SECUESTRADA (PARTE 1)

Por las calles de Montreal

Amanecia un nuevo dia, el primero despúes de todo aquel calvario. No estaba dispuesta a perder un solo minuto en tristezas, queria sentirme diferente y decidi salir, aunque fuera para distraerme.

Me puse un pantalón corto color crema y una camisa de flores con el fondo negro. Ropa que Criss me habia dado. Lo combine con unas botas negras al talón y  me peine el cabello de lado, note que a pesar del corte, todavia estaba maltratado. Debia retocarlo y darle algun tratamiento y asi lo decidí.  Llegaba a las tiendas y compré algo más de ropa.  Al terminar entré a un salón, donde pedí a la chica que volviera a retocar mi corte y humectara mi cabello.  El resultado me encantó.

Le habia aceptado  dinero a Criss, pero a la primera oportunidad se lo devolvia. Ya le debia suficiente con el simple hecho de aceptarme en su casa.

Entré a una heladeria y pedí una paleta de mantecado, caminé  por la plaza, sentándome en un banco a descansar.
Veia las parejas agarradas de las manos y añoré estar asi. Me sentia sola y en cuestión de nada se me llenaron los ojos de lágrimas.

Vi el relog, y ví que ya habian pasado cinco horas desde que habia salido de la casa, asi que decidi irme.

Llegue a la casa en bus, entré al cuarto, luego guardé todas las cosas, no sin antes echarle una segunda ojeada. Estaba contenta con lo que habia traido.
El cansancio me ganó y logré quedarme dormida.

Estaba desnuda, sentada en el suelo, tenia un lazo color vino en mis manos, era un tipo de regalo para alguien.  Se abrió la puerta y allí estaba él, el encapuchado.
Me levanté con el corazón en la boca, era un sueño, un maldito sueño.

Fui al baño donde me duché, para luego bajar a comer algo. Había cocinado unas  pechugas al vapor en salsa de ajillo, ensalada de papas y para tomar solo jugo de china.
Comí hasta quedar satisfecha y luego me senté a ver la televisión cuando tocaron a la puerta.

Quien seria a esta hora?  Eran las siete de la noche y Criss no llegaria hasta despúes de las diez.  Me levanté y abrí la puerta.

-Hola joven, busco a la Sra. Danvers -dijo un chico, parecia un mensajero.

-No aqui no es  -dije haciéndole entender que se había equivocado de lugar.

-Disculpeme entonces Srta. que tenga buenas noches. -dijo despidiéndose

Y asi pasaron dias, meses, para ser exacta, seis meses. Ya me habia acostumbrado a mi nueva casa, a mi nuevo ambiente al lado de Criss, ella no queria que me fuera a pesar que estaba en planes de alquilar un pequeño apartamento muy pequeño, pero lo suficiente comodo para mi sola.  Habia conseguido un empleo, solo dos dias a la semana cuidando una señora mayor de 90 años, la pobre estaba encamada.  Me recordaba a mi abuelita.  La señora era la madre de un Doctor muy conocido en la Ciudad.
La habia conocido a traves de una consulta en la propia oficina del Doctor, ya que el atendía a Criss.  La acompañaba ese dia y vi a la viejita en una foto, rápidamente me enterneci. Se me aguaron mis ojos y el Doctor me observí. Luego le conte la historia de mi abuela y fue suficiente para que el Señor me diera el empleo, ya que necesitaba de alguien que cuidara a su madre.

"Eso es presisamente lo que quiero, lo que estoy buscando, una persona que cuide a mi madre, que la cuide bien, eres la persona perfecta jovencita, quieres el empleo?"

Me quede sorprendida y lo acepte, ya que en realidad necesitaba dinero.

Decidi pagarle a Criss lo que me habia prestado, aunque no habia sido facil que aceptara el dinero, al final, logré convencerla.

-Daiana, Daianaaa....

La escuché llamar fuerte interrumpiendo mis pensamientos.

-Oh perdona Criss, bueno te decia que tengo que irme. Ya me has ayudado lo suficiente, entiéndelo, no es para que te pongas triste.

La hice comprender después de varios intentos, pero mi mente volvió a divagar.
De pronto apareció el encapuchado a mi mente.  De ese hombre no se sabia nada, habia huido al parecer, la policia nunca lo había encontrado.

-Daiiiaaaannnnaaaa..... -grito Criss mirándome rara.

-Disculpame.  -dije sonriendo
-Cuando es la fiesta de tus vacaciones? -le pregunte.

-La fiesta es el viernes Daiana.  Pasado mañana.  Tienes que verte muy linda, van a ir muchas personas.

-Si lo sé, pues vámonos de compra. -dije muy entusiasmada.

Ella acepto y nos fuimos a la ciudad a comprar, comprar y comprar.