Capítulo 1

233 9 1
                                        

—OhYgE GhÑia. ¿QuKé HuIpphFyM PrwUKnaf? —murmura el palpitante bulto de carne.

—¿GuLpÑ? ¿SHíYTRjÑIpRjYt LhxCbÑ?

—JAJA, GlFghgRTfJBHjhvy AlOgRaNhbVSKg QJiKKubnHA fUrdad?

Tres criaturas similares están sentadas frente a mí, sorbiendo lodo sucio de sus vasos mientras intercambian quejas, gruñidos, y sonidos que apenas podría describir.

—OOhYgE. ¿HlnfrdpHVHGnmYU NKgcJKJ?

—¿VknJnKMbKNM, NmoIUbbYT,L?

—BgIMIbnUfUMbg. niHvKU, pAsJHAA PmRiMo.

Escuchando atentamente, soy capaz de percibir algo de su conversación. Esto apenas me permite evitar que aumenten sus sospechas.
Puedo quedarme fuera de la conversación mientras hablen entre ellos, pero no puedo ignorarlos si me hablan a mí. Por más horrendos que se vean, son mis "amigos", según parece.

Quisiera negarlo, por supuesto, pero hace ya mucho tiempo que me di por vencido.

Cada noche, me iba a dormir deseando que esto terminara siendo solamente una pesadilla. Pero cada mañana me despertaba en un mundo tan horriblemente deformado como el del día anterior. Tengo que convivir con ellos, mientras actúo como uno de ellos. Seguiré actuando así por el resto de mi vida, tal y como lo he hecho estos últimos tres meses.

—¿Eh, BHkYGbdmk? ¿pTErObk, NJvkjMBT?

—HlKuEY KMNGUYknMUkyMN. nYtfNFtyMItikYUT, NUFCJyKkyurJyjhku.

A juzgar por su tono, éste debe ser Kouji. Y quien está a su lado, chillando más que los otros, es probablemente Oumi.
Lo que significa que quien está a mi lado debe ser Yoh, aunque ya no puedo percibir ninguna de sus finas facciones. Hago lo posible por ignorar el olor podrido del excremento que sale de su carne palpitante.

—HnoJB@BmhlksJhGfGfbhg, MMMASASFkgfrYGNFAD. LOU 3go, NkoERhg.

—NNjhk....hujKNtIUYjJVeds. bJRbhEhUJrted.

—CméjgHO, né? PALXSzAgasje. NKMNKGWEÑLNJÑASvfyadvlhaoVCOgtuk.

Todo ha cambiado por completo.

Aunque todo parece diferente para mí, mi relación con el mundo sigue siendo la misma. Estas criaturas eran parte del mismo club universitario que yo, y solíamos ser muy buenos amigos. Por dios, si hasta íbamos a esquiar todos los inviernos.

Ahora, estos no son más que buenos recuerdos de días que nunca volverán. Si todos incluyendo mis amigos se hubieran olvidado de mí, podría haber sido capaz de desconectarme del mundo. Sin duda, es mejor eso que acabar loco pensando que unos alienígenas me han abducido y llevado a otro planeta.

Pero esto es, indudablemente, el Japón en donde yo me he criado y crecido todos estos veinte años. Aunque yo ya no lo puedo ver así.
Ya no reconozco el mundo. Ya no tengo un lugar al que pueda llamar hogar.

—NyhXDiu... nuyVDRjk. GolTUbFHimb, ¿Yorh?

—Htgh, nnfuYRJOyoglLÑPÑ. BYJWOLjsagolGY.

—PeTjULIi jhuou... ksouiNshuoau.

A lo que iba, que no me importa de lo sea que estén hablando, me es irrelevante. Me estaré quieto y haré como que escucho.
Y entonces...

—¿Tú qué opinas, Fuminori? —Uno de los bultos de carne me mira con sus ojos inyectados en sangre. Me está hablando.

—¿Sobre... qué?

Trato desesperadamente de contener mi repugnancia y comportarme con normalidad... pero mi voz ronca arruina el intento.

—Eh, sobre el viaje. ¿Vendrás... cierto?

Un agujero viscoso en la parte superior de la criatura se retuerce asquerosamente mientras vomita algo parecido a palabras. Así que eso debe ser la cabeza, cara y boca de Kouji; o más bien, lo que habría visto como tal hace tres meses.

—No lo sé... —Doy una respuesta neutra y aparto mis ojos de esa criatura que soy incapaz de mirar.

—¿Tienes otros planes?

—Pues, no.

Kouji era uno de mis mejores amigos, al igual que todos los están aquí presentes. Todos eran un tesoro para mí, y una de ellos incluso había deseado ser más que una amiga. ¿Cuántas noches he pasado llorando en soledad, lamentándome por los amigos que ya no existen? En tres meses he llorado lo suficiente como para dejarme seco, y ahora en mí sólo queda aborrecimiento. Rodeado de criaturas carnosas que sólo puedo suponer sean Kouji, Oumi y Yoh, paso todos los días tratando de actuar como siempre he hecho. Si fallo en esto, probablemente seré enviado de vuelta al hospital.

Y ésta vez, me encerrarán para siempre. Jamás dejaré que eso pase.

—Un poco de ejercicio físico no supondrá ningún problema para tus lesiones, ¿no?

—No lo sé, se lo preguntaré al médico durante mi revisión.

Estoy en mi límite. No puedo verlos o escuchar sus horribles voces por más tiempo. Pierdo la paciencia y me levanto.

—¡Oye, Fuminori...! —El bulto escupe una baba viscosa que antes se retorcía en su boca. Trato de taparme, pero ya es tarde para impedir que salpique toda mi cara como la yema de un huevo podrido.

Estoy por mandarlo todo a la mierda. Quiero agarrar una silla, un escritorio, cualquier cosa a mi alcance, y utilizarlo para destruir la vida de esta criatura, acabar con todo. Apenas reprimo el impulso.

Tengo que evitar levantar sospechas. Da igual cómo se vean ante mis ojos, este es su mundo y yo soy un extranjero aquí.

—Como he dicho, hoy es mi revisión médica. Tengo que irme.

Trato de fingir una sonrisa, pero no estoy seguro de que funcione. Metiendo la mano en mi cartera, saco el primer billete que encuentro y lo pongo sobre la mesa sin mirarlo. Probablemente sea suficiente para pagar la bebida que pedí, no me importa el cambio, lo único que quiero es largarme de aquí cuanto antes.

—Hasta luego.

Me voy como si corriera para salvar mi vida.

No estoy loco.

Saya No UtaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora