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"Todo era tan hermoso"

JOS -.
-¡Canela ! –me gritaron y levanté la cara de golpe. ¿dónde estaba?
- ¡Te quedaste dormido de nuevo en Literatura! –gritó la señorita Poline. Me dio un ligero golpe en el brazo y todos a mi alrededor reían. Puse mi mano en mis ojos y luego recordé algo.
- Oh Dios no... -pensé y luego miré hacia donde se sentaba Tn__ . Ella no me miraba. Vi mi libreta y estaba escribiendo lo que justo antes hacía. ¿Todo había sido un sueño? La reconciliación, lo de su cicatriz aún en su mano. Ese maravilloso sueño en el que ella era de nuevo mi mejor amiga, ese suceso que yo tanto anhelaba. ¿No había pasado? ¿Por qué la vida era tan cruel conmigo? Desesperado me levanté del asiento.
- ¡Canela ! –gritaron de nuevo- ¡Siéntate!
- ¡No! –gruñí y Tn__ volteó la mirada hacia mí. Entrecerró los ojos y yo furioso caminé rumbo a la puerta.
- Si no te sientas te expulsaremos –gritó la maestra y yo resoplé y me fui de la clase. No me importaba irme de aquí, de todas formas no era la primera vez que lo hicieran. Salí de la escuela y me fui a las gradas, necesitaba un cigarrillo con urgencia.

-¿Por qué siempre sueño contigo? –me preguntaba a mi mismo- ¿Por qué sueño con algo que jamás pasará?

Cerré los ojos mientras me terminaba uno de los tres cigarrillos que tenía. Si tan solo tuviera la oportunidad de demostrarle a Tn__ que yo ya no era como antes. Si ella tan solo me escuchara. Todo había sido tan hermoso, ¿por qué los sueños así nunca se cumplen?

Enojado decidí irme a casa, no soportaría estar aquí, viéndola compartir con sus amigas todos sus secretos. Viendo cómo Logan vuelve a ganarse su confianza y cómo la hace feliz aunque no salgan juntos. Sin tomar nada de mis libros, atravesé todo el campo. Luego la entrada principal y fui a casa a descansar.

...

TN__ -.
Estaba cambiando mis libros, cuando noté que todo el mundo corría por el pasillo hacia la entrada. No dejé que eso me distrajera. Estaba por tener un examen importante que necesitaba aprobar con una calificación obligatoria.

JOS me preocupaba un poco. Ha estado últimamente muy distraído y se la pasa dormido en las clases. Sé que es flojo y medio vago, pero nunca se había dormido tanto tiempo en todas las clases. La forma en que se fue de la clase también me sorprendió y la forma en que me miró fue como si me castigara, como si me dijera "mira lo miserable que soy". No lo sé, tal vez yo exageraba y admito, que no me gustaba verlo así de mal.

-¡Tn__'! –me gritó Karla asustada. La miré y sentí cómo ella ponía sus manos realmente apretadas en torno a mis hombros, agitada trató de decirme algo que no entendí.
- ¡Respira, ¿qué pasa?! –pregunté asustada.
- ¡Jos ... atropellaron en la entrada a Jos ! –sentí que la sangre se me iba hasta el suelo y que mi corazón se agitaba con mucha rapidez. Sin pensarlo dos veces solté los libros y comencé a correr hacia la entrada apresuradamente. Una bola de gente estaba rodeando algo en medio de la carretera. Corrí hasta llegar a la gente la cual no se movía.
- ¡Muevete! –le grité a la mocosa que me estorbaba, al final cuando la empujé, pude ver el cuerpo inválido de mi mejor amigo.
- ¡Jos ! –dije arrodillándome a su lado. Él estaba inconsciente, tenía rasguños por todas partes y por suerte pude ver que no tenía ningún hueso expuesto. Con mis dedos acaricié su rostro pero mi respiración no me dejaba concentrarme- ¡Una ambulancia! –grité y mucha gente comenzó a sacar sus celulares.
- Por Dios Jos , no mueras.... Y si lo haces que sea por mis manos no por un auto –pedí tocando su rostro- ¡Vamos Jos despierta! –grité desesperada. Unas pequeñas gotitas dejaban humedecida mi mejilla luego de recorrerla con rapidez- No te vayas –susurré bajito, pegando mi frente con la de él.

...

Estábamos en el hospital, los padres de Jos aún no llegaban así que no me habían dado informes de su estado médico. Yo estaba en la sala de espera, deseando que alguien tuviera piedad de mí, para que por favor me dejaran entrar a verlo. Los ojos me ardían de tanto llorar. Es cierto, NECESITABA saber que él estaba bien. Lo odiaba, pero lo quería más.

