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  Yo te haré recordar

Tn__-.

Al despertar este domingo decidí caminar hacia mi balcón y disfrutar de este soleado día. Al abrir mis ojos noté que Jos estaba saliendo de su baño. Traía solo una toalla enrollada en su cintura. Al verlo no pude separar mi vista de esas gotas que recorrían su espalda. Él puso la mano en la toalla y comenzó a quitársela. "Oh por Dios, tú no debes..." –pero mi mirada seguía allí.

-Oh por Dios –dijo cuando me notó tapándose de nuevo con su toalla, sentí que las mejillas se me hacían de un rojo escarlata.
- Lo... lo siento –dije regresando a mi habitación.

"Demonios, ahora quedarás como una espía pervertida que se dedica a ver a sus vecinos desnudos" Cerré los ojos y me pegué con la palma de mi mano en la frente.
-Como me odio –susurré. Fui al baño y me di una larguísima ducha, casi me daban ganas de tener una almohada aquí y simplemente llorar.

Al salir tenía los ojos enrojecidos y los labios un poco hinchados. Tomé mi celular y me recosté en la cama aún solo con la toalla enredada en el cuerpo.
-¿Hola? –contestó.
-Odio que estés tan lejos y que cuando te fuiste no hablábamos –respondí a su "hola"
- Yo odio que seas tan ingenua y pienses que puedo todavía estar enojado contigo –respondió Joseph. Sonreí y puse una almohada en mi rostro.
- Te extraño –susurré y él rió.
- Yo también pequeña... sabes que ya voy a vivir acá de por vida, ¿verdad?
- Sí, pero estás tan lejos... quisiera estar contigo –respondí.
- ¿Qué tienes? –preguntó y escuché que abría una lata de soda.
- ¿Supiste lo que le pasó a Jos? –pregunté, la hermana de él a veces mantenía contacto con mi hermano.
- Me dijeron que lo habían atropellado hace poco –murmuró sin preocupación.
- Sí, está bien... solo tiene algo de amnesia...
- ¿y eso te importa por que? –preguntó.
- Porque de todas las cosas que olvidó también me olvidó a mí. Ahora a penas recuerda mi nombre –susurré.
-¿Lo extrañas?
- Sí –respondí rápido y con mucha seguridad.
- ¿Y por qué no intentas volver a salir con él?
- Porque hay una tipita que se la pasa rondándolo y la verdad ya me tiene harta. Se la pasa todo el día a su lado y últimamente se la pasa haciendo cosas con ella que antes hacía conmigo. ¿Sabes que hoy la llevó a nuestra casita del árbol?
- ¿Enserio la llevó a su santuario?
- Sí –dije lastimada- lo odio....
- No –respondió mi hermano- Lo extrañas... eso es diferente.
- No tengo idea pero... igual duele que la haya llevado allí cuando él sabe que ese lugar es secreto y exclusivo.
- Ahora no lo sabe... sé un poco más comprensiva, ¿quién es la otra chica?
- No lo...
- Hola –saludaron. Me enderecé de golpe y la toalla se quedó en la cama. Al ver a Jos en mi balcón sentí que la sangre se me subió a la cara y tapé mi pecho con las manos. Él me miró y se dio la vuelta- Lo... lo siento, mejor me voy yo... -dijo y comenzó a caminar.
- ¡No, espera! –grité y él se detuvo- Joseph me tengo que ir –susurré y colgué. Me enrollé de nuevo la toalla y caminé hacia el guardarropa.
- No te vayas... solo dame un minuto –pedí y luego de tomar algo de ropa corrí al baño. Me vestí realmente rápido y cuando salí él estaba observando la flor de papel que Logan me había regalado hace unos meses.

-Volví –respondí. Él se dio media vuelta y me sonrió.
- Perdona... pensé que estabas enojada por alguna razón –susurró- ¿Estás bien?
- Sí –sonreí- ¿tu amiga ya se fue?
- ¿Olivia?
- ¡Como se llame! –dije algo molesta.
- He... sí, le dije que se fuera a casa... no sé por qué tengo ganas de... hablarte –dijo sin mirarme.
- ¿Conmigo...? –pregunté- ¿Sobre qué?
- No lo sé, simplemente... -dijo encogiéndose de hombros y caminando de un lado a otro en mi habitación- es que... siento que te debo decir algo.
- Adelante ... -dije instándolo.
- Siento como si yo te hubiera lastimado, como si todo el tiempo te hiciera sentir herida y mal. Lo lamento -pronunció. Lucía tan preocupado- Olvia...
- Deja de mencionarla -pedí y él entrecerró los ojos- lo siento, pero esa chica no me agrada.
- Es adorable -murmuró mirando al cielo como si hubiera sido un especie de ángel- trabaja en el hospital lunes, miércoles y sábados. También va a una casa de ansianos los domingos, los viernes está con su abuela enferma... y...
- ¡Por Dios es una santa! -dije enojada- ¡Pero ella no es tu mejor amiga YO lo soy! -le gruñí- ¡Yo te haré recordar!
- ¿Qué? -preguntó confundido.
- ¡Ah! -grité desesperada- Antes de que ella fuera tu mejor amiga... yo lo fui. Teníamos cinco años cuando yo te llamé por primera vez "gordito puñetas". Me habías tumbado mi pulsera preferida. ¿Cómo te atreves siquiera a llamarla así?
- Bueno es que ella era la única que se ha preocupado por mi de tal forma...
- Ella no se preocupa por ti -murmuré viéndolo directamente a los ojos- es muy diferente la forma en que YO me preocupo y la forma en que ella "dice" preocuparse. Ella se quiere aprovechar de ti... quiere... tu cuerpo -dije y él rió- enserio...
- Vamos... no soy tan deseable como para que alguien quiera estar así conmigo -dijo él y yo rodé los ojos.
- No tienes idea de la cantidad de chicas que quieren estar contigo -respondí.
- ¿Como cuantas? -preguntó y yo bufé.
- No lo sé... muchas...
- ¿Tú también? -preguntó y eso me hizo perder algo de control en mi mente reburujada.
- Yo eh... -negué con la cabeza y luego reí algo nerviosa- digamos que tú y yo éramos muy cercanos.
- Dime ¿qué era lo que más te gustaba que hiciéramos juntos? -preguntó-. Bueno, si hipotéticamente éramos mejores amigos...
- Cantábamos juntos... nuestro sueño era participar en ese concurso... en el de
- The X Factor -pronunció él.
- ¿Lo recordaste? -pregunté ilusionada y él negó.
- No, pero es el programa más famoso de por aquí... -repondió él, lo jalé de su mano y lo llevé a mi cama. Él sin pensarlo dos veces se tiró a mi lado y nos pusimos a mirar el techo.
- La _ que tienes en tu mano izquierda es la inicial de mi nombre: "___" -nombré-. Yo tengo una "J" y es de tu nombre Jos... sé que ahora estás muy confundido y sé que Olivia es más... agradable o más oportuna en tu vida, es un... amor.
- Lamento herirte...
- No tienes idea de cuando lo haces -respondí- por eso te perdono...
- ¿Tú y yo éramos muy buenos amigos?
- Lo suficiente como para llorar cuando nos mandaban a campamentos diferentes -reí- definitivamente éramos los mejores.
Jos sonrió y se me quedó mirando fijamente. Yo también lo hice y algo en él cambió. No lo sé, lucía tan tonto, tan noble, tan inocente. No había en él esa nota de lujuria que tanto distraía a mi cabeza. Definitivamente él no me recordaba, a veces me gustaría ver al Jos que robaba mis besos. Que me hacía enojar y que me hacía querer más. Ahora solo era "Jos el desconocido".

Me levanté de la cama y le sonreí-. Creo que tienes que irte... -pedí.
- De acuerdo -dijo levantándose- ¿nos veremos luego?
- Vivo al lado de tu casa... y estoy en diez de tus clases -susurré- es un hecho de que me verás por aquí.
- Me alegra -pronunció.
- No quiero que me olvides -se me salió decirle. Su mirada era tan tierna, no podía dejar de mirarlo. Tenía unas inmenzas ganas de abrazarlo, de decirle que lo quería, que se quedara conmigo.
- No dejes que lo haga -respondió él caminando hacia mi balcón.

Cerré los ojos y caminé muy decidida hacia donde él iba. Lo giré y él me miró realmente confundido.
- Hace unos días hiciste una apuesta estúpida que me lastimó como nunca antes en mi vida. Me hiciste enamorarme de ti y me dijiste que tú también lo habías hecho. Decidí jugar contra ti pero en el camino me enamoré aún más de ti. Rompí con mi novio, lo engañé muchas veces y fue por tu culpa.
- No entiendo -susurró él.
- No tienes que hacerlo -dije caminando hacia donde él estaba. Pegué mi cuerpo al suyo y nuestros rostros se encontraron en un frenético beso. Enredé mis manos en su cabello y lo atraje más a mí. Al principio nuestro beso fue algo duro y frío. Pero conforme a que sus labios fueron reconociéndome, se tornaron dulces y amables. El latido de mi corazón había pasado por todos los ritmos. Sus brazos se enrollaron en mi cintura y me atrajeron más a él. Sonriente y algo triunfante me acerqué más a él y le susurré algo que jamás le había dicho.
- "Te amo" -dije entre sus labios. No esperaba respuesta suya, de hecho no creía saber qué haría después de este beso tan inesperado.
- Yo no sé si lo hago... -dijo agitado- pero quiero averiguarlo...

Jos-.
La atraje a mí nuevamente y besé sus labios de nuevo. Eran tan dulces, tan cálidos. Eran ese hogar que yo tanto amaba. Eran los únicos que yo siempre había anhelado. Ella era la única chica que giraba mi mundo, ella era la única que hacía que yo me sintiera de esta forma... Solamente ella hacía que yo me transformara en algo decente, en algo bueno. Fingí perder la memoria para ver si ella realmente me quería borrar de su vida, era lo más inteligente que alguna vez se me había ocurrido.

No importa qué hiciera... ella trataba de convencerme que yo le pertenecía... y así era... solo espero que ella no se de cuenta.

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Ya tengo computadora asi que actualizare semanal :)

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