Atrapada

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Sentia un dolor de cabeza espantoso que me hizo despertar. Veia todo oscuro, sentia frio y mucho dolor en las piernas. Me toqué las rodillas y tenia sangre. Miré a todos lados, pero lo unico que palpaban mis ojos era el color negro, el color negro de la oscuridad. Me levanté del suelo donde estaba y traté de caminar como pude, pero estaba muerta de miedo. Donde estaria? De pronto recordé todo. El encapuchado persiguiendome, yo gritaba y de pronto aquel olor raro.
Me dí con algo duro y pude percibir que era una reja.

-Dios mio donde estoy?
Holaaa.... holaaaa..... porfavor ayúdenme, alguien que me diga donde estoy, ayudennnnnmeeeeee, estaba gritando como una loca.

Estuve mucho rato asi, hasta que se encendió una luz y entró alguien todo vestido de negro.
Era el. Me dió un vuelco el corazón y caminé hacia atras quedándome muda.

-No pierdas tu tiempo, aqui nadie va a escucharte. -dijo con una tranquilidad y una frialdad enorme en sus palabras.

Hablaba fuerte, su voz era ronca. Me daba mas miedo escucharlo que verlo.

-Porfavor, tengo familia, no se quien eres, no se que quieres, si es dinero te lo dare, pero déjame ir, déjame ir de aqui, porfavor.... te lo suplico, déjame irr......

No dijo nada, solo se acercó y volví a echar unos pasos hacia atras. Gracias a Dios estaba la reja que nos separaba. Me miró sin sostenerme la mirada y empezé a sentir mucho miedo.

-Talvez me has confundido, soy nueva en este lugar, no soy de aqui te lo juro, mi familia me espera, me buscara, llamara a la policia, me llamaran a mi movil y me buscaran, porfavorr..... -le imploré otra vez.
-Que es lo que quieressssss..... -grité desesperada al ver que él solo se alejaba sin importarle nada.

La noche estaba muy fria, demasiado fria en aquellas paredes húmedas y sucias. Habia cucarachas y alimañas. Veia mucho polvo y hongo por todas partes. Estaba sucio el lugar y muy rejado. Era una especie de jaula, conmigo adentro. Pensarlo me hizo estallar en llanto y empezé a temblar. Que hora seria? Tenia mucha hambre, pero no estaba dispuesta a comerle nada a un sicopata.

Y como si el leyera mi mente, ví como se abria la puerta de un solo golpe y entraba él con una bandeja. La tiró por debajo de la reja y la empujó con la pierna.

-Ahi tienes, come. -dijo sentándose en una silla vieja sin dejar de mirarme.

Miré la bandeja. En ella abia un pedazo de pan y uno de carne, una pera y un vaso de agua. Me moria del hambre, pero no iba a comer, no lo haria, no debia hacerlo.

-Comeeeeeeeee..... -grito él dándome un tremendo susto.

-No quiero nada, solo quiero irme, dejame ir, porfavor.

Lo escuché reir sarcásticamente y empecé a sentir mucha lástima hacia mi.

Tenia frio, hambre, estaba golpeada, me dolia mucho la cabeza y para colmo habia dejado el movil en la casa. El se levantó y volvió a tirar la puerta de un solo golpe y yo cerré los ojos sintiéndome atemorizada. Luego de unos segundos traté de escuchar hacia donde se dirigía pero en cuestión de segundos volvió a entrar, sentándose otra vez sobre aquella silla vieja. Sin que se diera cuenta, traté de mirarlo, tenia que saber quien era aquel hombre, delatarlo a la policia, así que aproveche el momento.

Vi que estaba limpiando alguna cosa. No veia bien lo que era, hasta que la puso sobre sus muslos. El corazón se me aceleró y tragué con dificultad al ver que tenía un arma.
Giré mi cara del otro lado y me tapé la boca ahogando el llanto, pero tenía que seguir observándo.
El era alto, se veía fuerte, ya sabia que no tenia pelo, era calvo o quizas se rapaba. Tenía un pequeño tatuaje en el cuello, pero no sabia de que era. Estaba todo vestido de negro. Su voz era gruesa. Llevaba un boceto en mi mente cuando ví que se levantaba a buscar alguna cosa. Traté de mirarle a los ojos al verlo acercar, pero él me esquivó la mirada.

A pesar de que tenía muchísimo miedo, seguí mirándolo. Quien era él?, Porque me tendria allí secuestrada? y si me mataba, y si me vendia?, y si abusaba de mi?, ay Dios, me empecé a sentir muy nerviosa y traté de calmarme. Necesitaba hacer algo, huir si, tendria que escapar de aquel lugar como fuera.

De pronto el se giró hacia mi, antes de llegar donde segundos antes estaba sentado. Senti un pánico terrible y bajé la mirada. Lo escuché acercarse lentamente. Parecia que se detuviera a pensar que hacer conmigo. Volvió a caminar en dirección a una vieja mesa que estaba de su lado y sacó una sábana llena de polvorin. Sin decir nada me la tiró,en cierta forma se lo agradecí ya que me estaba muriendo de frio.

El se fue y yo me cubrí el cuerpo con aquella sábana polvorienta como pude, no era muy grande, pero al menos servia de algo.

Mi secuestrador no hablaba mucho, no se delataba, no se quitaba la capucha, ni la ropa negra, no había percibido mucho de el, solo el tatuaje del cuello y que era calvo.

Me invadia el hambre, el miedo, la angustia, asi que traté de dormir algo y logré conseguirlo. No sabia que hora era cuando escuché la puerta tirarse otra vez y el entro.

Pude ver el sitio donde estaba un poco mas, el habia dejado la puerta entreabierta y la luz del día o la noche se filtraban. Ya no tenía noción del tiempo. Estar allí me había parecido eterno.

Pude ver que aquel lugar estaba echo de ladrillos, sí eran paredes de ladrillos. Estaba dispuesta a notar cuanto detalle fuera para cuando lograra escapar ir y delatarlo a la policia. De pronto me dio un susto atroz.

Cuando me escapara..... y si no lograba pasar eso?
Traté de serenarme y saqué fuerzas para hablarle.

-Porfavor..... quiero irme a mi casa..... no le diré nada a nadie, no iré a la policia, solo dejame ir..... -dije tragando saliva.
Tengo las piernas lastimadas, la ropa rota y sucia, quiero que me dejes ir.

Lo ví acercarse, y volví a sentir aquel miedo horrible que hacía que me tragara las palabras.

-No iras a ninguna parte Daiana.

Me llamaba por mi nombre... Dios mio, me llamaba por mi nombre. Me recorrio un temblor por todo mi cuerpo y sentia unos deseos inmensos de correr, sin poder hacerlo. Estaba tratando de reponerme de aquellas palabras cuando volver a escucharlo me enfermo todo mi ser.

-Estoy muy enojado contigo, no sé porque demonios te cortastes el cabello.

Me quede boquiabierta, espantada, petrificada, aquel hombre encapuchado habia estado mirándome, vigilándome, siguiéndome. De pronto mi memoria se refrescaba. La ventana abierta, los pasos, la incertidumbre de sentir que alguien me miraba. Y todo quedó comprobado cuando por la rendija de la puerta entró el perro, el mismo perro que se me acercó en el bosque, el mismo que había estado en mi casa aquella noche, ahi cai en cuenta que el silbido lo habia hecho el, y me quedé totalmente petrificada.

Me horrorize tanto que me volvi a sentar en el suelo como minutos antes habia estado. No quise hablar más y opté por quedarme callada.

SECUESTRADA (PARTE 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora