cap 18

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Abraham-.

Jamás me había pasado que me hubiera enamorado o que una chica de tan poca edad hubiera llamado mi atención. Si fuera una adolescente cualquiera admito que me hubiera repugnado la idea de salir con una chica menor que yo. Pero Joseph me contaba tanto de su hermana que esa imagen se formó en mí hacía mucho tiempo. Ella corría detrás de mí, al parecer no le importaba que a pesar de los aspersores, también la lluvia hubiera mojado todos nuestros cuerpos.

La miré y ella giraba en el campo, como si estar bajo la lluvia fuera la mejor sensación de toda su vida. Noté que su maquillaje se corría y cómo su cabello se despeinaba con el aire. Pero ella seguía siendo tan hermosa como la primera vez que la vi en una fotografía. Sonreía, yo me acerqué a ella y le comencé a dar vueltas en el aire. Ella reía y yo también lo hacía, me acerqué a ella y la abracé dulcemente.

- Nos enfermaremos mañana -dije y ella rió.

- Tengo un cuerpo resistente, olvídate de eso y anda... vamos a correr por todo el campo -dijo y se dejó las zapatillas tiradas a su lado. Sonreí, ella tomó mi mano y juntos comenzamos a recorrer todo el campo a trote.

- ¿Tenemos una razón para correr? -pregunté cuando me sentí agitado.

- Estoy escapando de mis ideas -dijo y yo reí.

- ¿Qué pasa? -dije mientras la detenía. Ella se detuvo y miró al suelo.

- Jos me acaba de decir que está enamorado de mí. De hecho, me dijo que me amaba -dijo en un grito, pues la lluvia se había incrementado. Era momento de regresar o de cubrirnos con algo para no enfermarnos. Corrimos hacia las gradas y nos metimos allí abajo para cubrirnos de la lluvia.

- ¿Qué piensas tú... de eso? -pregunté dudoso. No sabía si a ella también le gustaba.

- Bueno, la verdad es que Jos me gusta -murmuró- siempre me ha gustado. Pero lo odio más de lo que siento por él. Es molesto y siempre obtiene lo que quiere y yo... no soy parte de eso.

- ¿A qué te refieres? -pregunté confundido.

- Como ahora Jos me quiere... luchará hasta que me tenga. Cuando me tenga... me dejará tirada por allí -dije muy segura- lo conozco demasiado al perro maldito.

Yo reí de la forma en que ella se expresaba de él.

- ¿Qué quieres hacer entonces? -pregunté.

- Te pediría que finjas tener un romance conmigo, pero la verdad no sé si lo que tú sientas por mí es cierto y tampoco te quisiera lastimar -dijo haciendo un puchero- además, eso es demasiado aniñado para alguien como tú.

- Lo és... y la verdad es que sí siento algo por ti. No quiero participar en eso -murmuré- pero si algún día, tú quisieras salir conmigo... yo estaría dispuesto a invitarte a salir.

- Gracias Abraham, eres un gran chico -dijo ella y me dio un abrazo- ¿Por qué no tienes novia? -preguntó y yo sonreí apenado.

- Porque tu hermano no dejaba de hablar de ti y yo quería estar disponible para cuando te conociera -admití- perdona.

- No, al contrario -murmuró- perdóname a mí por no ser esa chica especial de la que tanto te habló Joe -dijo bajando la cabeza.

- Oh, no... tú no eres la chiquilla que Joseph tanto me describió -murmuré muy seguro- eres aún mucho mejor.

Ella me miró con cierto tipo de ilusión y me sonrió ampliamente. Se acercó a mí y me dio un beso lento en la comisura de los labios. Bien podría haberle arrebatado un beso, es una chiquilla comparada conmigo. Pero yo no soy esa clase de chico. Además, era la hermana de mi mejor amigo, a este tipo de chicas hay que respetarlas si en verdad las aprecias, tanto a ellas como a tu amigo.

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