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  Me levanté y él se puso de pie a mi lado. Mordió sus labios y abrió la boca como para decir nada. Tomé su mano y juntos comenzamos a caminar hacia nuestra casa.
- Estás rompiendo mi corazón –murmuró Jos algo dolido.
- Tú has roto el mío cientos de veces... dicen que el dolor te hace sentir vivo –susurré.

El silencio se apoderaba de nosotros. Él caminaba lento y dolido; yo por mi parte iba tratando de sonreír, pero honestamente no tenía ni una gota de ánimo. Me acerqué a él y lo abracé a mí. Cuando llegamos a la banqueta donde se dividían las casas, él se me quedó mirando. Lo abracé y él me apretó a sí.

- "Te podré odiar más –susurré- pero amarte menos jamás"

Me acerqué a él, poniéndome de puntitas alcancé a estampar mi boca en sus labios y traté de guiarlo en un beso un tanto apasionado pero lleno de sentimientos encontrados. Sus labios estaban temblorosos, llenos de dudas. Mientras que los míos eran seguros e insensibles. Mi hoyo negro en lugar de mi corazón se apoderaba de todo mi cuerpo. Lo le daba cabida a dudas, a sospechas ni a nada más. Cuando sentí que él me ceñía de la cintura y me abrazaba a sí, supe que era suficiente. Acaricié su mejilla levemente y me separé con el otro brazo.

- Adiós –susurré bajito, aún demasiado cerca de sus labios.

Jos apretó mis manos y no me dejaba irme. Me le quedé mirando y pude ver cómo él estaba a punto de derramar una lágrima.

- No me dejes...
- No lo estoy haciendo –susurré y me acerqué a él- pero lo haré.

Jos me abrazó y puso su mano en mi cabeza, tratando de hacer que me pegara más a él. Lo apreté a mí y él se comenzó a mover como si quisiera bailar. Me mecí en sus brazos y luego suspiré agobiada.

- Tengo que irme...
- Pero...
- Hasta mañana –sentencié y me separé de él.

Caminé hasta mi casa y entré como si nada hubiera pasado. Todos me miraron expectantes y yo sonreí de lado.
- ¿Veremos películas hoy? –pregunté y todos volvieron a la normalidad.
- Sí, hoy veremos una de miedo... -murmuró Joseph y yo me tiré en el sillón al lado de Anna.

Jos -.
¿Mi corazón? ¿Su estado? Creo que ya ni existe... simplemente ha muerto. La vi irse, la vi retirarse de mi vida y en ese momento supe que esto no sucedería más. Ella jamás sería mía, pero como lo dijo: "la apuesta seguiría".

Llegué a mi casa y sin mirar a nadie entré a mi habitación. No quería saber nada de nadie, no quería conocer a más chicas, no quería estar con Natalie, nada... yo quería a Tn__ solamente. ¿Cómo hacer para convencerla de que en verdad estaba enamorado?

...

Era de noche y yo tenía en la cabeza demasiadas cosas. Pero en la mayoría de mis pensamientos aparecía Tn__ . Odiaba saber que ella supiera de la apuesta, ahora ni siquiera podía acercarme a ella sin que sospechara que solo lo hacia por cumplir, por compromiso.

Miré mi reloj de pared y eran tan solo las tres de la madrugada. Necesitaba verla, necesitaba estar con ella a toda costa. Salí de mi cama, me puse una camiseta y salí a mi balcón. Brinqué hacia el suyo y abrí la puerta lentamente. Al entrar me di cuenta de que ella ya estaba dormida. Raro, pues cuando era verano dormía hasta tarde. Caminé hacia su cama y me metí entre sus sábanas. Pensaba abrazarla pero sería demasiado atrevido.

Me le quedé mirando y ella lucía tan calmada, tan apacible, y pensar que yo pude estar con ella ayer por la noche. Esta habitación hubiera guardado uno más de nuestros secretos. Pero no había sucedido y en cierta forma me arrepentía de haberme negado. No por el hecho de acostarme con ella, sino porque Tn__ pudo haber experimentado su primera vez con alguien que realmente la amaba. Ella se enroscó y abrazó una almohada como si fuera un osito de peluche y ella una pequeña niña.

KARMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora