Me queria morir

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Tiró del abrigo, lo miré, me fijé en su pecho muy buen formado, tenia perfectas abdominales, pero no tarde en darme cuenta, el tatuaje, el tatuaje de la letra K en su cuello. Cogi el cojin apretándolo con fuerza entre mi pecho y desee morirme, no me atrevia a miralo a la cara, el cuerpo me temblaba fuertemente, el corazón lo sentia alborotado, la respiración me faltaba y empezé a llorar.

Levanté un poco la mirada y ví como le corrian las lagrimas por su mejilla.

-Daiana, perdóname, -dijo sin poder casi hablar.

Estaba muda, se me habia caido el mundo encima, hace unos  minutos era la mujer mas feliz de la vida y ahora era la mas infeliz, la mas desdichada.  No podia creerlo. De pronto me pasaron miles de pensamientos, malos recuerdos por mi mente, me sentia morir, queria gritar, queria salir corriendo de aquel lugar, pero me abía quedado sin reacción alguna.

Me habia acostado con mi secuestrador, habia hecho el amor con mi violador, con el hombre que me habia obligado a estar con el, que me abia tenido cautiva en contra de mi voluntad, que me abia marcado los dias de mi vida, que me amenazaba con golpearme si no hacia lo que el queria, que me habia cojido por el cuello y habia tirado contra la pared, que me abia llevado arrastras por el pelo a aquel calabozo, el mismo que habia escalado mi casa, que me amenazaba con mensajes en las paredes, el mismo que me decia ahora te amo Daiana.

Me dio un dolor en mi corazón, sentia un frio en mi pecho, me sentia morir, las piernas no dejaban de temblarme, me habia dado un buen golpe, uno que jamas hubiera deseado, como pudo?, como se abia atrevido a engañarme con algo tan serio.

-Daiana, Daiana -dijo sacándome de mis pensamientos.

Quise levantarme de la cama, pero el me sostuvo fuertemente de la mano, obligándome a sentarme otravez.
Sentia mucho miedo, tenía pánico de el, ya lo conocia muy bien cuando le daba coraje, cuando estaba enojado, se le iba la voz, hablaba pesado y ronco, se ponia violento.

-Daiana, Daiannaaaaaa..... -grito al ver que yo estaba petrificada, en estado de shock, que no reccionaba.

Lo miré con las mejillas desbordadas de lagrimas, pero la voz no me salia.  Aclaré el llanto en mi garganta y al fin hablé.

-Como pudistes Keinan?

-Daiana te juro que iba a decirtelo.

-No ibas a decirme nada, nunca tuviste la mas mínima intencion de hacerlo, eres un mentiroso, te aprovechastes de mi, me engañastes, porque Dios mio, porque? -dije estallando en llanto.

-Déjame explicarte.

-Por Dios, aqui no hay nada que explicar -dije muy dolida.
-Me das asco Keinan, no quiero verte, no quiero saber de ti. -decia ahogada en llanto, no podia con tanto dolor.

-Daiana. -decía desesperado

Empezaba a ponerse ronco, señal de que se enojaba y eso me asustaba mucho.

-Tienes dos órdenes de arresto Keinan, la policia te busca, eres un fugitivo de la ley -grité histerica.

-Daiana -dijo apretándome fuerte las manos.
-mirame cuando te hablo -decia obligándome a mirarlo.

Me halaba fuerte hacia el, queria obligarme a escuchar cosas que yo no queria.  Lo mire con repugnancia.

-Te amo bonita, te juro que te amo, perdóname,  perdóname porfavor.

-No, no, suéltame, quiero que me sueltes. -lloraba desconsolada tratando de soltar sus manos de las mias.

-Por Dios, no quiero perderte otravez, no quiero que me dejes. Escúchame por favor.

-Estás loco, estás obsesionado, me has engañado, me mentistes -decia bastante afectada.

Lo miré, el tambien estaba llorando, se veia bastante desesperado, pero no confiaba ya en él. Sus lágrimas no me conmovian.

-Suéltame Keinan, suéltame -le gritaba

Empezé a forcejear para que me soltara ya que no me dejaba ir, le imploraba con la mirada. Ya no podía con tanto dolor.

-Que quieres?, que te suplique?, que me inque de rodillas, si es eso lo haré, te lo juro, pero no me dejes por favor -decia al tiempo que se arrodillaba en el suelo, al borde de la cama.

-Estas loco, dejáme ya en paz, me lastimas, suéltame por favor, -dije logrando que soltara por fin mis manos.

Se levanto del suelo como un loco cuando vio que yo tambien me habia levantado para irme y se interpuso en mi camino.  Empezé a vestirme rápidamente, queria salir de alli, irme, no volverlo a ver mas en mi vida. Estaba parado frente a la puerta, no me queria dejar salir.

-Déjame pasar Keinan.

-No vas a ningun lado Daiana -dijo en medio de la puerta.

-Sal de la puerta, te lo suplico, estoy bastante afectada.

-Entonces cálmate porfavor. -decia desesperado

Aproveché el momento cuando se movio de lado y abri la puerta saliendo casi por detras de el, iba por la sala cuando supe que venia detrás de mi. Al parecer no se percataba de su desnudez, estaba solo con una camisilla negra, nada mas. Estaba totalmente desesperado.

-Daiana

Intente abrir la puerta sin resultado alguno, ya que el con sus manos la empujaba fuertemente para no dejarme salir.

-Me vas a secuestrar otra vez? -grite histérica
-Te vas a rasurar la cabeza como lo hacias y te vas a tapar tu cara de loco mentiroso detras de una capucha?, es lo que vas hacer Keinan?

-Quiero que te calmes, que hablemos porfavor, cálmate Daiana, estas muy alterada.

-Como quieres que me calme?, como? -dije estallando en llanto, tirándome contra la pared, estaba ahogándome en mi propio llanto.

Ví que lloraba tambien.  Seria remordimiento, no creia en su arrepentimiento, si era que decia tenerlo.

-Dejame pasar, dejame irme por mi voluntad por favor -se lo implore llorando como una niña.
-no quiero volver a verte -le dije una vez mas.

-Porfavor. -dijo él

-Me haz traicionado vilmente. Me haz roto el corazón Keinan. -dije mirándolo a la cara sin querer hacerlo.

Se paso la mano por los ojos secándose las lagrimas y tragó con dificultad.

-No Daiana esta es tu casa, el que se tiene que ir soy yo.

Soltó la puerta, se dirigio al cuarto y empezó a vestirse.
Yo seguia llorando con un sentimiento en mi corazón que jamás habia sentido en mi vida.

Lo vi salir del cuarto. Se habia puesto el pantalón y se abia dejado la misma camisilla negra.  Ya el abrigo no lo necesitaba, para que ponérselo.
No podia dejar de ver lo apuesto que se veia en camisilla, con sus brazos fuertes y su lindo trasero. Sacudi la cabeza, para dejar salir aquel pensamiento y lo miré por última vez.

Tenía la cara desencajada.

-Daiana porfavor, déjame explicarte, -parecia que lo intentaba por última vez.

-No Keinan, ya nó.

Hizo un gesto con su boca, se secó las lagrimas con el abrigo y caminó hacia la puerta.
Tardé en escuchar el auto encenderse, pero lo había hecho. Fue cuando pude entrar en tiempo. Me dejé caer de rodillas en el suelo y empezé a llorar como jamás lo abía echo.

SECUESTRADA (PARTE 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora