Hey, Stupids!

39. " Georgina la cucaracha"

Dylan

—¡Vamos Dylan! Estás muy parado —exclama el capitán del equipo.

Suspiro. Sé que no estoy dando todo lo que puedo en el entrenamiento de hoy pero no me encuentro con ganas de entrenar.

—Es que está enamorado déjalo —dice Liam en un tono burlón pasando por mi lado.

—Y tú también, de tus peluches —respondo.

La noticia de los peluches de Liam ha corrido por el instituto en menos tiempo del que esperaba.

—No hableis más y concentraos en entrenar, tenemos que ganar todos los partidos.

Seguimos entrenando durante una hora más hasta que acabamos todos exhaustos.

Voy al vestuario para ducharme de una vez por todas.

Me quedo pensando mientras entro en la ducha sobre lo que Alicia dijo de Cat y su plan con Jasper. Es imposible, estoy seguro de que ella no haría eso.

«O quiza sí»

Niego con la cabeza y me ducho, visto y paso por mi pelo la mano en menos de diez minutos. Recojo todas mis cosas y salgo con Liam y Jake del gimnasio.

—¿Planes para hoy?—Liam nos mira a los dos mientras alza las cejas y algunas de el grupo de animadoras se acercan.

—Yo... Me largo, tengo cosas que hacer. Adiós.

Y de esta forma me escapo y me dirijo en busca de Cat. Tal vez Alicia llevaba razón... Pero Cat es tan buena y simpática... Es del todo contradictorio. No sé qué hacer.

—Hey Dylan.

Miro a Cat mientras una sonrisa se forma en su rostro y me abraza. Lo correspondo sin pensarlo y suspiro. Me gustaría que fuera Alex a la que abrazo.

«Eso no va a pasar Dylan, ella te odia»

Por un momento, consigo imaginar que estoy abrazando a Alex y por acto reflejo apreto más el abrazo y una sonrisa aparece en mi cara. Una sonrisa que no tarda en borrarse cuando vuelvo a la realidad y veo que es Cat.

—Me apretas demasiado —ríe.

Me suelto del abrazo.

—¿Qué tal? —le pregunto aunque sin mucho interés.

—Bien, ¿y tú?

—Eh...Bien, supongo —sonrío incómodamente.

Nos quedamos en silencio durante un rato, hasta que Cat habla.

—Oye, respecto a lo que dijo Alicia en el comedor —me mira— es todo mentira, de verdad. No la creas.

Hay una parte de mí que no quiere creerlo, pero otra parte me dice que lo crea. Alicia es demasiado buena como para inventarse una acusación tan grande como esa.

—¿Vamos a la biblioteca? Tengo que estudiar, y luego supongo que iremos con los de el equipo, así que...

Me encojo de hombros mientras Cat asiente a mi proposición y nos encaminamos a la biblioteca. Cat habla sobre todo lo que ha ocurrido durante el día, pero, como siempre hago, desconecto la mente y oídos hasta que llegamos a la biblioteca.

—¿Entiendes? Y bueno, sigo pensando que los que eran tus amigos son unos mentirosos. ¿Cómo pudieron hacerte aquello? De verdad, es que no me lo explico. Siempre montando numeritos. Deja de pensar en ellos porque no merece la pena.

Coge aire y sonríe débilmente.

—Bueno, lo haría, pero tú me lo recuerdas una y otra vez, así que es difícil.