-Familiares de Jose M. Canela –pronunció el doctor. Rápidamente me puse de pie y caminé hacia donde estaba.
- Soy su novia –respondí para que al menos me dijeran algo.
- Lo siento señorita, pero necesitamos un familiar directo –murmuró y yo sentí cómo las lágrimas invadían de nuevo mis ojos.
- Por favor, sus padres aún no llegan, pero yo necesito saber que está bien –rogué- por favor... dígame que está bien.
- Jose está bien –aseguró- solo tiene una ligera lesión en la cabeza. Pero todo está bien –suspiré aliviada al saber que todo andaba bien con él. De hecho, acaba de despertar...
- ¿Puedo entrar a verlo? –pregunté esperanzada a que por una vez me dieran acceso.
- No lo sé... aún eres menor y
- Ah, mentira cumpliré diez y ocho en un par de días... por favor –pedí y luego de que el doc rodara los ojos, asintió.

Suspiré con una gran sonrisa en el rostro y el doctor me acompañó a la habitación en la que lo tenían. Por la ventanilla pude ver que él tenía una intravenosa con suero y algunos chupetes conectados en el pecho. El doctor me abrió la puerta y yo entré agradeciéndole. Cuando me giré para ver a Jos , él me miraba con cierta duda.
-Hola –saludé con media sonrisa. Me senté a su lado y como la vez anterior en el hospital de Nueva York, tomé su mano.
- ¿Qué haces? –preguntó mirándome fijamente.
- Escucha... sé que te sorprende verme por aquí, pero... me asusté demasiado cuando te vi en medio de la calle inconsciente –él no decía nada solo me miraba-, no quería que murieras y... sí –sonreí- me hiciste llorar con lágrimas de honestidad, suertudo –susurré- no sabes cuanto agradezco que estés con vida...
- No sé...
- Jos –dije cerrando los ojos. Necesitaba ser honesta por lo menos una vez en la vida, necesitaba decirle todo lo que había guardado todo este tiempo- necesito que sepas que lamento mucho todo lo que pasó hace unos meses. Nos consumimos en una guerra en la que ninguno de los dos ganaba nada. Admito que en ocasiones era divertido verte dormitar en las clases o ver cómo te sonrojabas ante mí, pero... creo que era más el dolor...
- Oye –susurró y apretó mi mano- agradezco que vengas a aclararme todo, pero creo que te estás equivocando.
- Lo sé, no debo pedirte disculpas a ti –dije haciendo un puchero- que bueno que me las ahorres, preferiría...
- No –volvió a decir- es que yo no soy a quien buscas.
- ¿De qué hablas? –pregunté confundida.
- Es que me estás pidiendo disculpas cuando yo... ni siquiera sé qué te hice. Yo no te conozco –respondió claro y firme. Me le quedé mirando y él tenía la mirada realmente confundida. No mordía sus labios como siempre al verme ni trataba de decirme que lo sentía.
- ¿A qué te refieres con que no me conoces? –pregunté- ¿No sabes quién soy?
- No –respondió encogiéndose de hombros. Reí un poco, no sabiendo si era de nervios o realmente me causaba gracia.
- Estás jugando... ¿verdad? –dije y él apretó la mandíbula mientras negaba.
- No yo... nunca te he visto en mi vida.
- Pero soy Tn__ Bouvier, soy tu mejor amiga... hemos estado juntos desde los cinco años.
- Yo nunca he tenido mejores amigas –respondió él. De alguna forma lo que me decía me dolía. ¿Acaso estaba fingiendo?

-¡Hijo! –gritaron en la puerta. Me giré y era su madre quien venía corriendo hacia la cama. JOS sonrió y su padre también se acercó. Yo di varios pasos hacia atrás. Estaba realmente confundida por todo esto. Sus padres lo abrazaron y su madre comenzó a llorar de la emoción al verlo.
- Pensamos que estarías como una tortilla aplastada –murmuró su madre. Jos rió.
- Estoy bien, gracias por preocuparte –respondió y luego dirigió la mirada hacia mí.
- Mamá, ella... ¿quién es? –preguntó.
- ¿Cómo que quién es...? –preguntó su madre confundida- No te entiendo.
- No me reconoce... -expliqué- dice que no sabe quién soy. Cuando le dije mi nombre, me comentó que él no sabía quién era y además que él no tiene ni tuvo una mejor amiga.

Ambos padres lo miraron confundidos y luego llamaron al doctor. Cuando vino, le comenzaron a hacer preguntas acerca de su pasado y su vida diaria. Recordaba exactamente todo desde los seis en adelante. Cosas de sus cinco estaban borrosas.
-¿A qué edad lo conociste? –preguntó el doctor.
- A los cinco... -respondí.
- Entonces ya sé... él no recuerda nada de sus cinco años. Tú apareciste a esa edad, por lo cual en su futuro no existes. Para él nunca exististe –me le quedé mirando y él me veía como veía a cualquier otra chica, como si yo no fuera nadie importante o como si él nunca me hubiera odiado, como si nunca hubiéramos tenido algo de historia.
- ¿Enserio no me reconoces? –pregunté algo dolida.
- Ojalá supiera quién eres –respondió.

No sabía qué hacer qué decir. Han pasado demasiadas cosas como para explicarlas ahora. Tenemos demasiada historia como para tardar días en contarla. Definitivamente mucha carga en su pizarra blanca –la cual era ahora su cerebro- sería demasiado malo para él. Además, ¿no sería esto bueno para mí? ¿Que él enserio me haya olvidado para siempre?

KARMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora