Capítulo 18

46 2 0
                                    

—Así que dime, Fuminori. ¿Quieres volver a tu antigua vida? ¿Quieres recuperar lo que perdiste en el accidente?
Yo...

»»Ya no lo necesito.

En aquel día terrible cuando por primera vez abrí los ojos después del accidente, ¿cuál habría sido mi respuesta. Cuando piense en este día dentro de muchos años, ¿desearé que mi respuesta hubiera sido diferente? No importa. Aquí, en este momento, no hay duda alguna en mi mente.

—¿Quién era? —pregunté a Saya, mirando las inidentificables piezas del monstruo.

—Un hombre que vivía al lado. Aunque no sé su nombre.

—Oh, así que era Suzumi-san.

No era un extraño, por supuesto. Había hablado con él bastantes veces, e incluso nos tratábamos de forma amigable antes del accidente. Y ahora, lo he matado con mis propias manos.

No lo lamento. Suzumi-san, el amable pintor que vivía al lado, no es más que un recuerdo lejano. Los trozos de carne a mi alrededor, por el contrario, pertenecían a una abominable criatura cuya mera existencia era nauseabunda. Sólo podía encontrar alivio matando a esa alimaña. Se quejó de que mi patio estaba sucio o algo, ¿no? Ese cerdo. No importa lo que Saya hizo. No valía la pena que siguiera vivo de todos modos, una carga menos.

Honestamente, eso es lo que siento. Aunque la sangre de un hombre cubre mis manos, estoy completamente tranquilo. Ahora sé lo que perdí en el accidente. Saya dice que puedo recuperarlo, pero yo sé que no puedo. Se ha ido para siempre, como la vida de un hombre llamado Suzumi.

—Oye, Saya... Ningún médico podría solucionar mi problema, sabes.

—¿Fuminori?

—Puedes hacer fácilmente lo que ningún ser humano es capaz de hacer. No eres humana, ¿cierto?

Saya mira hacia otro lado, con una expresión indescifrable. Todo aparece deformado ante mis ojos, solamente Saya tiene un aspecto normal. Pensé que de alguna manera ella era la excepción. Sin embargo, estaba equivocado. Yo la veo igual que yo todo lo demás: como algo completamente diferente a lo que realmente es.

Veo a Saya así debido a cómo soy yo, tal como dije hace un momento. No hay nada de qué extrañarse.

Me pongo de pie y camino hacia el cadáver desmembrado de Suzumi.

—Leí un manga hace mucho tiempo... Se trataba de un hombre que se recuperó de un accidente sólo para encontrar que ya no podía ver el mundo tal como era. Algo así como yo.

Finalmente me doy cuenta de que, a pesar de que el hedor de la carne de estos monstruos me revuelve el estómago, su sangre y tripas huelen muy bien; de hecho, conozco bastante esta fragancia.

—Él veía a las personas como rocas y a los robots como mujeres hermosas. Y así se enamoró de un robot que no era ni remotamente humano.

Recojo el cuchillo, tomo uno de los pedazos del cuerpo de Suzumi, y empiezo a quitarle la piel y los tendones.

Ah, como pensaba. Lo que hay debajo se ve exactamente igual a lo que Saya y yo hemos estado comiendo.

—Hey, esto se ve muy bien. ¿Por qué no lo comemos?

—Fuminori...

—Oh, lo siento. No estás de ánimo para eso, ¿cierto? Ya que está muerto, sin embargo, la carne es carne. Sería un desperdicio tirarlo a la basura, ¿no? Vamos a ponerlo en la nevera.

—¿Estás... conforme con eso?

—Claro —le respondo con facilidad. Ya no hay lugar para dudas en mi mente, después de todo.

Saya No UtaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora