28|Once in a lifetime

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Los rayos de luz la despertaron, como siempre había soñado las mismas pesadillas, las mismas figuras, siluetas mirándola y los mismos cuerpos vislumbrados. Día tras día se había convertido en su pan de cada día. Pero aquella mañana era diferente.
Era sábado, las 7:23 de la mañana, apenas había dormido un par de horas. Pero sus pies andaban inquietos. Demasiado silencio. Hizo caso a su cuerpo que la pedía ejercicio físico, se puso su ropa de correr y amarro su rubio cabello en una coleta larga y ondulada. Se sentía distinta.
Dejo a sus pies correr, por primera vez desde que recordaba salía a cortar y más fuera de las residencias de estudiantes. No buscaba nada pero su cuerpo si. Llego hasta la parte más elitista de Manhattan, discotecas pijas que apenas habían echado el cierre. desesperada por buscar una cafetería y ingerir el primer café del día ,encontró en su camino una puerta roja, enorme y circular. Era extraña la sensación que la producía pues la sensación de que había pasado antes por aquella curiosa puerta la invadió.
Sin pensárselo dos veces cruzo aquel extraño umbral, la puerta estaba abierta. Dio unos pasos adentrándose en aquella curiosa casa, todo estaba a oscuras. Algo llamo su atención especialmente, encima de una de las mesas encontró un antiguo álbum de fotos. No pudo evitar dejar escapar una lágrima cuando nada más abrirlo encontró sus fotos de pequeña. Los médicos la habían dicho que era posible que no recordará nada de lo que había pasado 10 años atrás, aquel accidente que produjo la muerte de sus padres y una enorme amnesia por su parte. Pero no recordaba al hombre que salía con ella en las fotos, su aire místico.

— Sabía que volverías.– escucho una voz del fondo.– sabía que el intentar quitarle las runas a alguien que jamás tuvo que tenerlas no surtiría efecto. Daphne, estás en casa.

Se dio media vuelta y encontró a aquel hombre que aparecía en todas las fotos con ella de pequeña, aquel que con los ojos ardientes de cariño se acercó a ella y sin dudarlo la abrazo.

Sus ojos rápidamente se llenaron de lágrimas. Su tacto, su olor la era tan familiar.
— ¿Que está pasando?.- dijo aún aferrada a sus brazos.- Que es todo esto, por qué tiene mis fotos y por qué no le recuerdo. ¿Y por qué no quiero soltarle?

— Por que una sabe reconocer a su familia aunque millones de conjuros cayeran sobre sus recuerdos.- El hombre que tan tierna mirada dirigía a ella no era otro si no el gran Magnus. El cual había escondido el mayor secreto jamas imaginado durante decenas de años.


Ella miró patidifusa, casi sin creer esas palabras que brotaban de la boca de aquel atípico hombre. ¿Familia? hacia muchos años que ella no recordaba tener eso, sin embargo confiaba en el. O eso le decían sus instintos.


-¿Por que no entiendo nada?- repitió la joven una y otra vez.

- Te vas a volver a adentrar a un mundo, al cual ya pertenecías. En el cual todas las creencias que tenias y todo lo que has pensado este tiempo se va a desmoronar, si no quieres hacerlo lo entenderé , al abandonar esta sala olvidaras todo lo que has hecho en ella y seguirás con tu vida. Pero esta vez no dejare que te pase nada. Prometo cuidarte.


Una vez mas este mundo le había quitado las palabras, no sabia que hacer o que decir. SI decía que si se enfrentaba a un mundo nuevo, si se negaba quizás perdería una vez mas la oportunidad de su vida......


Cinco años mas tarde


El sol brillaba como nunca bajo los arboles de los bosques de Idris, Daphne cruzo el puente hace cinco años. Durante los primeros meses volvió a recuperar sus habilidades de luche, estaba contenta y orgullosa de la decisión que había tomado. Su vida había cambiado.

Magnus se había convertido en un padre, el que realmente era. Juntos comenzaron desde el principio, contando la verdad, su origen. Sin mentiras y sin excusas. La gente de Idris no acepto la decisión de Magnus, todo el mundo puso el grito en el cielo cuando solicito por derechos de los ángeles el regreso de su hija, no como una simple cazadora de sombras, si no como la autentica bruja y luchadora que había sido siempre. La clave no pudo negarse después de la cuantía de los favores que el mago había hecho por ellos.

La escuela, sus muros fuertes que una vez la asfixiaron, su gente. Todo había cambiado una vez que se acabo la lucha.

Erik se había convertido en uno de los mayores magos que jamas habían existido, como su padre. Y regentaba una de las secciones de las escuelas dedicadas a la magia y los hechizos. Enseñaba a los pequeños como dominar aquellos dones que le habían sido entregados.

Alec y Emma vivian en perfecta armonia, regentaban juntos la escuela de Nueva York, que había sufrido un enorme auge y que esta vez, estaba mas estricto y severo que nunca. Emma se alegro tanto cuando volvió a ver a su amiga que jamas pudo olvidar ese momento en el que le tubo que explicar a daphne una a una las hazañas que juntas habían logrado. Ella ni se acordaba de como se habían conocido. Alec por su parte había comenzado a aguantar un poco mas a Daphne, mas de lo que queria reconocer.

– Vamos chicos con más fuerza.- grito Daphne frente a los chicos que acababan de conseguir sus primeras runas.- Mark  golpea con la vara en el pecho, le dejaras aturdido y te dará unos segundos más.
—  ¿Daphne no entiendes que deberías estar descansando?- dijo Jace apareciendo en el ala de entrenamiento donde Daphne de pie daba lecciones de entrenamiento físico.

Y Jace, que decir de Jace. Durante esos cinco años había ayudado y apoyado cada instante y cada movimiento que Daphne hacia. El había sido el pilar más importante en todo el tiempo desde que cruzó como una niña inocente el umbral de la escuela por primera vez. La había esperado, como un día prometió que lo haría, ella había sido parte de el y de su vida. Y esperaba que fuera así por mucho tiempo.

— Estoy bien no te preocupes.- contesto ella con una sonrisa dibujada en sus labios.
- Me preocupo por vosotros.- dio un pequeño beso en la comisura de sus labios mientras que con su mano derecha acariciaba el vientre que comenzaba a abultarse. Dentro de ella se encontraba el fruto de una larga espera y de un largo cariño y fuerte.

— Y que aún no hayáis cruzado el humbral.- sonrió Emma la cual aparecía enfundada en un vestido rojo de satén.

Daphne volteo  al verla y volvió a sonreír. Sabía que algún momento tendría que dar una respuesta a la pregunta que Jace le había hecho tantas veces.

Volvió a dirigir su mirada a Jace, el cual había hincado su rodilla en el suelo una vez más.

— Daphne hemos pasado por mucho y una vez más te vuelvo a preguntar. ¿Quieres formar parte de mi vida, pero ahora, para siempre?- 

Inspiró, había llegado el momento.
Le beso, la primera vez del resto de sus vidas.

                                   Fin





Hola peque las bellezas. Ha sido un placer para mí meterme en la piel de cada uno de los personajes y escribir durante tanto tiempo en esta preciosa aventura. Pero como todo lo bueno tiene su fin y se que quizás este no es el mejor final, tampoco es el que yo había imaginado. Pero es hora de embarcarse en nuevos proyectos y crear nuevas aventuras.
Quería daros las gracias aquellos que día a día me habéis apoyado a continuar, en especial a awksharman por qué día a día cuando no me apetecía seguir adelante me ha animado.

Deciros que posiblemente no es la última vez que escucháis sobre Survivor ni mucho menos, esperar mi regreso!💪🏻💪🏻💪🏻

Survivor // #ShadowhuntersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora