iba a atacarle, iba a matarla.
De repente alguien empujó a aquel demonio, un chico rubio luchaba con su propio cuerpo con aquella mujer. Daphne volvió a recuperar la consciencia, rápidamente lanzó una de sus hachas Agramon , el cual recuperó su forma original, mostrándose como la sombra y unos enormes ojos brillantes. El rubio shadowhunter desenvainó su cuchillo serafín.
-Vete -gritó Daphne enfadada.- Le necesito vivo.
-Viendo como te acabas de quedar dejarte aquí sola sería un suicidio -contestó este mirando desafiante.
El demonio comenzó a moverse rápidamente entre las sombras, inundando la pequeña habitación. De repente una luz cegadora salió de la puerta de entrada, dejando a estos indefensos. Dos personas más entraron en la sala y el demonio aprovechó esta confusión para deshacerse de las sombras y esfumarse.
Aprovechando también esta confusión Daphne salió corriendo evitando ser vista por los otros shadowhunters. Se escondió tras uno de los robustos pinos esperando a que los que antes habían entrado en la sala. El joven rubio salió el primero del panteón desconcertado, tras de él un joven alto y moreno armado con un arco y una exuberante chica tras de él armada con un látigo.
-Me puedes explicar qué ha pasado ahí dentro -espetó el moreno.
-Había otra shadowhunter dentro, lo prometo. El demonio imitó la forma de Lilith, no se que mierdas pasó ahí dentro -contestó el rubio.
Aprovechó la salida de estos para irse corriendo de vuelta, se sentía culpable consigo misma. Sus propios miedos le habían vencido. Estaba frustrada, todo el peso de sus pensamientos cayó sobre sus hombros. Moría de vergüenza y ahora la culpa era uno de sus lastres. Además aquel chico le había visto, los shadowhunters por fin había visto su rostro.

Conocía uno de sus puntos débiles y eso la hacía sentirse peor. Al regresar a su casa golpeó fuertemente la puerta, la ira y la rabia hacia ella misma había estallado. Necesitaba volver a encontrarle y esta vez plantarle cara, necesitaba demostrar quién era ella y resolver todas sus dudas.




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Hola bonitos y bonitas :)
Espero que les guste este capítulo y que dejen su preciada opinión aquí debajo:) denle a la estrellita si les gusto!!

Tessa

Survivor // #ShadowhuntersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora