Quiero irme a casa

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Sono el movil, corri a contestar, era el.
"Daiana, Daiana, no iras a ninguna parte, te quedaras conmigo hasta que yo quiera".
Lo deje entrar al cuarto oscuro. Me llamaba desde la puerta y corri a abrazarlo. El me sostuvo por la cintura, yo le puse una mano en su cabeza, observándolo detenidamente y empezé a ver como se ponia tieso, duro, estaba tocando un maniqui, un maniqui.

Di varias vueltas en la cama, sintiendo un poco de calor y me levanté sobresaltada.
Estaba soñando. Gracias a Dios, era otro sueño.

Las tripas me sonaban, tenia mucha hambre y no escuchaba movimiento del otro lado, asi que volví a dar golpes en la puerta. Al hacerlo la puerta se abrio. Quizás el la habia dejado abierta la noche anterior.
Sali con mucho cuidado, sin hacer ruido y miré a todos lados, pero no lo veia. Caminé muy despacio, mirando que aquella casa era muy pequeña.  Llegué hasta la puerta de salida dispuesta a abrirla, empujándo, tratando de abrirla, pero tenia un candado.
Allí no habían mas puertas, solo esa.  Si me tenia que tirar por alguna ventana, lo haria. Hice un recorrido muy rápido por aquel lugar, buscando algun punto que me sirviera de escape, pero me quedé sorprendida, aquella casa no tenia ventanas, era algo así como un cajon. Estaba todo cerrado. Habian dos  infraluces, muy pequeñas por cierto. Yo era delgada, pero ni tanto para poder escapar por allí.
Me senté de golpe en el sillón sintiéndome muy frustrada. Tenia que hacer algo. De pronto una idea vino a mi cabeza, si no podia salir de alli en ese momento, buscaría algo que pudiera usar en contra de aquel hombre.  Buscaria un cuchillo, alguna herramienta, le daría un golpe y escaparía.
No era ninguna maleante, ninguna asesina, pero si tenia que defenderme lo haria sin pensarlo dos veces.  Tenía mucho miedo, pero no me quedaria de brazos cruzados mientras que aquel desconocido hacia conmigo lo que le diera en gana, sin saber si tarde o temprano acabaria con mi vida.

Entré a la cocina, tenia mucha hambre. Debia comer algo o si no me desmayaria. Abrí la vieja nevera que habia, pero solo abía agua, leche, pan y un jugo que parecia dañado.
Abrí la alacena, platos, café, vasos, galletas, arroz, fideos.
No me apeteció nada.
Entré al cuarto que habia al fondo de la casa y me dio un vuelco el corazón.  Ese era su cuarto, no había otro. Me detuve unos segundos, luego entre.

Miré todo como pude en cuestión de segundos y pude notar que estaba todo regado, ropa tirada sobre el suelo, toda de color negra, zapatos, unas botas y la capucha.

Percibí un frio en el pecho pero segui buscando.  Habia una mesita parecida a la que tenia yo en el otro cuarto, tenia una gaveta y la abri.
Muchos papeles, lápices, recibos, tenia que haber algo que lo delatara.  Tomaba todo en mis manos, pero nada me servía, no había nada importante. Eso creí hasta que al fin pude ver una tarjeta de pasaporte.  Mi cuerpo empezó a temblar y el corazón a latir muy deprisa, pero la divisé. Estaba borrosa, como si el agua o el tiempo la hubieran deteriorado. Estaba a punto de saber como se llamaba mi secuestrador cuando senti una mano super fuerte apretándome la boca y el olor, ese olor otra vez.  El mismo que pudo vencerme sin dejar que hiciera más. Un fuerte mareo se apoderó de mí sumergiéndome en un profundo sueño.

Abri los ojos, sabia que habia pasado mucho tiempo, cuanto?, no lo sabia. Me dolia mucho la cabeza. Estaba acostada en la camita del cuarto donde él me había llevado y al mirar hacia el borde, vi una bandeja, un poco mohosa. Tenia un plato con cuatro pedazos de pan, dos con jalea y dos con mantequilla, una taza de chocolate caliente, una servilleta, una frisa de lana bordada, unos periodicos viejos y una revista.  Tambien había algo mas, era una nota.

"Come, se que tienes hambre y lee algo para que asi dejes de husmear

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"Come, se que tienes hambre y lee algo para que asi dejes de husmear."

Llegué a la conclusion que me habia estado observando.
El encapuchado era muy inteligente, por lo que había yo notado también muy listo.
Coji la sabana y cuando termine de comer, me arope con ella.  Los periodicos y la revista las tire al suelo. No iba a desperdiciar mi tiempo en leer, tenia que salir de allí como pudiera.

Paso mas tiempo, no sabia cuanto, estaba muy aburrida, triste, queria estar en mi casa, queria irme lejos de todo aquello.

Me volvi a dormir....

Escuché pasos, eran dentro de la casa, luego un portazo, el chorro de agua. Se estaria duchando?
Paso un rato y escuché un ruido, era un motorcito, quizás la máquina de afeitar. Iría a algún lugar, o quizás tendría por costumbre razurarse la cabeza, tal vez algún ritual de limpieza.

"Ay Daiana, que tonta eres"

Sonreí sola al notar mis pensamientos, pero estaba al pendiente del más mínimo ruido.  Ya no sabia en que aprovechar los minutos, las horas que me pasaban por encima muy lentamente.

Luego de un largo rato lo escuché salir del baño y vi un reflejo de luz por la pared.
Me di cuenta que en la pared habia un agujero y me levante, tratando de mirar por el mismo. Pero solo veia parte de la sala y parte de la cocina.
Quizás podia mirar por allí, tal vez en algun momento le veia el rostro.  Estaba ya indignada, ese hombre me habia convertido quizás en su mujer y yo lo llamaba secuestro.  Estaba loca por verlo,  por tener mas descripccion de el, así tendria mas a mi favor a la hora de acusarlo.

Había estado todo lo que quedaba del dia pegada al agujero, sin haber logrado nada. El aveces pasaba de un lado a otro, pero sin detenerse en un punto fijo.  Asi estuve hasta que oscurecio y ya no pude ver mas.

SECUESTRADA (PARTE 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora